Elecciones 2024
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No será igual el recibimiento que dieron los banqueros en su convención del año pasado al entonces candidato, no favorito de la mayoría ahí presente, Andrés Manuel López Obrador, que la manera como hoy van a acoger al presidente de la República.

El tibio aplauso del año pasado, y de seis años atrás, habrá de convertirse esta tarde en una ovación de pie al mandatario. Porque las cosas cambian y ahora cambiaron mucho.

No habría razones para una relación tensa. De entrada, porque la industria bancaria no es suicida y porque el gobierno que inicia ha mostrado interés en usar a la banca privada como instrumento de dispersión de sus programas asistencialistas.

Además, ya en ese lenguaje a veces poco sutil de la política de la 4T, los bancos que operan en México ya recibieron un mensaje claro antes de iniciar este gobierno con aquella iniciativa lanzada desde el Senado para tratar de obligar a estas instituciones financieras a prestar sus servicios de manera gratuita.

Dicen que fue una forma de rebelión del líder de Morena en el Senado, Ricardo Monreal. Dicen que fue una jugada planeada desde el mismo poder presidencial. Lo cierto es que hoy los banqueros le deben al presidente López Obrador el hecho de que esa iniciativa para limitar las comisiones bancarias esté en el congelador.

Es lógico que haya banqueros con las manos enrojecidas de aplaudir y que se digan más que dispuestos a sumarse a la 4T. Hay algunos que se avientan la puntada de decir que están muy emocionados con la política económica actual y que ellos ya vieron que sí es posible crecer 4% anual.

Aunque afortunadamente hay otros que, con todo respeto, piden al actual gobierno que se respete el Estado de Derecho y la estabilidad macroeconómica para que se pueda dar el crecimiento esperado.

El que puede que no haya cambiado tanto es el propio López Obrador. Lo cual, en todo caso, será un acto de congruencia.

En esa misma tribuna de la Convención Bancaria, López Obrador les dijo a los banqueros, tanto en el 2012 como en el 2018, que era fundamental la participación de estas instituciones financieras para aumentar la cobertura bancaria.

Es parte de su discurso, que seguramente podrá recuperar, que al menos 1,000 municipios del país, que constituyen 60% del territorio nacional, no tienen presencia de la banca.

Su interés, explicó en campaña y seguramente lo detallará el presidente, es que la banca privada ayude a la dispersión de los recursos de sus programas sociales. Ya hay bancos que hoy están muy contentos y otros un tanto frustrados con ese tema. Pero quizá hoy será un buen día para que el presidente explique la siguiente jugada con la banca: su estrategia crediticia.

López Obrador quiere que el gobierno federal participe como aval en el otorgamiento de micro créditos de la banca a las personas de menos recursos. El planteamiento presidencial es que los bancos privados se animen a prestar y su gobierno ponga la garantía.

Todo con plena certeza de que no se afectará de ninguna manera al negocio bancario, nada de iniciativas antibancos, nada de expropiaciones ni nacionalizaciones. Un trabajo conjunto con estos financieros. Y con la promesa de estabilidad macroeconómica todo el sexenio.

Por eso, no culpe a los banqueros si hoy en la clausura de su convención se levantan, aplauden y hasta dejan salir una pequeña lagrimita de felicidad.