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Iglesia católica no mediará entre gobierno y oposición en Nicaragua
Foto de afp

Los obispos católicos de Nicaragua rechazaron este viernes participar en el diálogo entre el gobierno de Daniel Ortega y la oposición para buscar una salida a la grave crisis política del país, aunque los opositores afirmaron que las conversaciones avanzan satisfactoriamente.

“No estaremos físicamente en el foro de negociaciones”, anunció la Conferencia Episcopal, presidida por el cardenal Leopoldo Brenes, en un comunicado al concluir una reunión extraordinaria en Managua.

El clero respondió a la invitación que el gobierno y la opositora Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia (ACJD) le hicieron el martes pasado para que sirvieran, junto con las iglesias evangélicas, como “testigos y acompañantes” del diálogo que retomaron el 27 de febrero.

“Deseamos que este esfuerzo llegue a buena meta”, expresaron los obispos, quienes se comprometieron a elevar sus plegarias para “que Nicaragua encuentre caminos civilizados y justos para una solución pacífica” a la crisis.

La decisión de la Iglesia de apartarse de las negociaciones “es una alerta de que ese diálogo no está empezando bien, no tiene los consensos”, declaró el politólogo José Peraza.

La Iglesia católica medió en el primer diálogo que el gobierno y la oposición realizaron en mayo pasado, en medio de las violentas protestas que estallaron contra el presidente Ortega, cuya represión dejó al menos 325 muertos.

Las conversaciones fracasaron un mes después debido a la violencia contra los manifestantes y a la negativa del gobierno a discutir la democratización del país, según la oposición.

Iglesia fue manoseada

Ortega acusó en aquel momento a los obispos, a quienes él mismo había invitado a mediar en el diálogo, de ser parte de un supuesto plan “golpista” de la oposición, por haber propuesto adelantar las elecciones de 2021 a 2019 como salida a la crisis.

“Yo pensaba que eran mediadores, pero no, estaban comprometidos con los golpistas. Eran parte del plan con los golpistas”, dijo Ortega durante la celebración del aniversario de la revolución sandinista, el pasado 19 de julio.

Más de 700 personas fueron encarceladas por manifestarse, bajo cargos de “terrorismo”, al amparo de una cuestionada ley que criminalizó las protestas con hasta 20 años de prisión, y forzó a miles al exilio por temor a la represión.

Durante la crisis, varios sacerdotes y obispos fueron blanco de insultos, amenazas y agresiones por parte de simpatizantes del gobierno, policías y paramilitares, por ayudar a los manifestantes heridos en sus iglesias.

El mandatario acusó incluso a los templos de haber servido como “cuarteles para guardar armamento”, algo que la iglesia negó de plano.

El 21 de febrero, Ortega aceptó volver a la mesa de diálogo tras varios meses de crisis que ha llevado a la economía a pique.

Con información de AFP