María deja la mesa donde está comiendo para tomar la llamada. Mediodía de un lunes de derrota. Por la mañana nos había informado de su renuncia al PRD luego del frentazo del fin de semana. Pero me quedaban preguntas. El jueves 22 de enero adelantamos aquí que en horas renunciaría al PRD. No le contestaban … Continued
María deja la mesa donde está comiendo para tomar la llamada. Mediodía de un lunes de derrota. Por la mañana nos había informado de su renuncia al PRD luego del frentazo del fin de semana. Pero me quedaban preguntas.
El jueves 22 de enero adelantamos aquí que en horas renunciaría al PRD. No le contestaban el teléfono, la trataban como a una pedestre buscacandidaturas. La dirigencia nacional reaccionó, le garantizó que sería candidata en la significativa delegación Cuauhtémoc; que la apoyarían, que el cielo, las estrellas… La sedujeron. En realidad, la engañaron para ganar tiempo. Los líderes del partido centralizado que no pierden elecciones internas, solo le consiguieron 40 de 280 votos. Traición pura y dura.
Pero María Rojo es mujer leal. No me autorizará el on the record sobre la participación en esto de Miguel Ángel Mancera. Ni que le plantearon, como condición sine qua non, comprometerse a no tocar las economías informal y negra de la delegación.
—Cuéntame algo entonces, María.
—Que es muy serio lo de la Cuauhtémoc, ahí está el dinero-dinero-dinero. Cómo me iban a querer.
—Te la hicieron los Chuchos.
—Eso debí haber pensado. Me ganó eso de que sí puedo hacer algo. Y ya ves, todos los Chuchos votaron en mi contra.
Se quedó sin candidatura, sin partido y sin chamba en Televisa. Por la delegación Cuauhtémoc dejó de ser Lupe, en la telenovela Hasta el fin del mundo. “Un papel que me llegó afortunadamente a mediados del año pasado, porque andaba tronando de dinero, y tú sabes que en las telenovelas se gana bastante más dinero que en la política”.
—Debes sentirte mal.
—Así me fue en esta. Aunque ahora que estaré fuera de la política, que ya no soy de partido, quiero ir a una manifestación, de Ayotzinapa o de otra, y que nadie me apedree por ser política.
—Objetivo ambicioso.
—Eso quiero: marchar sin que me apedreen.
No estoy seguro que haya poesía en esas palabras, pero me hicieron recordar una frase que expresó hace unos días Christopher Domínguez, cuando platicamos de su libro sobre Octavio Paz: la verdad de a de veras es la verdad poética.
Me quedo con la verdad de María Rojo. Ojalá nadie la apedree nunca.
MENOS DE 140. El PAN quiere recuperar la delegación Miguel Hidalgo. Estaría pensando hacerlo con Xóchitl Gálvez.
Minuto a minuto
