El 90 por ciento de los camiones que entran a Ucrania llevan ayuda humanitaria, y el resto transportan mercancías para abastecer a los supermercados
El flujo de coches y transporte de mercancías saliendo de Ucrania se ha reducido, pero los camiones y furgonetas hacen varios kilómetros de cola para cruzar la frontera hacia territorio ucraniano, cargando ganado, fármacos, ayuda humanitaria y productos básicos para la población y los soldados.
El 90 por ciento de los camiones que entran a Ucrania llevan ayuda humanitaria, y como máximo un 10 por ciento de los vehículos transportan mercancías para abastecer a los supermercados. Los camiones de transporte de mercancías que salen de Ucrania lo hacen vacíos, ya no exportan productos ucranianos, explica un guardia fronterizo polaco desde el paso de Korczowa.
Antes de que se paralizara el comercio con Ucrania, este país era un proveedor líder de aceite de girasol, cereales, carne de pollo y maíz, pero la guerra hace que sea imposible sembrar en tierras ucranianas en el próximo período, una falta de cosecha que no solo impactará en los negocios ucranianos, sino también en los precios de estos productos en el resto de Europa.
La subida del precio del cereal hará más caros productos como el pan, la cerveza y las galletas, y el impacto de la guerra en el aceite de girasol se notará en los precios del champú o de mayonesa. La paralización de los negocios ucranianos se notará en los supermercados del resto del mundo, pero es mucho más obvia en la frontera ucraniano-polaca: ya no salen camiones con productos ucranianos.
Según el guardia fronterizo, se ha simplificado el proceso administrativo para cruzar la frontera lo más rápido posible para personas y vehículos, y la zona que hasta el 24 de febrero solo se destinaba al cruce de vehículos, se comparte hoy en día con la circulación de los civiles que llegan a pie desde Krakovets hasta Korczowa, desde Ucrania hasta Polonia.
Aunque la falta de corredores humanitarios y la intensificación de los bombardeos ha reducido el número de llegadas a Polonia esta semana, el paso de un lado al otro de la frontera ha llegado a tener las pasadas semanas “un atasco de tráfico humano de 30 kilómetros” de cola. Se les permitía entonces entrar en grupos de 35 personas, aunque ahora la circulación es mucho más fluida.
Desde que empezó la guerra, han cruzado el paso de Korczowa más de 214 mil personas y 16 mil vehículos hacia Polonia.
Hacia Ucrania, se aprecia la circulación de camiones llenos de ganado, otros con productos de primera necesidad y alimentos como frutas y verduras, y de vehículos más pequeños como las furgonetas que cargan con medicamentos que necesitan los hospitales para tratar a los civiles heridos. Los hay que incluso llevan armarios, camas, mantas y menaje del hogar como ayuda humanitaria para los que perdieron su casa.
También se ven camiones transportando puertas y ventanas para las casas y hospitales destrozados por los bombardeos, camiones refrigerados con litros de leche, y otros llevando un producto muy preciado, el combustible: las gasolineras solo permiten repostar 20 litros como máximo y hubo vehículos que trasladaban a sus familias a la frontera pero que se han quedado atrapados a mitad de camino.
Además de los camiones que llegan desde otros países europeos directamente a Ucrania, Polonia también recibe cantidades enormes de ayuda humanitaria para ayudar a los refugiados que llegan al país en busca de un hogar temporal, o para seleccionar y compartir, dependiendo de las necesidades de los que llegan y los que se han quedado en Ucrania.
Pero si hay algo que urge ahora a los soldados ucranianos, asegura una fuente de las autoridades locales de Korczowa, es ropa interior para suplir la falta de duchas en el frente, los ansiolíticos para calmar la ansiedad que supone defender un país en guerra, y comida en conservas para comer en el campo de batalla.
La fuente señala que “todo el mundo está pensando en los refugiados y Polonia ha recibido toneladas de prendas de segunda mano, lo que está muy bien, pero por ahora hay demasiadas cosas por repartir, y nadie parece pensar en las necesidades también de los soldados, que no tienen calzoncillos y camisetas interiores, por ejemplo, y necesitan alimentos que puedan conservarse mucho tiempo fuera de la nevera”.
También existe “una grandísima urgencia” por los medicamentos genéricos, productos de primeros auxilios, y otros fármacos más específicos, incluso si la fecha de caducidad está cerca, como aquellos para tratar enfermedades específicas, o los ansiolíticos.
Los generadores eléctricos para los hospitales, los sótanos donde se esconden los civiles cuando suenan las sirenas, o para los soldados desplegados en el frente también se han convertido en un producto de primera necesidad para los que se han quedado en Ucrania.
Con información de EFE