Minuto a Minuto

Ciencia y Tecnología Espectáculo esta noche con una superluna llena que alcanzará su máxima altura sobre el horizonte
Lo que hace a esta “Luna Fría”espectacular, es que será la más alta del año en el cielo del hemisferio norte
Entretenimiento Silvana Estrada asombra en presentación con Jimmy Kimmel al cantar ‘Dime’
Silvana Estrada se presentó en Jimmy Kimmel Live con el tema 'Dime', de su álbum 'Vendrán suaves lluvias'
Internacional Trump y la primera dama encienden el árbol de Navidad de la Casa Blanca
Trump y Melania encendieron el árbol de Navidad de la Casa Blanca, y Trump afirmó que la religión vuelve a EE.UU. mientras elogió a las fuerzas federales
Nacional Sismo de 3.4 sacude Montemorelos, Nuevo León
Esta noche del 4 de diciembre el Sismológico Nacional registró un sismo en Montemorelos, Nuevo León, a las 19:51 horas
Nacional Ebrard asegura que “no hay ninguna señal que indique que el T-MEC no seguirá”
Marcelo Ebrard aseguró que la revisión del T-MEC avanza sin señales de riesgo, pese a que Trump afirmó que podría dejarlo expirar

Llegué a las 10 de la mañana de anteayer, lunes, al aeropuerto de Guadalajara para tomar el vuelo 223 de Aeroméxico, el de las 11:15, rumbo a la Ciudad de México.

El vuelo estaba demorado, anunciaron, sin más explicación. Conforme pasó el tiempo, se fue sabiendo que la demora sería enorme. Su origen era que un banco de niebla matutino había retrasado hasta por tres horas los vuelos programados para salir del Aeropuerto Internacional Benito Juárez de la capital.

Empezó una larga espera, sin otra información que la de las pantallas del aeropuerto, cuyos datos diferían hasta en dos horas de los de la app de la línea aérea.

En las pantallas del aeropuerto, mi vuelo, el AM223, tenía un retraso anunciado de cuatro horas. Iba a salir a las 14:24 horas. Sin embargo, vuelos posteriores, como el AM229, que estaban programados para salir tres horas después del mío, no tenían retraso anunciado.

El vuelo AM229, posterior al mío, salió de Guadalajara a las tres de la tarde, coincidiendo con el anuncio de que mi vuelo, el AM233, saldría hasta las cuatro de la tarde.

Como a las cinco, mientras hacíamos cola para abordar, nos informaron que el avión de nuestro vuelo había cambiado y que posiblemente hubieran cambiado también nuestros asientos asignados.

Mientras me enteraba de esto, recibí la llamada de una amiga que había volado en el AM229 y había llegado ya a la Ciudad de México.

Me esperaba todavía media hora de cola.

Al subir al nuevo avión del vuelo AM223, el piloto nos explicó que todo se debía a la demora original del banco de niebla de la Ciudad de México. Todos los aviones habían hecho esa cola y todos llevaban ese retraso.

Bueno, sí, salvo el avión del vuelo AM229 que había volado a Guadalajara tres horas después que el mío, pero había salido de Guadalajara tres horas antes.

El piloto nos estaba diciendo una mentira, ¿para qué? Ya era suficiente el enorme retraso.

Despegamos de Guadalajara a las seis de la tarde. Aterrizamos a las siete de la noche en la Ciudad de México, luego de ocho horas y una mentira de espera.