Trudeau, informó Presidencia en un comunicado, afirmó que se mantiene optimista en lograr un Tratado de Libre Comercio que beneficie a los tres países
La tarde de este jueves, el presidente Enrique Peña Nieto sostuvo una llamada telefónica con el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, para intercambiar impresiones sobre las negociaciones del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), que transcurren entre los gobiernos de Canadá, Estados Unidos y México.
Trudeau, de acuerdo con un comunicado de Presidencia, afirmó que se mantiene optimista en lograr un Tratado de Libre Comercio que beneficie a los tres países.
Ambos mandatarios coincidieron en que Canadá y México deben conservar la estrecha comunicación que hasta ahora han sostenido.
Eduardo Sánchez Hernández, vocero de Presidencia, aseguró que México no renegociará el TLC con presiones ni en condiciones que no beneficien al país.
Trudeau señaló que la lógica de Donald Trump es “muy débil”, luego que el mandatario estadounidense impusiera aranceles a la importación de automóviles.
Por su parte, el embajador de Canadá en México, Pierre Alarie, indicó que ambas naciones deben permanecer juntas y “resistir” en la renegociación del acuerdo comercial.
“Debemos trabajar juntos Canadá y México porque estamos enfrentando el mismo reto”, declaró.
El vocero de Presidencia señaló que nuestro país tiene a un equipo de negociadores experimentado por lo que no pretenden caer en desesperación y precipitarse ante las presiones de Trump.
“Que quede claro, de llegar a un acuerdo será aquel que realmente beneficie al país, si no existen estas condiciones México no va a avanzar”, aseveró.
El señalamiento de Hernández tuvo lugar después de que Estados Unidos comenzara una investigación sobre las importaciones de autos y señalara que esto representa una amenaza a la seguridad nacional.
En Canadá aseguran que es “inconcebible” la posibilidad de que el país enfrente una amenaza a la seguridad nacional de Estados Unidos, quien es uno de sus principales socios, por lo que consideran que la verdadera razón de la investigación ordenada por Trump puede ser buscar repetir la fórmula que siguió con las importaciones de aluminio y acero, a las que se impusieron aranceles tras la investigación.
La investigación tampoco es muy popular en Estados Unidos, al menos en los sectores más familiarizados con el tema. La Cámara de Comercio de dicho país aseveró en un comunicado que se opone totalmente a que el gobierno de su país investigue si las importaciones de vehículos y algunos de sus componentes representan una amenaza a la seguridad nacional.
“El sector del automóvil prospera más que nunca. La producción se ha duplicado en la última década, exporta más que cualquier otro sector y emplea casi 50 por ciento más estadounidenses que en 2011”, dijo el gremio comercial.
Incluso los senadores republicanos, del mismo partido que llevó a Trump a la Casa Blanca, criticaron la posible imposición de aranceles porque en la práctica supondría un impuesto a los consumidores estadounidenses.
Ron Johnson, senador republicano por Wisconsin, criticó que la administración Trump este utilizando a la seguridad nacional como pretexto, cuando realmente se trata meramente de un tema económico.
Sin embargo, impulsados por informes sobre posibles aranceles a vehículos importados, grandes fabricantes de vehículos en Estados Unidos, como Ford y General Motors, reportaron ganancias en Wall Street.
El panorama para llegar a un acuerdo pronto es desalentador. Así lo han reconocido Ildefonso Guajardo, secretario de Economía en México, y su contraparte estadounidense Steve Mnuchin.