La nueva constitución vaticana entrará en vigor el próximo 5 de junio, sustituyendo a la aprobada en 1988 por Juan Pablo II
Tras más de ocho años de trabajo, la gran reforma de la Curia vaticana, el gobierno de la Iglesia, implementada por Francisco vio la luz con la promulgación y publicación de la Constitución “Praedicate Evangelium” (Predicad el Evangelio), en la que se da una dirección “más misionera” y se abre a la puerta a una mayor presencia de laicos y mujeres en la administración.
La nueva Constitución, de 52 páginas, que cambia totalmente el organigrama de la Curia romana, entrará en vigor el 5 de junio, fecha en la que sustituirá a la “Pastor Bonus”, promulgada por Juan Pablo II en 1988.
Durante más de ocho años, el papa y el llamado C9, el Consejo de cardenales con los que se ha reunido periódicamente, trabajaron en la redacción de este texto, que después fue mandado a todas las conferencias episcopales y, por sorpresa y sin preaviso, hoy ha sido publicado.
El Vaticano ha organizado una rueda de prensa el lunes para dar una explicación sobre su contenido.
El dicasterio de la evangelización, principal novedad en la Constitución
Algunos importantes cambios que refleja la nueva Constitución ya son efectivos como la creación de la Secretaria de Comunicación, que aglutina las diferentes fuentes de información vaticanas, la creación del dicasterio (ministerio) para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, que agrupa los temas sociales de la Iglesia, o la Secretaría para la Economía, que manejará todas las finanzas vaticanas incluidos los fondos de la Secretaría de Estado.
En el preámbulo de la Constitución se explica que en este nuevo documento se ha tenido en cuenta “la conversión misionera de la Iglesia”.
Prueba de ello es la creación del gran dicasterio para la Evangelización, en el que se engloba la Congregación para la Evangelización de los pueblos y el Pontificio consejo para la nueva evangelización, y que será presidido directamente por el papa. Además, este ministerio se sitúa como el principal en el organigrama del gobierno vaticano, mientras que hasta ahora era el de la Doctrina de la Fe, el ex Santo Oficio.
La nueva Constitución también refleja uno de los cambios recientemente implementados por Francisco en el dicasterio para la Doctrina de la Fe, que se ha dividido en dos secciones: una disciplinar que se ocupará de los procesos canónicos con la intención de acelerar las causas sobre los abusos a menores y la otra doctrinal, que se ocupa de la reglas sobre la fe y la moralidad.
Además, dentro de Doctrina de la Fe se ha incluido la ya existente Comisión Pontificia para la Protección de los Menores, “cuya tarea es asesorar y aconsejar al pontífice y proponer las iniciativas más adecuadas para la protección de los menores y las personas vulnerables”, se lee en el texto.
Se ha instituido asimismo como dicasterio, como se llaman a los ministerio del Gobierno de la Iglesia, uno específico para el “Servicio de la Caridad”, lo que hasta ahora era la Limosnería apostólica que será “expresión de la misericordia.
A partir de la opción por los pobres, los vulnerables y los excluidos, este dicasterio ejerce en cualquier parte del mundo la obra de asistencia y ayuda hacia ellos en nombre del pontífice, quien, en casos de especial necesidad o de otra índole, dispone personalmente la ayuda que se ha de prestar.
La Curia no se sitúa entre el papa y los obispos
Se subraya que la Curia es un instrumento al servicio del obispo de Roma y “también en beneficio de la Iglesia universal y, por tanto, de los episcopados y de las Iglesias locales”. Por lo tanto, “no se sitúa entre el papa y los obispos, sino que se pone al servicio de ambos en las formas propias de la naturaleza de cada uno”.
Un matiz importante es la definición que se da de la poderosa Secretaría de Estado que se considera una “secretaría papal” y que además de perder la administración de los fondos también verá el traslado de la oficina de Personal de la Curia a la Secretaría de Economía.
Mayor presencia de los laicos y mujeres
Una parte fundamental del documento, incluida entre los principios generales, “es la especificación de que todos -y por lo tanto también los laicos y los fieles laicos y laicas – pueden ser nombrados en funciones de gobierno de la Curia romana, en virtud del poder vicario del Sucesor de Pedro”.
Todo cristiano, en virtud del Bautismo, es discípulo misionero en la medida en que ha encontrado el amor de Dios en Cristo Jesús. No puede ser ignorado en la actualización de la Curia, cuya reforma, por tanto, debe incluir la implicación de laicos y laicas, también en roles de gobierno y responsabilidad”, se apunta.
Además, el también nuevo dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vocación de la nueva Curia vaticana tendrá, entre sus objetivos, el de “profundizar la reflexión sobre la relación entre el hombre y la mujer en su respectiva especificidad, reciprocidad, complementariedad e igual dignidad”.
Ofrecerá “su contribución a la reflexión de la Iglesia sobre la identidad y la misión de las mujeres y los hombres en la Iglesia y en la sociedad, promoviendo su participación, valorando las peculiaridades de las mujeres y los hombres, y elaborando también modelos de funciones de liderazgo para las mujeres en la Iglesia”, precisa el documento.
Con información de EFE