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Debate republicano se torna “civilizado”
Foto de AP

Sin incluir los desagradables insultos escuchados en otros debates, Donald Trump y sus rivales republicanos convirtieron el enfrentamiento del jueves por la nominación del partido a la presidencia en una discusión respetuosa en su mayor parte sobre las relaciones con Cuba, la Seguridad Social, el islam, el comercio y otros temas.

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Jake Tapper, a la izquierda, moderador de la cadena CNN, hace una pregunta mientras los precandidatos republicanos Marco Rubio, senador de Florida, izquierda, el multimillonario Donald Trump, el senador Ted Cruz de Texas y John Kasich, gobernador de Ohio, a la derecha, lo escuchan, durante el debate presidencial republicano patrocinado por CNN, Salem Media Group y el Washington Times en la Universidad de Miami, el jueves 10 de marzo de 2016, en Coral Gables, Florida. (Foto AP/Wilfredo Lee)

En un momento dado, Trump sacudió su cabeza y declaró: “No puedo creer lo civilizadas que han estado las cosas acá arriba”.

Ted Cruz y Marco Rubio hallaron abundantes áreas en las que difieren de Trump, pero en general los candidatos se las arreglaron para exponerlas sin entrar en conflicto unos con otros.

En una amplia discusión sobre la amenaza que representan los musulmanes radicalizados, Trump se negó a retractarse de su reciente afirmación de que “el islam odia a Occidente”.

Cuando se le preguntó si se refería a todos los musulmanes, el multimillonario respondió: “Me refiero a muchos de ellos”, y advirtió que él no sería “políticamente correcto” al evitar ese tipo de afirmaciones.

Rubio afirmó a su vez: “No me interesa ser políticamente correcto. Me interesa estar en lo correcto”. El senador por Florida hizo notar que hay musulmanes en las fuerzas armadas de Estados Unidos y otros que están enterrados en el Cementerio Nacional de Arlington, y dijo que la única forma de solucionar el problema de los extremistas violentos es trabajar con gente de fe musulmana que no sea radical.

Cruz resumió sus críticas a Trump por lo que dijo son soluciones simplistas sobre comercio y sobre los terroristas islámicos, al afirmar: “La respuesta no es sólo gritar: ‘China: malo; musulmán: malo”.

Sin embargo, evidentemente Trump estaba enfocado en proyectar una imagen menos ampulosa y más presidencial.

“Estamos en esto todos juntos”, afirmó al principio, con lo que sonó más como alguien conciliador que provocador a medida que se esfuerza por unificar al partido detrás de su candidatura. “Vamos a encontrar soluciones. Vamos a hallar la respuesta a las cosas”.

Los rivales de Trump, en un esfuerzo desesperado por detener su marcha hacia la nominación del partido, gradualmente incrementaron sus críticas hacia él a medida que avanzaba la noche.

Rubio lanzó un mensaje de amplio alcance: “Sé que a mucha gente le atraen las cosas que Donald dice. El problema es que los presidentes no pueden simplemente decir lo que les venga en gana porque ello tiene consecuencias en todo el mundo”.

Cruz, ansioso por consolidar su posición como la mejor alternativa del partido a Trump, también presentó una serie de críticas al líder de la contienda republicana, y en un momento dado afirmó: “Sus soluciones no funcionan”.

Trump se negó a morder la carnada cuando Cruz criticó repetidas veces sus posiciones en política exterior, y en un momento dado agrupó al multimillonario junto con la precandidata demócrata Hillary Clinton y el secretario de Estado John Kerry en el respaldo al acuerdo alcanzado por el gobierno de Barack Obama con Irán en torno al programa nuclear de ese país.

A lo que el empresario respondió: “Si Ted estuviera escuchando, me habría oído decir algo muy similar” a lo que Cruz había dicho sobre las fallas de ese acuerdo.

Con relación a las relaciones de Washington con La Habana, Trump desestimó las preguntas sobre si mantendría la postura del gobierno de Obama de haberlas normalizado. El empresario dijo que está “un tanto indeciso” sobre la postura del mandatario y de Rubio, quien se opone a la normalización de relaciones con la isla comunista.

Trump indicó que buscaría “un buen acuerdo”, pero no dijo los términos que estaría dispuesto a apoyar.

Por su parte, Rubio, hijo de inmigrantes cubanos, indicó que necesitaría que Cuba se comprometiera a puntos específicos para poder normalizar las relaciones. Dichos términos incluyen elecciones libres, libertad de prensa y dejar de encarcelar a disidentes.

Sus comentarios provocaron una fuerte ovación de la audiencia en Miami, hogar de una importante población cubano-estadounidense.

En una amplia discusión sobre la Seguridad Social, tanto Cruz como Rubio dijeron que elevarían gradualmente la edad de jubilación para los trabajadores jóvenes con el fin de ayudar a estabilizar el sistema y evitar un desastre financiero.

En contraste, Trump dijo que haría “todo lo que esté en mi poder para no tocar la Seguridad Social, para dejarla tal y como está”.

John Kasich, el gobernador de Ohio que ha tratado no criticar a sus rivales, pone sus esperanzas de sobrevivir en obtener los 66 delegados que otorga su estado. Aún no gana en ninguno.

Redacción