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Las conclusiones de la cumbre sobre abusos de menores del Vaticano
Foto de AFP/Vincenzo Pinto

Los organizadores de la cumbre en el Vaticano para tratar los casos de abusos de menores por parte de sacerdotes tienen en claro dos cosas, la primera es que el problema no se puede resolver en cuatro días. La segunda, que al sacudir las conciencias de clérigos de todo el mundo inicia una verdadera transformación dentro de la Iglesia Católica.

Al respecto, Charles Scicluna, secretario adjunto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, afirmó que, en su opinión, si bien en la cumbre quedó en claro que tanto los actos de pederastia como su encubrimiento son delitos, “la verdadera transformación es un cambio en los corazones.

Mientras tanto, Hans Zollner, presidente del Centro para la Protección de los Menores de la Universidad Gregoriana de Roma, comentó que “ahora hay un nivel mucho más elevado de conciencia, no hay vuelta atrás, proseguimos hacia una transformación. La Iglesia es como un gran buque y para cambiar de dirección se requieren grandes esfuerzos y mucho tiempo, pero vemos gran determinación en esto”.

A lo largo de estos cuatro días, se escucharon los testimonios de varias víctimas de abusos, tanto de las que se encontraron en la cumbre convocada por el papa Francisco, como las de aquellas congregadas en roma por la organización Ending Clergy Abuse, que exigen un cambio radical en la Iglesia Católica.

De este segundo grupo, una pequeña comitiva fue recibida por Scicluna, Zollner y Federico Lombardi, a quienes se sumaron Blase Cupich y Oswald Gracias. El ejercicio duró dos horas y no estuvo exento de momentos tensos.

Juan Carlos Cruz, uno de los críticos más visibles de la curia romana y víctima del sacerdote chileno Fernando Karadima, criticó al día siguiente lo ocurrido y señaló: “Perdones falsos, perdones obligados ya no funcionan. A las víctimas hay que creerlas, respetarlas, cuidarlas y repararlas. Hay que estar con ellas, hay que acompañarlas. Ustedes son los doctores de las almas y, sin embargo, con excepciones, se han convertido, en algunos casos, en asesinos de almas

Uno de los testimonios más desgarradoras fue el de una mujer africana, abusada durante 15 años por un sacerdote, del que se embarazó y tuvo que abortar tres veces. “He sufrido tales humillaciones en esta relación, que no sé qué me depara el futuro”, contó.

Ante esto, el papa Francisco pidió escuchar los gritos que claman justicia y dijo que “el santo pueblo de Dios nos mira y espera de nosotros no simples y descontadas condenas, sino medidas concretas y eficaces de poner en práctica”.

Al exterior del aula donde se dio la cumbre, decenas de periodistas se apostaron para conocer los últimos avances del encuentro, y se encontraron con la posibilidad de seguir en video las conferencias magistrales y las traducciones de los discursos en cuatro idiomas distintos.

Sobre la postura de ciertos clérigos, que dijeron sentirse acosados por opositores, Scicluna consideró que “tenemos un problema de comunicación, en las diócesis existen dificultades de conexión con el resto del mundo. Pero no hay rendición de cuentas sin comunicación”

En una de sus intervenciones, el papa apoyó además las ponencias de Valentina Alazraki, sor Verónica Openibo y Linda Ghisoni, tras meditar que “invitar a hablar a una mujer no es entrar en la modalidad de un feminismo eclesiástico, porque finalmente todo feminismo termina por ser un machismo con falda. No. Invitar a hablar a una mujer sobre las heridas de la Iglesia es invitar a la Iglesia a hablar sobre sí misma”.

Fue precisamente Ghisoni quien tocó uno de los temas más polémicos, el secreto pontificio sobre los casos de abuso, sobre el cual no se ha tomado una posición pese al aumento en la presión para su abolición.

Otro tema sobre el que no hay una postura definida es sobre el enjuiciamiento a sacerdotes pederastas y sus encubridores, esto a tres años del decreto papal Como una madre amorosa, pensado para asegurar la rendición de cuentas de los pastores, aunque en la práctica no ha significado ningún cambio.

Sin embargo, pese a los altibajos del encuentro, se han anunciado ya varias medidas en defensa de los niños, incluyendo dos decretos y una guía sobre el combate a los abusos que serán firmadas por el sumo pontífice. Asimismo, se avanzará en la creación de grupos especiales para que ayuden a las diócesis de todo el mundo a mejorar en temas de transparencia.

Pese a esto, la credibilidad de la Iglesia Católica está lejos de recuperarse, especialmente en los afectados por los abusos.

“Necesitamos un plan de acción, no un plan de oración. Lo que dijo el papa Francisco hasta la fecha no es muy distinto a lo que dijeron Juan Pablo II o Benedicto XVI. ¿Por qué debemos creer que ahora sí va a suceder, que esta vez es la definitiva? En este momento, para las víctimas, el papa y el Vaticano tienen credibilidad cero. El Vaticano tiene que actuar ya”, reprendió Miguel Ángel Hurtado, representante de la asociación Infancia Robada.

Con información de Vatican Insider