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Hay la pasión mexicana de odiar al PRI, insultar al PRI, instruir al PRI, dar por muerto al PRI. Propongo que llamemos a todo esto Priología.

El presidente López Obrador acuñó la pieza más reciente de Priología de que disponemos cuando instó a los priistas a definirse sobre si están a favor de su propuesta de reforma eléctrica o en contra de ella. Los priistas de hoy deben decidir, añadió, si están con los ex presidentes Lázaro Cárdenas y Adolfo López Mateos, o con el ex presidente Carlos Salinas de Gortari.

Recordemos para los lectores de este siglo que Lázaro Cárdenas gobernó entre 1934 y 1940, cuando no existía el PRI. López Mateos fue presidente entre 1958 y 1964, cuando fue estatizada la industria eléctrica. Salinas de Gortari gobernó entre 1988 y 1994, cuando nada cambió en el monopolio eléctrico del país.

Lo que López Obrador quiere cambiar, en realidad, es la reforma eléctrica que hizo el gobierno de Enrique Peña Nieto (2012-2018), que cambió en sus cimientos, esa sí, el sector energético del país. Como se ve por la simple enunciación de los hechos, la definición que pide a los priistas la Priología presidencial es por lo menos confusa en las fechas, en los hechos y en los presidentes.

El priista menos diestro en su historia podría responder que tiene más alternativas a la mano que las planteadas por el Presidente, por su parte un ilustre ex priista.

La razón es simple: el PRI ha sido el gran partido transformista de México, el partido que más cambios del país ha conducido hacia los rumbos más dispares. Veámoslo así: desde que nació en 1946, el PRI ha sido lo que le han pedido sus presidentes: Industrializador reformista con Alemán (1946-1952). Conservador con Ruiz Cortines (1952-1958). De “extrema izquierda dentro de la Constitución” con López Mateos (1958-1964). Paranoico patriótico con Díaz Ordaz (1964-1970). Tiránico tercermundista con Echeverría (1970-1976).

Petrolero dispendioso con López Portillo (1976-1982). Austero antiestatista con Miguel De la Madrid (1982-1988). Neoliberal con Salinas (1988-1994). Neoliberal antisalinista con Ernesto Zedillo (1994-2000).

Huérfano de presidente pero poderoso con Vicente Fox (2000-2006). Huérfano de presidente pero poderoso con Felipe Calderón (2006-2012).

Nuevamente neoliberal con Enrique Peña Nieto (2012-2018). De modo que: ¿cuál PRI?