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En lenguaje coloquial del español que hablamos en México, de unos años para acá, se usa el dicho “Se lo cargó el payaso” o “Ya me cargó el payaso” para expresar circunstancias que nos son adversas: te carga el payaso cuando tu novia, esposa o amante te descubre con otra; me carga el payaso cuando la empresa donde trabajo juzga que mis servicios laborales son prescindibles y me da las gracias (de nada). También la frase se ha hecho popular para designar la meme eterna —eufemismo usado para aludir a la muerte—: “Maestra, no vine porque a mi abuelita se la cargó el payaso”. Como quiera que se use la expresión, denota una desgracia, un accidente, algo indeseable que le ocurra a alguien.

Según mis asesores la precitada expresión deviene de una película, del año 1990, llamada It, en inglés y que en México se conoció con el nombre de Eso, El payaso asesino. Está basada en una novela de Stephen King. Trata de un monstruo, llegado hace millones de años a la Tierra en un asteroide, donde permanece hibernando, hasta que siente hambre y ganas de volverse aterrador. Como tiene la cualidad de tomar la forma que él desee se convierte en payaso para llamar la atención de los niños a los cuales seduce y los lleva a su escondite. Precursor del Chapo Guzmán, a su escondite se entra por una alcantarilla; una vez adentro, el payaso carga a los chavos de un modo especial y los hace volar para luego mutilarlos y matarlos. Después se los come. Saciada su hambre y calmado su afán terrorífico, el monstruo, despojado de su forma de payaso, vuelve a su ciclo de hibernación donde espera que los productores del film junten el dinero necesario para hacer la segunda parte que, según dicen, filmarán en el 2017.

Tony Tambor

En Hermosillo, Sonora, el domingo 20 de marzo, un grupo de vecinos de la colonia Oasis Lantana se organizó para hacer de su calle un salón de fiestas donde celebrar el primer año de vida de una niña. Asistieron niñas y niños desde la edad de la cumpleañera y hasta los siete años. Para que el festejo tuviera más realce y diversión fue contratado Marco Antonio Vázquez, payaso que actúa con el nombre de Tony Tambor y que goza de prestigio en la ciudad.

Las niñas y los niños jugaron con Tony el juego de la papa caliente. Un niño perdió y el payaso le dijo que volviera a su lugar y se sentara para proseguir con los juegos. Según el payaso —ayer hablé con él— sólo le indicó que se sentara porque había perdido. Perder le dio mucho coraje el infante que se puso llorar. Según la mamá del perdedor, Tony Tambor le hizo bullying a su hijo porque le dijo “chamaco feo”. Madre e hijo se retiraron de la fiesta y se fueron a su casa —imagino que viven en la misma calle.

Este redactor se enteró del incidente por medio de las páginas noticiosas virtuales. Enseguida hablé con mi amigo Iván Vega, el payaso Bobo, quien ya estaba al tanto de los hechos porque es buen amigo de Tony Tambor. Me dijo que es un payaso con muy buena reputación en Saltillo y lo considera incapaz de hacerle burla a un niño porque eso va en contra de la ética.

En su casa, la señora Myriam Rivera Ojeda, así se llama la mamá del niño perdedor, se comunicó telefónicamente con un hermano que es policía —ese día descansó—Héctor Manuel, quien estaba chelebrando —neologismo que significa celebrar tomando chelas— con unos compañeros de su equipo de beisbol el triunfo alcanzado.

Indignado por los insultos del payaso hacia su sobrino, que no por ser feo deja de ser su consentido, él y sus amigos todavía con el uniforme de beisbolistas y con la euforia alcohólica tomaron los bates y se dirigieron al lugar de la fiesta, donde sorprendieron a mansalva al payaso propinándole una paliza rematada con batazos. Los dos ayudantes de Tony también fueron golpeados.

Al día siguiente, Héctor Manuel Rivera Ojeda fue despedido de la corporación policiaca; a los demás agresores no se les ha hecho nada. Como dije antes:

me comuniqué con Tony, me dijo que sufrió desprendimiento de retina y sólo tiene 25% de visión en el ojo golpeado; uno de sus ayudantes también tiene desprendimiento de la retina y el otro golpes en todo el cuerpo. Me comentó el payaso que cuando estaba en el suelo recibiendo tremenda paliza, la señora Myriam le dijo: “No sabes con quién te metiste. Si se los pido, te matan”.

Se calcula que para tratar de salvarle el ojo a Tony y curarlo a él y a sus dos ayudantes de los golpes recibidos son necesarios 80,000 pesos. La parte agresora sólo está dispuesta a dar 15,000 pesos. Además, tienen tal reputación de malandrines en la ciudad que el mismo abogado de Tony le aconseja aceptar lo que le ofrecen para quedar en paz con ellos.

El lunes siguiente al día de la agresión hubo una manifestación de payasos exigiendo justicia y pidiendo alto a la violencia. Varios de los manifestantes han sido amenazados de muerte.

Si algún lector desea ponerse en contacto con Tony, está en Facebook como Tony Tambor (Marco Antonio Vasquez [sic] Soto).