De carácter frívolo, el emperador Maximiliano de Habsburgo creía que impulsando ‘leyes justas’ podría gobernar México y traer felicidad
A bordo de la fragata SMS Novara, el archiduque de Austria, Maximiliano de Habsburgo, desembarcó en el puerto de Veracruz el 29 de mayo de 1864, dispuesto a convertirse en el nuevo emperador de México.
Pese a ser hermano del emperador Francisco José de Austria-Hungría y el siguiente en la línea de sucesión, Maximiliano renunció a sus derechos al trono al viajar a México.
Su decisión de tomar el poder se vio influenciada en 1863 por conservadores nacionales apoyados por las tropas francesas invasoras, quienes le aseguraron mediante un plebiscito que la mayoría de los mexicanos lo deseaban como jerarca, cuando en realidad, el apoyo solo provenía de los territorios dominados por los franceses.
De carácter frívolo, el emperador Maximiliano de Habsburgo creía que impulsando ‘leyes justas’ podría gobernar México y traer felicidad. Como muestra de su entusiasmo ordenó la construcción de museos, en tanto que su esposa Carlota Amalia organizó fiestas benéficas.
Sin embargo, su mandato resultó más liberal que conservador, pues se rehusó a levantar la tolerancia de cultos y devolver los bienes nacionalizados de la iglesia. También abogó por eliminar el trabajo infantil, los castigos corporales en el trabajo y las largas jornadas laborales.
Ante sus decisiones, los conservadores y las tropas francesas le quitaron poco a poco su apoyo, hasta que tres años después de su llegada a México fue capturado y apresado en Querétaro junto con los generales Miguel Miramón y Tomás Mejía.
Finalmente, una corte marcial encabezada por el general Mariano Escobedo ordenó su fusilamiento en el Cerro de las Campanas el 19 de junio de 1867.
Sus últimas palabras fueron para su esposa y su último pensamiento estuvo encabezado por su madre:
“Mande este recuerdo (un reloj con la imagen de Carlota) a Europa a mi muy querida mujer, si ella vive, y dígale que mis ojos se cierran con su imagen que llevaré al más allá. Lleven este a mi madre y díganle que mi último pensamiento ha sido para ella”, expresó.
El cuerpo del emperador Maximiliano fue llevado a la Ciudad de México y posteriormente repatriado a Austria.
Con información de López-Dóriga Digital