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El día después del Brexit fue el momento perfecto, el pretexto ideal, para que el secretario de Hacienda, Luis Videgaray, anunciara dos noticias importantes: un recorte al gasto corriente del gobierno federal y la búsqueda de equilibrios presupuestales a partir del próximo año.

Es evidente que ya tienen más que clara la señal que mandó el mercado de que la economía mexicana se ve mejor cuando es disciplinada. Desde la casa presidencial ubican como el valor más grande la estabilidad macroeconómica.

Habría sido mejor tener esta claridad desde el inicio de la administración y haber evitado el incremento del déficit fiscal, con todo y la modificación de las leyes que obligaban al equilibrio. Pero en fin, lo importante es recomponer el camino durante los próximos años.

Ya será responsabilidad del siguiente gobierno el procurarse mayores ingresos. Está claro que la temporada de reformas de la administración de Enrique Peña Nieto ya terminó. Ahora buscan obtener algún resultado de lo promovido en el Congreso.

Pero es un hecho, son malos tiempos para tener desequilibrios fiscales del tamaño de los que enfrenta México. El aumento de la deuda es incompatible con la raquítica tasa de crecimiento de la economía y los mercados reclaman o mayor disciplina o mayor premio por estar en el mercado mexicano.

El nuevo recorte emergente es una señal, no más. Y la expectativa es esperar a la iniciativa presupuestal para el próximo año y sus anunciadas medidas de austeridad en el gasto, con un superávit primario y a la espera de que Pemex y la CFE den resultados en sus medidas de reajuste financiero.

Eso será a partir de septiembre y en adelante. Por ahora tendrán que ser las medidas monetarias y no las fiscales las que den un poco de respiro a los mercados. Como sea, de lo que se trata es de evitar un traspaso de las presiones del mercado cambiario al resto de la economía.

Por eso es que independientemente de lo que suceda con la Reserva Federal de Estados Unidos, que al parecer se tomará su tiempo antes de subir el costo del dólar, el Banco de México tiene suficientes razones internas para elevar las tasas de interés locales esta misma semana.

El viernes pasado el subgobernador del Banxico, Roberto del Cueto, anunció que se tomarán estos días para analizar la situación.

Ya tocará a los integrantes de la Junta de Gobierno del banco central llegar a la conclusión de si es necesario subir o no la tasa de interés.

Si el banco se gobernara por apuestas, la mayor posibilidad la lleva un aumento de 50 puntos base. Hay también altas posibilidades a un incremento de un cuarto de punto, otros se avientan la expectativa de 0.75% y hay quien espera que el banco central no se mueva y refrende su expectativa de alza en Estados Unidos. Toda la gama, pues.

El aumento parecería inminente ante lo que de facto ya ocurre en los mercados. Las tasas de interés están presionadas y hay que despresurizar si o si el tipo de cambio.