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El Periférico de la Ciudad de México… no es periférico
Foto de López-Dóriga Digital.

Desde el norte y el sur, una de las principales vías de acceso a la Ciudad de México es el Anillo Periférico, el cual también es una arteria importante para moverse a través de la capital.

Aunque tiene diferentes nombres durante su trazado, en realidad todos los chilangos lo conocen simplemente como “Periférico”, palabra que hace referencia a un círculo o la parte de un conjunto alejada de su centro.

Y es que, en un inicio, justamente esta larga avenida fue concebida como una vía que rodeara a la Ciudad de México para no tener que circular por el centro y, además, marcar sus límites.

Evidentemente hoy sabemos que el crecimiento desordenado de la metrópoli prácticamente dejó al Periférico en medio de la ciudad y no sirvió para delimitar su crecimiento.

Demos un repaso por la historia de esta vía que hoy hasta tiene dos pisos.

Imaginado en los años 20

La primera persona que tuvo la idea de construir un Periférico en la capital fue el arquitecto Carlos Contreras, el primer gran urbanista de la Ciudad de México en el siglo XX.

Desde finales de la década de los 20, él proponía un crecimiento ordenado de la Ciudad de México con vialidades, infraestructura y hasta transporte colectivo eléctrico, además de que concibió vías como el Viaducto y el Circuito Interior.

Con el Periférico, Contretas proponía la creación de una especie de “frontera” de la ciudad y esa vía llevaría a los automovilistas de un punto a otro sin necesidad de pasar por el complicado centro de la ciudad.

Su primer trazado original estaba muy cercano a lo que hoy es el Circuito Interior, pero en los años 50, cuando finalmente se empezó a construir el Periférico, el entonces Distrito Federal ya era tan grande que “las afueras” quedaban algo más lejos, es decir, en su ubicación actual.

El Periférico se inauguró por partes en la década de los 60, y coincidió con el desarrollo de zonas como Ciudad Satélite, que debería ser un concepto similar a los suburbios de Estados Unidos; sin embargo, la corrupción y el desorden gubernamental hicieron que en un par de décadas toda la zona entre la Ciudad de México y Satélite (y más allá) se llenaran de construcciones, colonias y todo tipo de desarrollos inmobiliarios.

La curva que se trazó para no molestar al expresidente

En el proyecto de los años 20, la idea de las laterales del Periférico –y de todas las vías que proponía Contreras, era aprovecharlas para transporte público, como los tranvías eléctricos, y por eso quedaron tan angostas e intransitables. Ya para mediados de los años 80 se llenaron de los microbuses, combis y camiones que hoy las convierten en un dolor de cabeza para millones de capitalinos.

Pero cuando se inauguró, en 1961, el tránsito en esa “vía rápida” no era problema, ya que el Distrito Federal contaba con una población menor a los 5 millones de personas y en las calles había solamente 180,000 vehículos.

En esas épocas (como en muchas otras épocas posteriores), en México era visto como “normal” que una escuela, una plaza o una calle llevara el nombre del presidente en turno, por lo que a nadie le sorprendió que la primera parte del Periférico fuera bautizada como “Bulevar Adolfo López Mateos”.

El dato curioso es que este mandatario era un gran aficionado a los coches, lo cual influyó en el impulso a la creación de vialidades y carreteras a lo largo del país. Inclusive, se cuenta que gustaba de darse sus escapadas para conducir autos deportivos a toda velocidad en el recién inaugurado Periférico.

Otro tramo de esta vía lleva el nombre de Manuel Ávila Camacho, quien fuera presidente de México entre 1940 y 1946. Él tenía una gran casa en los límites de Polanco y Lomas, pero el trazo del Periférico tendría que cruzar por sus terrenos.

Sin embargo, el Periférico terminó modificándose y por eso en la parte de Palmas no cuenta con carriles laterales y hay una pronunciada curva que millones de automovilistas capitalinos han padecido por lo menos una vez.

Un círculo sin cerrar

El nombre oficial de esta vía rápida es “Anillo Periférico” y en realidad nunca se terminó, ya que no cumplió con el objetivo de rodear la ciudad. Así que de “anillo”, solamente tiene el nombre, pues.

En años recientes, se hicieron intentos por “cerrar” el círculo con vías como el Circuito Exterior Mexiquense en el norte, pero en realidad el Periférico es una avenida que prácticamente sirve sólo para ir de norte a sur o viceversa.

Pero hoy, entre otras cosas, el Periférico es la principal vía para que millones de personas viajen del Estado de México a la Ciudad de México todos los días, provenientes de entidades vecinas como Naucalpan, Atizapán, Cuautitlán Izcalli o Tlalnepantla.

Pocos carriles, dos pisos

Como fue pensada para resolver el tránsito de los años 60 y no el de 50 años después, el Periférico pronto resultó una vía insuficiente, especialmente porque, a diferencia de otras avenidas similares en importantes ciudades del mundo, solamente tenía tres carriles centrales por cada sentido.

Fue así como a inicios del siglo 21, el entonces jefe de Gobierno, Andrés Manuel López Obrador, anunció un plan ambicioso –y que en ese entonces se antojaba hasta imposible– de crear un segundo piso en esa y otras vías rápidas de la Ciudad de México.

De esa manera, en enero de 2005, se inauguró el primer tramo de ese segundo piso, el cual se terminaría hasta el año pasado para que hoy se pueda viajar en él desde la entrada de la autopista a Cuernavaca hasta unos kilómetros antes del inicio de la Autopista a Querétaro (y viceversa).

Así, el Periférico de la Ciudad de México no es periférico porque ni es circular ni está en la periferia, pero tiene dos pisos y sigue siendo a ciertas horas un dolor de cabeza para millones de capitalinos que circulan por él.

Con información de Carlos Tomasini