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El papa Francisco aboga por una Iglesia con rostro indígena
Foto de Internet

La visita del papa Francisco a la Amazonia tuvo dos propósitos, mantener su defensa del medio ambiente frente a los intereses económicos y el apoyo a los pueblos aborígenes, parte integral de la defensa de la selva sudamericana y de los principales afectados por su destrucción.

Durante su parada en Puerto Maldonado, Perú, el sumo pontífice abogó por “una Iglesia de rostro amazónico, de rostro indígena”, frase que viene a ser una variante de su petición a la curia romana de una iglesia pobre y para los pobres. Su defensa de los pueblos originarios le valió un honor poco común, ser investido con las insignias de jefe aborigen.

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Foto de AP

Además de alertar por el peligro que representa el hambre de la humanidad por los recursos de la selva, incluyendo petróleo, gas, madera y oro, también lamentó el actuar de algunos grupos de conservación, que con la excusa de proteger la selva la acaparan para sí mismos y limitan a sus pobladores.

En un coliseo repleto de hombres, mujeres y niños indígenas declaró al Amazonas como “el corazón de la iglesia” y pidió una triple defensa de su vida, tierra y culturas. El papa reconoció la “sabiduría” de los pueblos nativos y dijo que los indígenas eran los “guardianes de los bosques” amazónicos que abarcan nueve países sudamericanos y que el papa calificó en su encíclica de 2015 como unos de los “pulmones” del planeta.

“Quisiera que se escuchara el grito de Dios preguntándonos a todos: ¿Dónde está tu hermano?“, comentó el papa dirigiéndose a una audiencia en la que también estaban el presidente Pedro Pablo Kuczynski y otros funcionarios. “No nos hagamos los distraídos. Hay mucha complicidad”, señaló.

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Foto de AP

Explicó que su idea no se trata de preservar las tradiciones o de idealizar al hombre primitivo, sino un encuentro productivo con las culturas que viven en la selva y que el mundo moderno pareciera incapaz de comprender o aceptar.

La visita a Sudamérica también le permitió al papa hablar con los indígenas mapuches, que se mantienen en lucha por la reivindicación de su territorio ancestral así como por el reconocimiento cultural y la autonomía productiva.

El papa reconoció su derecho a luchar por sus derechos, sin embargo les advirtió que la violencia podría terminar con la legitimidad de sus protestas, sin importar cuan justas sean.

“No se puede pedir reconocimiento aniquilando al otro, porque esto lo único que despierta es mayor violencia y división. La violencia llama a la violencia, la destrucción aumenta la fractura y separación”, dijo el  papa antes de almorzar con representantes de pueblo mapuche y víctimas de la violencia en Araucanía.

Con información de Alfa y Omega