El padre Arturo Guerra relató el trabajo que ha realizado por más de seis años con residentes de las Islas Marías
Luego de que el presidente Andrés Manuel López Obrador firmara un decreto para convertir a las Islas Marías en un centro para las artes, la cultura y el conocimiento sobre el medio ambiente, el padre Arturo Guerra, legionario de Cristo, habló sobre la situación que actualmente se vive en dicho sitio.
Por medio de un comunicado, Regnum Christi señaló que el sacerdote Guerra va durante 10 días con jóvenes para impartir talleres de autoconocimiento, emprendimiento, artes, origami, espacios de reflexión, formación en la fe, oración personal, comunitaria y servicios religiosos; además, escuchan y acompañan a los residentes.
El padre, que ha hecho estas expediciones por más de seis años, detalló que el viaje se hace en barco, el cual sale de Mazatlán y hace entre 10 y 11 horas de camino, “pero bien valen la pena estas vistas”.
“El año pasado trabajamos principalmente en tres zonas: la zona de mayor seguridad con un grupo de unas 12 personas privadas de su libertad. La zona donde los presos viven con su esposa y con sus hijos, en donde son unas 12 familias. Aquí tenemos actividades para los papás, mamás y para los niños, y en el campamento Bugambilias en donde convivimos con un grupo de unas 20 personas privadas de su libertad. Cada día comemos en la casa de una de las familias, con los niños organizamos actividades formativas y recreativas y con el grupo de mayor seguridad, organizaron ‘cascaritas’ de voleibol”, relató el padre Guerra.
El sacerdote recordó también el trabajo que hacía en el sitio el famoso ‘Padre Trampitas’, quien hizo amistad con el conocido asesino ‘El Sapo’, éste último llegó de Lecumberri “y vivió sus últimos días en una conversión total”.
Señaló que actualmente ambos descansan juntos en el mismo cementerio de las Islas Marías.
Arturo Guerra sostuvo que en las islas hay un programa de readaptación, y “la vida en familia se desarrolla en condiciones muy seguras y estables”.
“El hecho de pensar que vas a un Cefereso causa temores e incertidumbres por las cosas que popularmente se dicen sobre las cárceles, pero la realidad es muy diferente a lo que muchos piensan. Para mí ha sido extraordinario, pues aprendí a ver a Dios en el rostro del hermano que está privado de su libertad. Algo impactante fue comprender a fondo y en carne propia lo que dice Jesús en el Evangelio: Estuve preso y viniste a visitarme“, manifestó Jesús Padilla, uno de los jóvenes universitarios que acudió a una de las excursiones.
El grupo de jóvenes de la UNID y del Regnum Christi, señala el comunicado, se suma al trabajo de otros movimientos y Diócesis de México “ante el llamado de ser una Iglesia en salida, que busca contribuir a la reconstrucción del tejido social”.
Con información de López-Dóriga Digital