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La heróica crónica de Blanca

Según un estimado del Departamento de Salubridad y Servicios Humanos de los EEUU; desde Abril del 2016 y como resultado a la política de cero tolerancia del Presidente Trump, superan ya los 4 mil menores de edad que fueron salvajemente separados de sus padres por Oficiales de la Patrulla Fronteriza tras intentar cruzar la frontera entre México y EE.UU. de manera ilegal o por pedir asilo político.

Esta es la entrevista realizada por Francisco Villalobos a Blanca, una niña de solo años de edad que pasó 6 meses separada de su madre.

Migrante Indocumentada. “le pregunto que estábamos haciendo aquí. Vio que estábamos mojadas. Nos dio una frazada. Nos subimos a un carro de inmigración. Nos llevaron.”

Por petición de la familia de esta niña, de tan solo ocho años de edad; a quien le llamaremos, “Blanca”; su verdadera identidad será protegida en esta historia. Esto por miedo a represalias del Departamento de Justicia de EE.UU.

Blanca y su mamá, cuyo verdadero nombre también será protegido, nacieron en Guatemala. Su papa, es mexicano, pero esta menor, no lo conoce. Y por miedo a la violencia y las Maras en su natal Guatemala; Blanca y su mama huyeron de Centro América. Cruzaron la República Mexicana, y fueron detenidas intentando cruzar ilegalmente la frontera en las cuencas del Rio Bravo. …y después de ello, a base de mentiras, Blanca y su mamá, fueron separadas.

Blanca, migrante Indocumentada. “…yo ni sabía que hora era. Si me dormía o no. La verdad, yo no podía dormir. Tenía frío… Nos daban aluminio para fresar ahí. “

FV : “Aluminio, para taparte?”

“Sí”.

FV:” Te daban algo para dormirte, o te dormías en el suelo?”

“Nos daban un colchón.”

Ambas, durante seis meses, no supieron absolutamente nada de si. Ni donde estaban detenidas. Tampoco sus familiares en Houston, ni en Guatemala, sabían nada de ellas.

Lilia, migrante Indocumentada. “¡yo pensaba en todo eso! Decía, ¿cómo esta ella? ¿Tiene hambre? ¿Tiene frío? Estaba bien angustiada por ella y más porque no pude hablar con ella. Nomás me dijeron que en dos o tres días ella podría hablar conmigo. “

Ese “par de días”, según esta madre indocumentada, se convirtieron en medio año; de no saber nada, absolutamente nada de su hija. Lilia, fue trasladada a Phoenix; mientras que Blanca fue llevada a otro centro de detención, junto a la frontera con Reynosa. Ahí, esta menor pronto aprendió que no era ni la única, ni la prisionera más pequeña separada de sus padres a base de engaños del Gobierno de los EE.UU.

Blanca. migrante Indocumentada. “habían bastantes, no recuerdo la cantidad, pero sí habían bastantes.. “

FV “¿habían más chicos que tú? Más grandes que tú?”

“Recuerdo que habían solo cuatro o cinco más grandes que yo y bastantes menores que yo.”

FV: “Dios mío santo… bebitos?”

“Sí. Uno de tres, otro de dos años.”

El testimonio de Blanca, desmiente no solo la versión del Gobierno de los EE.UU., de que criaturas menores de cinco años y niñas, eran albergados en Centros de Detención “especiales”; exclusivos para bebes y niñas. Sino que además, están bebés, niños, adolescentes y adultos, encerrados junto con niñas, como Blanquita.

Blanca. Migrante Indocumentada. “…sí había como una niña que tenia como seis. Y cuando nos trasladaron, se puso a llorar, gritando, ¿a donde vamos?“

Además, estos supuestos “Summer Camps” descritos así, por directivos del DHS; donde los niños, supuestamente juegan, ríen y aprenden; nada tienen que ver con la cruda, fría y cruel realidad que vivió y experimentó Blanca, comprobando que estos dichosos “Campamentos de Verano”, son un verdadero mito.

