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México es la prueba viviente de que se pueden generar miles de empleos y, al mismo tiempo, vivir una situación que requiere cirugía mayor en el mercado laboral.

En nuestro país, hay alrededor de 9 millones de personas que participan en  las actividades productivas en “ condiciones críticas” Trabajan hasta 35 horas a la semana, sin alcanzar el ingreso equivalente al salario mínimo o laboran más de 48 horas a la semana, pero no pueden generar ingresos mayores a dos salarios mínimos.

En México, hay más de 30 millones de personas que trabajan en la informalidad y más de 2 millones de desempleados, de los cuales 662,000 son jóvenes.

Hasta aquí sólo tenemos estadísticas. Detengámonos un poco en ellas. Tener más de 30 millones de personas en la informalidad, quiere decir más de 30 millones de individuos sin derechos laborales. No tendrán cobertura en caso de enfermedad ni ingresos ciertos en el momento de su retiro. Los trabajadores informales en México constituyen 56% del total. Son un grupo más numeroso que los formales.

Cuando el Inegi publica las cifras de empleo, se pone poca atención al informe completo. Allí nos dicen que más de 7% de nuestra fuerza laboral está subempleada. Son más de 4 millones que no pueden realizar todo su potencial productivo. Vayamos más allá de la estadística. Imaginen lo que es trabajar más de 48 horas a la semana y ganar menos de 204 pesos diarios. Piensen, también, en aquellos que trabajan hasta 35 horas semanales y no alcanzan a generar ni 102 pesos al día. Trabajar mucho o muchísimo pero ganar poco o muy poco. Es todo un drama, pero no crean que se trata de una pequeña anomalía. Son más de 9 millones de personas, dice el Inegi. Si fueran una entidad federativa, serían más grandes que Jalisco o Nuevo León.

Con todo lo anterior en mente, vale la pena dedicarle un momento a las cifras de empleo del primer trimestre del  2019. En el periodo se generaron 269,143 empleos formales. El presidente propone que veamos en esta cifra un dato muy positivo y nos pide que lo comparemos con el promedio de los empleos generados en el primer trimestre de los últimos 10 años, 259,744.

AMLO no menciona que la tendencia de generación de empleo va a la baja. Esto comenzó a manifestarse a mediados del año pasado, marzo fue especialmente pobre, sólo 48,515 empleos formales adicionales. El presidente tampoco se ocupa de un tema crucial: la mayor parte del empleo que se genera en nuestro país es de baja calidad.

Los próximos meses serán complicados por la desaceleración económica y aterrizaje en México de tendencias mundiales como la automatización y la robotización, que afectarán los empleos que conocemos. Vendrá la reforma laboral y una nueva fase del programa de empleo para jóvenes. El gobierno seguirá hablando de las grandes cifras y buscará el enfoque más positivo para su causa. Todo vale, menos olvidar a las informales, a los desempleados, los subempleados y a los que tienen empleo en condiciones críticas. Pasar de la estadística a la situación humana es condición necesaria para generar empatía y mejores políticas públicas.