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Hoy se lleva a cabo el referéndum a través del cual los votantes de Reino Unido decidirán si su país permanece o no dentro de la Unión Europea (UE).

En la edición de “Sin Fronteras” del martes hablamos de las posibles consecuencias económicas para Reino Unido de un voto a favor del Brexit. Sin embargo, el nerviosismo causado por el Brexit en los mercados financieros globales se debe a que las consecuencias van mucho más allá de las fronteras británicas e, incluso, europeas, a pesar de que la economía británica representa poco más de 2% del PIB global.

Tan es así que varios personajes importantes fuera de Reino Unido y Europa, entre ellos Barack Obama y Michael Bloomberg, han cabildeado abiertamente en contra del Brexit.

El primer canal de contagio del Brexit sería, sin duda, a través de la inestabilidad generada por la volatilidad en los mercados financieros. El Brexit detonaría una ola de aversión al riesgo que fortalecería el valor de activos refugio, como el oro y los bonos del Tesoro de largo plazo de Estados Unidos, y provocaría una fuerte caída en los mercados accionarios de todo el mundo (sobre todo en Europa y Reino Unido) y las monedas y activos de mercados emergentes. Inclusive, hay quienes argumentan que el Brexit podría ser equiparable, en términos de su impacto en los mercados financieros y la economía global, a la quiebra de Lehman Brothers.

Aunque este columnista considera que esto es una exageración, la realidad es que el Brexit sería el pretexto ideal para terminar con el bull market de los últimos siete años y sin duda amenazaría la frágil recuperación de la economía global. No obstante, hay un segundo canal de contagio a la economía global, que es a través de la inestabilidad política que el Brexit provocaría en el resto de Europa.

La decisión de abandonar la UE por parte de Reino Unido seguramente desestabilizaría políticamente a una frágil Europa, donde la ruta que se ha trazado para resolver la crisis de los últimos años es la de una mayor integración tanto política como económica. El Brexit podría incentivar a otros países de la periferia europea a seguir el ejemplo británico, sobre todo si la UE le facilita la salida a Gran Bretaña con una negociación fast track de acuerdos comerciales.

Varios expertos coinciden en que la Unión Europea estaría forzada a hacerle la vida cansada a Gran Bretaña en su proceso de salida para desincentivar a otros países a tomar la misma ruta. Este debilitamiento del proceso de integración europea, que no pocos verían como el principio del fin del sueño de unificación de Europa, podría sumir a la región en una nueva recesión que tendría repercusiones a nivel global.

El tercer canal de contagio al resto del mundo es también principalmente político. Los políticos que han impulsado el referéndum y el voto a favor de la salida han utilizado argumentos mayoritariamente populistas, manipulado cifras y hechos de manera burda e inclusive mintiendo para ganar adeptos entre los miembros de la población menos educados y más vulnerables a la lenta y dispareja recuperación económica de los últimos años.

Para especialistas como Anatole Kaletsky, que escribe en el Project Syndicate, el Brexit sería un triunfo que daría validez a la retórica populista y nacionalista que, a pesar de desafiar la realidad y la lógica, se ha venido propagando por diferentes partes del mundo.

Para Kaletsky, las razones estipuladas por Boris Johnson y los que promueven el Brexit son tan huecas y mentirosas como las ideas populistas de Donald Trump en EU, Marine LePen en Francia y otras rebeliones populistas en otros países.

Para los mercados, el triunfo del populismo y nacionalismo implícito en el Brexit sería una pésima señal y un posible heraldo de lo que podría suceder en otros países. Sin embargo, espero que para cuando la mayoría de mis lectores lean esta columna, los resultados preliminares del referéndum arrojen una derrota del Brexit.