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Niño muere en los brazos de Santa Claus en Tennessee

La época cercana a la navidad suele llenarse de historias conmovedoras, como es el caso de un Santa Claus de Knoxville, Tennessee, al cual le tocó vivir la muerte de un niño enfermo en sus brazos.

La historia de Eric Schmitt-Matzen, un hombre que trabaja como Santa Claus durante medio tiempo, fue dada a conocer por el columnista del Knoxville News Sentinel, Sam Venable, sin embargo ha dado la vuelta al mundo rápidamente.

Niño muere en los brazos de Santa Claus en Tennessee - eric-schmitt-matzen
Eric Schmitt-Matzen. Foto de Facebook

Schmitt-Matzen, de más de 1.80 m de altura y 130 kilos de peso, suele representar un Santa típico, con una impresionante barba y bigote blancos, por lo que suele recibir varias llamadas para actuar como el popular personaje esta temporada, incluyendo de los hospitales infantiles.

Una de estas llamadas fue de una enfermera, conocida suya, de un hospital de la ciudad, quien a pesar de no haberse iniciado la temporada navideña, le dijo que tenían a un niño de 5 años muy enfermo y que quería ver a Santa Claus.

El hombre se puso parte de su traje, y tras apresurarse llegó al hospital en motocicleta tan solo 15 minutos después, donde le esperaban los familiares del niño, quienes le dieron un juguete para que se lo entregara al pequeño.

“Analicé la situación y les dije, ‘si creen que van a perderlo, por favor abandonen el cuarto. Si los veo llorando, me voy a resquebrajar y no podré hacer mi trabajo'”, comentó, por lo cual terminó por entrar a la habitación del hospital solo.

Tras ello, continuó su relato:

Cuando entré, estaba recostado ahí, tan débil que parecía como si fuera a quedarse dormido. Me senté en su cama y le pregunté ‘¿dime que es esto que oí sobre que te vas a perder la Navidad? No hay forma de que vayas a perdértela, ¡porque eres mi duende número 1!’

El alzó la mirada y me preguntó ‘¿lo soy?’

Yo le dije ‘¡seguro!’

Le di el regalo. Estaba tan débil que apenas pudo romper el papel de regalo. Cuando vio lo que había dentro, me dio una gran sonrisa y volvió a bajar la mirada.

‘Dicen que me voy a morir’, me dijo. ‘¿Cómo puedo saber a donde voy a ir?’

Le dije, ‘¿puedes hacerme un favor?’

El contestó: ‘¡seguro!’

‘Cuando llegues allá, diles que eres el duende número uno de Santa, y sé que te dejarán entrar’.

El dijo ‘¿lo harán?’

Yo le contesté: ‘seguro’.

El se medio sentó y me dio un gran abrazo y me hizo una pregunta más, ‘Santa, ¿puedes ayudarme?’

Lo rodeé con mis brazos. Antes de que pudiera decir nada, murió justó ahí. Lo dejé estar, solo seguí abrazándolo y aferrándome a él.

En ese momento su madre se dio cuenta de lo que había pasado, por lo que entró corriendo a la habitación, y Schmitt-Matzen, tras entregarle el cuerpo de su hijo, salió llorando y sacudiendo la cabeza de ahí.

La experiencia lo dejó profundamente afectado, pese a haber sido soldado con uno de los cuerpos de élite del ejército estadounidense, e incluso consideró dejar su trabajo como Santa Claus.

Finalmente, cambió de opinión al realizar la que pensó sería su última actuación como el personaje. “Cuando vi a esos niños reír, me trajo de vuelta al redil. Me hizo darme cuenta de que tengo un papel que desempeñar. Para ellos y para mi”.

Con información de Knoxville News Centinel