Sin embargo, cualquier evidencia de ineficacia o insuficiencia en las medidas de apoyo o un comportamiento adverso en el número de casos generará ansiedad y volatilidad en los mercados, prolongando la búsqueda de un piso
Después de caer 35% entre el 19 de febrero y el 23 de marzo, el S&P 500 ha registrado un incremento de aproximadamente 20% al cierre de ayer, pero aún se encuentra 22% por debajo del máximo histórico del 19 de febrero.
Si bien la semana pasada analizamos los factores que podrían llevar al mercado a romper el piso establecido el 23 de marzo, en esta edición nos concentraremos en analizar el panorama para el mediano y largo plazo.
En este sentido, resulta útil estudiar el comportamiento histórico del S&P 500 en otros bear markets. En los últimos 60 años se han presentado 10 bear markets —1962, 1966, 1970, 1973, 1982, 1987, 1990, 2001, 2008 y el actual. Un bear market se define comúnmente como un ajuste a la baja de 20% o más.
La duración promedio de un bear market es de aproximadamente 21 meses y la pérdida de valor promedio de pico a piso es de 40 por ciento. El común denominador de todos estos episodios es que una vez que se materializó la caída inicial de 20%, el S&P 500 siguió cayendo y tardó semanas en encontrar un piso verdadero.
En promedio, el S&P 500 se tardó aproximadamente dos meses entre la fecha en que entró en territorio de bear market y el momento en el que logró encontrar un piso. Con excepción de la Gran Depresión de 1929, el episodio más largo entre el inicio del bear market y el mínimo fue el de la Gran Recesión del 2008 cuando el S&P 500 tardó casi seis meses en finalmente encontrar un piso el 11 de marzo del 2009.
Independientemente del tiempo transcurrido en encontrar un verdadero mínimo, el retorno promedio del S&P 500 para los 12 y 48 meses posteriores al inicio del bear market es de 10 y 21% respectivamente.
Aunque este promedio vislumbra un panorama alentador, no hay que olvidar que los dos bear markets más recientes, el del 2001 y el del 2008, generaron rendimientos negativos a los 12 y 48 meses posteriores a su inicio (-1 y -29% para el del 2001, y -28 y -14% para el del 2008).
De hecho, el bear market de la Gran Recesión provocó un ajuste negativo de 57% entre pico y piso. No obstante, ambos periodos fueron seguidos de varios años de bull market, incluyendo al más largo de la historia que comenzó el 11 marzo del 2009 y concluyó el 23 de marzo pasado.
Tomando en cuenta la evidencia histórica, es altamente probable que el S&P 500 se recupere en el mediano plazo y que busque nuevos máximos históricos, una vez superada la crisis económica y sanitaria provocada por la pandemia. Aunque es probable que en el corto plazo sigamos viendo un alto grado de volatilidad y posibles mínimos nuevos, la actividad económica se recuperará eventualmente.
Aunque esta crisis es diferente, tanto en magnitud como en naturaleza, la evolución del desarrollo de un tratamiento antiviral eficaz y una vacuna contribuirán al eventual relajamiento de las medidas de distanciamiento social.
Mientras esto sucede, el mercado tendrá que evaluar la eficacia de las medidas de apoyo fiscal y monetario así como el desarrollo de los patrones de contagio. Los mercados tienden a adelantarse a los factores económicos y es por esto que pondríamos el fin del bear market antes de que concluya la recesión.
Sin embargo, cualquier evidencia de ineficacia o insuficiencia en las medidas de apoyo o un comportamiento adverso en el número de casos generará ansiedad y volatilidad en los mercados, prolongando la búsqueda de un piso.