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Invitado a hablar a una comunidad de empresarios sobre los riesgos del populismo, propuse usar no solo la palabra “riesgo”, sino también la palabra “tentación”.

Porque, social y políticamente hablando, el populismo no es solo algo que muchos temen como un riesgo, sino también algo que muchos otros ansían como una tentación.

El populismo es una continua tentación de la política latinoamericana, porque suele surgir de un hecho histórico también frecuente en nuestras sociedades: el de modernizaciones inconclusas.

Los sociólogos latinoamericanos han entendido y descrito bien esto: el populismo es una especialidad de la política latinoamericana porque las modernizaciones inconclusas son una especialidad de América Latina.

Las modernizaciones inconclusas: procesos de desarrollo trunco o incompleto. Grandes transformaciones de la economía y de la sociedad que terminan dejando fuera más de lo que incluyen.

Son grandes cambios que desacomodan todo, pero no incluyen a todos. Queda fuera de sus beneficios una masa heterogénea descolocada de sus antiguos referentes: viejas reglas, viejos negocios, masas urbanas empobrecidas, minorías étnicas marginadas, antiguos oficios, restos de la economía tradicional.

Piénsese en el gigantesco reacomodo que fue el proceso de industrialización y urbanización de los años 50, 60, 70, del siglo pasado. O en los reacomodos que ha traído la globalización de las décadas recientes. O en los cambios tecnológicos del último cuarto de siglo.

Esto es lo único verdaderamente común a los populismos latinoamericanos: todos son intentos políticos de dar respuesta a la diversidad de lo excluido, lo insatisfecho, lo marginado, esas consistentes mayorías desprovistas que pueden uniformarse en la palabra “pueblo”, un concepto vacío pero de extraordinarias resonancias emotivas, justicieras, originarias.

No es casual que dos valores constantes en el discurso populista sean de un lado la estimulación del resentimiento social, del otro la promesa de revancha.

El populismo es una respuesta política a estos contingentes desplazados del desarrollo. Una forma de organizar sus demandas de inclusión política y económica. Una forma de exigir mayor parte en los bienes privados y en las rentas públicas.

(Mañana: 2. Hartazgo y promesa)