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Llegar a Marte, esa fue quizá la más sensata e inocua de las frases del discurso inaugural del nuevo presidente de Estados Unidos, Donald Trump, porque todo lo demás refleja a un personaje que claramente perdió el piso.

El populismo es una forma dañina de gobierno, pero como estrategia del Presidente del país más poderoso del mundo, es un cambio radical de alcances globales.

El entusiasmo entre sus seguidores es el motor que alimenta todo lo que viene y que permite un trato injusto, mentiroso y grosero con el gobierno que ya se fue del demócrata Joe Biden.

Trump promete una edad de oro, porque se siente convencido de que Dios le salvó la vida en el atentado de Pensilvania para hacer a Estados Unidos grande otra vez.

Confirmó sus planes de decretar que va a cambiar el nombre del Golfo de México por Golfo de América, la confusión será para sus estudiantes, porque para nosotros siempre conservará su nombre, tanto como el Río Bravo es para nosotros lo que para ellos es el Río Grande. No pasa nada.

Hasta el mediodía de ayer 20 de enero, ya no quería Groenlandia, pero sí quiere “recuperar” el Canal de Panamá y quitárselos a los chinos. Veremos el alcance político-militar de sus intenciones.

Pero donde sí rompe con el mundo es con sus políticas negacionistas, tanto del cambio climático como de la tolerancia y diversidad sexual.

No más políticas verdes en Estados Unidos, no más impulso a las tecnologías eléctricas automotrices, “taladra, baby, taladra”, dijo Trump en su plan de alimentar su economía con gas y petróleo a manos llenas.

Por decreto, en Estados Unidos a partir de ahora sólo son géneros reconocidos, hombre y mujer, postura decimonónica que impone sus creencias.

En el comercio global, la mala noticia es la ratificación de sus amenazas proteccionistas sin moverle una coma a sus palabras de la pasada campaña presidencial.

La buena es que, al menos en el discurso inaugural, todavía ni un solo decreto de aplicación de aranceles para nadie… pero ya llegarán.

Para México, el guion al pie de la letra en materia migratoria y de seguridad. Emergencia migratoria en su frontera sur, despliegue de tropas y, de nuevo, “quédate en México” para cualquier candidato a la inmigración.

Y, sí, llegó el decreto que va a cambiar muchas cosas en la relación financiera, además de los temas de persecución a criminales, la designación como grupos terroristas a los cárteles mexicanos va a tener implicaciones todavía no dimensionadas.

Prometer hacer los autos de nueva cuenta en Estados Unidos es una amenaza comercial para México, pero que todavía no tenía, hasta el discurso inaugural, la forma de un decreto proteccionista con aranceles incluidos.

Donald Trump quiere llevar la bandera de su país al planeta Marte, lo que aplaude a rabiar su amigo y nuevo funcionario, Elon Musk, lo cual está muy bien dentro de los planes de una potencia mundial.

Pero Trump quiere reinventar el mundo desde su perspectiva, negacionista, proteccionista y con esos toques de una sociedad conservadora, cerrada y que cree que debe estar agradecida de la designación divina para conducir sus destinos.