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Guatemala se prepara para evitar propagación del COVID-19
Foto de EFE

La ola del coronavirus COVID-19 está por arrastrar a Guatemala, con 12 casos y una muerte, pero el país está en la etapa crítica para tomar medidas trascendentales de acuerdo a expertos y a las experiencias en China, España e Italia.

El país centroamericano registró su primer caso hace una semana, el 13 de marzo, prácticamente tres meses después de China, dos meses después que Italia y 43 días después que España, los tres focos más grandes del COVID-19 a nivel mundial.

Las experiencias de los tres países, hoy cada uno de ellos con más de 15 mil contagiados, señala que la etapa de contención en la que se encuentra Guatemala es clave para evitar la propagación del virus, especialmente en una nación donde el 60 por ciento de sus 16 millones de habitantes viven bajo el umbral de la pobreza.

A la espera de lo peor

Las autoridades guatemaltecas mantienen la confianza en que no se repetirán los pasos de Italia y España y para ello desde el pasado lunes 16 de marzo decretaron la suspensión de clases a todo nivel y de labores tanto en el ámbito público como en el privado, además del cierre del transporte público.

La orden, sin embargo, no ha sido acatada del todo, avalada en parte por las contradicciones del gobierno que el martes reculó y dejó en libertad el funcionamiento de empresas privadas siempre y cuando se lo notificaran al Estado y consigan transporte privado para sus trabajadores.

Dicha permisividad podría ser beneficiosa para la expansión del COVID-19 en Guatemala, que se multiplicó de diez a miles de casos en cuestión de dos semanas en China, Italia y España, países con sistemas sanitarios de primer nivel.

“En Guatemala, sobrepasado y empobrecido, una situación de estas lo va a reventar. Ni me quiero imaginar qué puede pasar”, afirmó en declaraciones a Efe el director del Instituto de Salud Incluyente, Juan Carlos Verdugo.

“Técnicamente consideramos que no se va a poder atender a toda la población. La tasa de letalidad en Guatemala puede ser gigantesca”, añadió Verdugo, a cargo del Instituto de Salud Incluyente, una entidad independiente que desarrolla sus actividades con fondos donados del extranjero.

En opinión de Verdugo, la suspensión de labores ha sido “correcta” y el “esfuerzo ha sido bueno” en busca de evitar la expansión del coronavirus, pero la situación es “tan compleja” que no se descarta que existan “casos fuera de control”, es decir un subregistro de contagios.

Bajo su perspectiva, de cualquier forma, el país debió paralizarse con anterioridad. “El gobierno de España se esperó y el efecto es terrible”, advierte Verdugo.

Últimas precauciones

Guatemala ha realizado 244 pruebas hasta la fecha para detectar el coronavirus de acuerdo al ministerio de Salud y 12 de ellas han salido positivas, incluida la de un hombre de 85 años que murió por el COVID-19 el pasado domingo.

El presidente del país, Alejandro Giammattei, anunció en la semana la adaptación de un centro de convenciones como hospital de emergencia y garantizó que el lugar contará con 48 camas de cuidados intensivos, además de capacidad para otros 150 pacientes.

“Va a ser el intensivo más grande de Centroamérica, no hay un hospital (en la región) que tenga un intensivo tan grande como este”, enfatizó Giammattei.

El centro convenciones, denominado Parque de la Industria, es el segundo lugar elegido por Guatemala para la atención de enfermos del COVID-19, pues los primeros contagiados están siendo atendidos actualmente en el Hospital de Villa Nueva, un nosocomio con 17 camas de cuidados intensivos designado para la emergencia ubicado al sur de la capital del país.

Independientemente de las precauciones, Verdugo cree que las cosas se pueden salir de control en Guatemala, donde un alto porcentaje de la población no tiene acceso a servicios básicos, mucho menos de salud.

“Estamos hablando de miles de personas y podría ser muy peligroso el virus. Lo más probable es que las terapias intensivas estén saturadas”, concluye el doctor.

Guatemala anunció este martes la suspensión de todos los vuelos de deportados bajo el Acuerdo de Cooperación de Asilo (ACA) con Estados Unidos, que incluye a salvadoreños y hondureños, hasta que concluya el estado de calamidad pública por la pandemia de coronavirus COVID-19.

Con información de EFE