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Las prisas y la improvisación siempre llaman al error. Así ocurre en todos los órdenes de vida.

Es pésima, terrible, la imposición de que se hagan las cosas en chinga. “Ya, ya, ya, ya” para lo único que sirve es para que la gente se equivoque.

El antídoto es la serenidad y la planeación.

Se-re-ni-dad.

Justamente de lo que carece el actual gobierno.

Es irrefutable que la revelación de las casas donde ha vivido en Houston, Texas, el hijo del presidente López Obrador lo sacó totalmente de equilibrio. La semana pasada y lo que va de ésta casi todos los días habló del tema, sin que se lo preguntaran, en la Mañanera. Se ve que le caló en lo personal y puso a dudar a sus huestes, que estarían viendo lo mismo que en otros sexenios. La diferencia es que los de ahora prometieron ser distintos.

El miércoles, obligó al director de Pemex a intentar explicar lo que a ojos de muchos en el país parece al menos una inmoralidad si no es que un conflicto de interés o una ilegalidad, con la petrolera Baker Hughes, que ya inquieta a sus accionistas y exigen a sus directivos que lo investigue.

Ayer, en un arranque injustificable, se equivocó al hacer públicos los supuestos ingresos del periodista Carlos Loret de Mola, información que solo pudo provenir de Hacienda y el SAT. Debió cometer un delito.

El Presidente se ve enojado. No es para menos, la vida se le ha complicado y tiene muchos frentes abiertos. Hasta en el Manual de los Pequeños Castores (Disney´s) se aconseja no librar varias batallas a la vez. Y él, que ha estado en muchas guerras y tiene una intuición política fuera de serie, no las ha podido enfrentar con éxito. Quizás es la edad o los quebrantos de salud o que la presidencia no ha resultado lo que imaginó, pero ha perdido “toque”.

Conflictos que antes le cabrían en una muela ahora lo rebasan. Lo peor de todo es que él ha provocado muchos de ellos.

Como dicen en el vecindario de su hijo, “You name it”: la malograda Reforma Eléctrica, que ahora lo contrapone con los intereses estadunidenses; la Consulta de Revocación de Mandato, cuya veda informativa le impide presumir sus logros de gobierno y hasta le impedirá celebrar por todo lo alto la inauguración de su aeropuerto; la anunciada Reforma Electoral, para aniquilar al INE; los cambios de ruta del Tren Maya talando sin beneficio miles de árboles y la desaprobación que causa; los 53 asesinatos de periodistas, de los cuales solo 5 se han sentenciado y que sí hace peor a su gobierno que a los anteriores; su pleito con la prensa, aún con la que era suya de él, a la que insulta, sobaja y estigmatiza pero honra con sus descalificaciones; el combate a medias del Covid-19, que ha provocado cientos de miles de muertes; la inflación que rebasa el 7 por ciento y por si no fuera suficiente, un pleito totalmente innecesario con Panamá, por la fallida designación del embajador que quería YSQ 2 y con España, con quien tiene un pleito literalmente ranchero, llegando al grado de decretar una “pausa” en la relación con el gobierno español, en donde cabría aquello de que “no eres tú, soy yo”.

El Presidente necesita serenarse y sus consejeros cercanos armarse de huevos y decirle la verdad.

Quien necesita una pausa es él, para reflexionar y tomar mejores decisiones.

Es triste ver a un luchador social de su tamaño equivocarse como lo está haciendo. Todos tendremos un ocaso pero a nadie se le puede desear uno como el que está teniendo quien despertó la esperanza en millones de personas.

Monitor republicano

Para Loret, un abrazote, como siempre.