Blanca, migrante Indocumentada. “Pues lo más feo que yo ví, fue cuando se llevaban a mujeres y niños, a un como congelador. A veces somataban en la puerta, pidiendo comida, algo con que taparse. Y namás llegaba un policía, con una cosa, no sé… pero a veces cuando somataban bien feo, y los policías estaban durmiendo, llegaban con una cosa, que traían aquí. Como un palo o algo y entraban con eso en la mano y no más se escuchaba que lloraban. “

Así fueron más de 180 noches en la vida de esta niña. Escuchando el llanto inconsolable de cientos de bebes, niñas y no tan niños. También, observó los abusos físicos y verbales de oficiales federales hacia mujeres y niños.

Blanca, migrante Indocumentada. “..me ponía a rezar, para poder dormir…”

FV ¿qué le pedías a Dios?”

“Que pronto pudiera estar con mi mamá. Que la extrañaba mucho (solloza). Le pedía que me cuidara. Que no me pasara nada. Que pronto estuviera con ella“.

Lilia migrante Indocumentada. “…fue horrible para mí. No dejaba de pensar el como estaba. Si estaba comiendo, donde estaba durmiendo. Tenia tantas preguntas, pero nadie me podía responder hasta que hablara con ella. “

No obstante, Blanca, aun viviendo en carne propia esta inimaginable situación, nunca dejo de ser un buen ser humano; mostrando una fortaleza y madurez más allá de sus ocho añitos.

Porque es ahí, en esos calabozos, especialmente los que están repletos de niños; donde también existe la mejor versión del ser humano:

FV: “¿a los niños con los que estabas, los más chiquitos, que les decías a ellos?”

Blanca, migrante Indocumentada. “…pues a ellos, a veces me preguntaban, ‘¿dónde está mi mamá? ¿Dónde estoy? ¿Ya me voy con mi mami?’ A veces decían los más chiquitos. Yo les respondía, ‘ya pronto vas a irte con tu mami’. ‘Ya pronto saldremos de aquí’. ‘Vas a estar bien’. Así es lo que siempre les decía a ellos.”

Creando así una hermandad presidiaria única, con sus compañeritos de prisión; tal cual como las que se forjan en la cárceles de adultos. Misma que hace las despedidas más dolorosas; por mucho que sean para al fin alcanzar la libertad.

Blanca. Migrante Indocumentada. “Cuando los niños chiquitos se iban, me decían, ‘¡Bye, te cuidas! ¡Te voy a extrañar! (…llora blanca) Yo namás… les decía, ‘adios, se cuidan… yo también los voy a extrañar mucho! ‘ (llora Blanca). Y así se los llevaron.”

Hace dos semanas, Blanca fue trasladada del Centro de Detención en Brownsville, donde paso más de seis meses detenida, a este edificio localizado muy cerca del Centro de Houston, Texas. Este también es un Centro de Detención de Inmigración, aunque no tiene ningún rotulo que lo identifique como tal. Es aquí donde Blanca, gracias a que fue de las pocas en contar con un abogado, pasó sus ultimas noches bajo la custodia del gobierno de los EE.UU. junto con 300 niños que siguen encerrados aquí y en espera si serán deportados o al fin reunificados con sus padres.

Es aquí también donde esta pequeña, nos dice, que fue en esta cárcel sin rejas; donde tomó la decisión de que su viacrucis, sus lagrimas y las de sus compañeros de celda, no iban a ser en balde y que servirán para algo.”

Blanca. Migrante Indocumentada: “durmiendo en el suelo, yo pensaba a veces, de cómo pudiera ser cuando fuera más grande. Como sería si no pudiera tener trabajo, pagar una casa, dormir en la calle… yo pensaba ahí, ‘cuando llegue allá, voy a buscar trabajo y tratar de hacer algo por los niños que están en la calle. Darles de comer, si puedo’”.

Blanca ya duerme en su casa. Perdona, pero no olvida. Quiere que el responsable de crear a más de 380 huérfanos y separar a 4 mil niños de sus padres, y que reside en esta Casa Blanca, en la 1600 Pensilvania Avene, escuche este simple, pero contundente recado:

Blanca. Migrante Indocumentada. “Que deje a los niños juntos con sus padres (llora), porque cuando uno está con ellos, hay que aprovechar. Porque el estar separados, para mí, me dolió bastante. Estar separa de mi mamá”.

Con información de Francisco Villalobos