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Jirafifíta y Cancún
Foto de SEDEMA_CDMX

Hace unos días nació una jirafa en el zoológico de Chapultepec, por los que las autoridades del Gobierno de la Ciudad de México convocaron a un concurso con el fin de que la gente propusiera y votara en línea para elegir el nombre ideal para ella.

Un popular tuitero llamado @Vampipe propuso llamarla “Jirafifíta”, aludiendo al término “fifí” que hizo popular el actual presidente Andrés Manuel López Obrador, y convocó a votar por ese nombre.

Finalmente, “Jirafifíta” resultó ser el favorito de la mayoría de las personas que votaron, por lo que resultó ganador, y ahora el nuevo habitante de este zoológico fundado en 1923 será bautizado con ese nombre.

Pero no es la primera vez que un animalito del Zoológico de Chapultepec, que tiene más de 5 millones de visitantes al año, recibe un nombre con cierta carga política.

¿Usted se acuerda o ha oído hablar del pequeño “Cancún”?

El primer panda que nació fuera de China

El 21 de julio de 1981 nació en ese zoológico el segundo panda mexicano (la primera, nacida el 10 de agosto de 1980, murió trágicamente una semana después cuando su propia madre, exhausta de cuidarla, cayó dormida sobre ella y la aplastó).

Contra todo pronóstico, “el pequeño panda de Chapultepec” (como sería inmortalizado en una canción interpretada por Yuri) logró sobrevivir y de inmediato llamó la atención en todo el mundo por tratarse del primer miembro de su especie que nacía en cautiverio y de manera natural fuera de China.

Hasta entonces existía una “tradición” por bautizar a los pandas con nombres chinos, la cual se rompería con este animalito chilango que sorpresivamente recibió el nombre de “Cancún”.

La reunión Norte-Sur

En ese entonces, el presidente de México era José López Portillo, quien por esas fechas sería el anfitrión de la “Cumbre Norte-Sur”, una importante reunión internacional a la que asistirían los líderes mundiales más importantes de la época, como Ronald Reagan, de Estados Unidos; Margaret Tatcher, de Inglaterra; e Indira Gandhi, de India.

La reunión se llevaría a cabo en Cancún que, coincidentemente, también había sido el proyecto turístico más importante de ese caótico sexenio que estaba por llegar a su fin en medio de una crisis económica a la que todavía le faltaba vivir lo peor.

Así que cuando nació el pandita, a “alguien” se le ocurrió que sería buena idea inmortalizar al político, al destino turístico y/o a esa cumbre internacional con el nombre de “Cancún”, y así fue llamado este ejemplar durante los primeros días de su vida.

El cambio de nombre

Pero a la gente, que de inmediato se encariñó con el panda y que seguía sus “travesuras” todas las noches al final del noticiario nocturno, no le gustó el nombre y ejerció presión para que se lo cambiaran.

La propuesta tuvo más eco cuando empezó a correr la versión de que Cancún significa en maya “tierra de serpientes”, por lo que de inmediato las autoridades cedieron y convocaron a un concurso para ponerle nombre al pandita.

Niño en tarahumara

Las propuestas de nombres se recibieron en cartas, llegando más de 100,000 provenientes de todos los rincones del país. Un jurado, conformado por personajes como Mario Moreno “Cantinflas”, fue el encargado de revisarlas y votar por la opción que le pareciera mejor.

Así, el ganador fue un niño de Chihuahua llamado Parménides Orpinel, que propuso bautizar al panda con el nombre de “niños” en tarahumara: “Tohuí”.

Así, el niño recibió de premio un auto Volkswagen Sedán con detalles blancos y negros, mientras que el primer pandita mexicano recibió uno de los nombres más recordados por quienes vivieron esa generación: Tohuí, el pequeño panda de Chapultepec.

Fue así como ese animalito se libró de tener un nombre con carga política, aunque todo parece indicar que Jirafifíta no correrá con la misma suerte.

Con información de Carlos Tomasini