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Hace un par de días tuve la oportunidad de ver una entrevista muy interesante a David Rosenberg en el portal de noticias financieras cnbc.com. David Rosenberg es el economista en jefe de Gluskin Sheff y durante muchos años lo fue de Merrill Lynch, donde pronosticó de manera adelantada y atinada la debacle financiera que comenzó en el 2008.

La entrevista se dio unos días después del noveno aniversario del bull market que comenzó a partir del 9 de marzo del 2009, cuando el índice S&P 500 alcanzó su nivel mínimo de 676.53 puntos.

En nueve años, el S&P cuadruplicó su valor, alcanzando 2,786 unidades el pasado 9 de marzo. Aunque los principales índices accionarios se mantienen en territorio positivo en lo que va del año, el fuerte ajuste de finales de enero es un recordatorio de que la racha alcista podría estar llegando a su fase de agotamiento.

En octubre del año pasado, escribimos que varios especialistas anticipaban un incremento en la volatilidad y una posible corrección en el corto plazo y que esta expectativa estaba anclada en cinco factores: i) los múltiplos de valuación se encuentran en su nivel más alto en la poscrisis y a un nivel similar al observado antes del crash del 2000 y el del 2008; ii) la longevidad de la expansión económica; iii) una expectativa demasiado ambiciosa sobre la reforma fiscal de la administración Trump; iv) una Reserva Federal (Fed) implementando una política monetaria menos acomodaticia a la anticipada por el mercado, y v) el creciente riesgo geopolítico de un conflicto armado con Corea del Norte.

Aunque el ajuste no sucedió en el cuarto trimestre del 2017, la volatilidad regresó en el primer trimestre de este año.

De los cinco factores que podrían detonar la corrección identificados en octubre, hay varios que siguen vigentes. Si bien la expansión económica sigue viento en popa, la implementación de estímulos fiscales con un mercado laboral en pleno empleo y el creciente déficit público han contribuido a un incremento en las tasas de interés de largo plazo.

Asimismo, la Fed, habiendo cumplido su objetivo de generar condiciones para promover el pleno empleo, está más vigilante sobre posibles presiones inflacionarias y, por lo tanto, existe la posibilidad de un viraje hacia una política monetaria menos acomodaticia.

Aunque la posibilidad de un conflicto armado con Corea del Norte ha disminuido drásticamente, este riesgo ha sido sustituido por la amenaza de una guerra comercial.

Si bien David Rosenberg se ha caracterizado por tener una visión pesimista quasipermanente, también es cierto que en el 2008 argumentó que los mercados tendrían una fuerte recuperación con base en la gran intervención de los bancos centrales y, en especial, la masiva expansión monetaria en la que se embarcó la Fed.

En esta ocasión, Rosenberg argumenta que la racha alcista de los mercados ha llegado a la novena entrada y que no llegará a extra innings. En otras palabras, el gran rally que comenzó en el 2009 está en la recta final del partido y no llegará a tiempos extras.

Para Rosenberg, el ajuste observado a finales de enero es simplemente un aviso sobre la vulnerabilidad de los mercados que parecen no estar descontando de manera adecuada los riesgos expuestos en los renglones anteriores.

Aunque, en la opinión de este columnista, la probabilidad de una gran guerra comercial es baja a pesar del ruido generado por la decisión de imponer tarifas a las importaciones de acero y aluminio, el riesgo de una mayor alza en las tasas de interés de largo plazo y una política monetaria menos acomodaticia por parte de la Fed es sumamente real.

Los bull markets no mueren de longevidad, pero las condiciones que han impulsado una de las mayores rachas alcistas de la historia han comenzado a perder fuerza.

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