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Los retos de Puerto Rico a un mes del paso de María
Foto de AP/Ramón Espinosa

Varios electricistas descienden de helicópteros y se equilibran sobre vigas de metal a 27 metros de altura sobre torres de alta tensión en las montañas del centro de Puerto Rico, lejos de cualquier carretera. Al mismo tiempo, cientos de equipos de trabajo se reparten por la devastada isla levantando postes y tendidos eléctricos en un lento avance manzana por manzana.

Un mes después de que el huracán María pasara por el centro de Puerto Rico, la inmensa mayoría de la gente sigue sin electricidad mientras los trabajadores se esfuerzan bajo el ardiente sol tropical en la penosa la labor de restaurar cientos de millas de líneas de alta tensión y miles de millas de líneas de distribución.

Y la tarea no terminará pronto a menos que se dediquen más trabajadores, más equipamiento y más dinero, según todos los que participan en el esfuerzo.

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Acceso a la electricidad en Puerto Rico. Foto de The Wall Street Journal

“Es demasiado trabajo para nosotros y nadie más”, comentó en una tarde reciente Nelson Vélez, director regional de la agencia reguladora de electricidad en Puerto Rico, mientras supervisaba a las cuadrillas que trabajaban en una bulliciosa calle de Isla Verde, al este de San Juan. “Tenemos tantas, tantas, tantas áreas afectadas”.

La oficina del gobernador, Ricardo Roselló, dijo el jueves que en torno al 20 por ciento de la isla tiene suministro eléctrico y ha prometido llegar al 95 por ciento para el 31 de diciembre. Por ahora, sin embargo, la mayor parte de los 3.4 millones de habitantes de la isla sufren sin aire acondicionado ni recursos básicos.

Muchos han recurrido a tablas de lavar, que ahora suelen verse a la venta a los costados de las carreteras, para lavar la ropa. Otros duermen en los balcones y llenan cualquier restaurante abierto buscando alivio de las temperaturas diurnas de más de 32 grados centígrados.

“Yo pensaría que para ahora el área metropolitana tendría luz”, comentó Pablo Martínez, técnico de aire acondicionado, sacudiendo la cabeza con frustración.

La ruta de la tormenta fue ideal para acabar con toda la red eléctrica. La mayoría de la electricidad de la isla se genera a lo largo de la costa sur, y la mayor parte del consumo se concentra en el norte, en torno a San Juan, de modo que las enormes torres de acero y aluminio cruzan las montañas por el centro. Al menos 10 torres de alta tensión cayeron en la línea de transmisión más importante a la capital, enredándose con una línea secundaria colocada en paralelo y que perdió unas dos decenas de torres en una zona de difícil acceso en el centro de la isla.

La tormenta también impactó en muy mal momento. La Puerto Rico Electric Power Authority (PREPA), la agencia que gestiona la energía eléctrica en la isla, se declaró en bancarrota en julio. El organismo había demorado labores de mantenimiento necesarias y acababa de resolver los apagones provocados por el huracán Irma a principios de septiembre.

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Foto de Wall Street Journal

“Uno deja de hacer su típico mantenimiento, de modo que se vuelve aún más susceptible a que una tormenta como María e Irma llegue y derribe sus torres, a que el agua llegue a las subestaciones y las inunde”, explicó Tom Lewis, presidente de la división estadounidense de Louis Berger, que ha suministrado generadores en Puerto Rico a clientes como la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias de Estados Unidos (FEMA, por sus siglas en inglés). “Todo se vuelve mucho más sensible a cualquier clase de daño, ya sea de viento o agua”.

Otro problema que que enfrenta la isla es la falta de acceso a internet o de red de telefonía celular. Actualmente, más de la mitad de la isla cuenta con menos del 40 por ciento de su torre de telefonía en funcionamiento, dificultando a médicos que puedan atender de manera remota a sus pacientes, así como el flujo rápido de la información, lo que ha tenido como resultado que algunos de los 78 municipios no fueran informados que hay comida y agua en varios puntos de distribución de FEMA.

Finalmente, oro factor a considerar respecto a la frágil situación de la isla es el acceso a un suministro de agua, especialmente en el norte de la isla, donde menos del 50 por ciento cuenta con un acceso garantizado al vital líquido. Las autoridades temen que el pobre sistema de agua local termine mezclando el aguas negras con aquella utilizada por la población para lavar su ropa, bañarse o incluso cocinar.

Hasta ahora, el uso de agua contaminada por parte de la población ha causado varios casos de infección ocular y enfermedades gastrointestinales a lo largo de la isla.+

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