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La noticia es que los expertos independientes de la OEA retoman el “Caso Iguala”. Y no puede ser peor noticia para los familiares de los 43 desaparecidos ni para el erario. Porque son mismos expertos que antes no resolvieron nada y solo cobraron del presupuesto.

Para más, la noticia se registró a la par que el presidente admitió que cada día se torna más difícil resolver el caso. Antes había aceptado ante los padres que, acerca de la promesa de resolverlo, “fui prudente, mesurado, no ofrecí lo que no iba a poder cumplir”.

Entonces no debe ser observado con entusiasmo el retorno de los expertos que, en el sexenio pasado, cobraron dos millones de dólares al Estado mexicano sin más resultados que enredar el caso y hacer política con el tema.

Dos de ellos, la colombiana Ángela Buitrago y el chileno Bernardo Cox, cobran desde agosto pasado. Los otros dos son la guatemalteca Claudia Paz y el español Carlos Beristain. Todos son abogados: es decir, no son “expertos” en nada que pueda esclarecer la desaparición.

Sobre todo ahora que, cerca de Iguala, hallaron nuevos restos y serán analizados en Austria: es decir, donde mismo fueron analizados los restos hallados en el basurero de Cocula, y el río San Juan, indicado que eran de uno de los desaparecidos.

¿Para qué vienen litigantes de la OEA a esclarecer un caso en el que se necesitan expertos en ADN, química, incendios, ciencias forenses, pesquisas policiacas? Para lo mismo de antes: a hacer política y entorpecer la investigación.

Por eso fue que antes no funcionaron, ya que trabajaron como abogados de las víctimas y contra la pesquisa oficial, sin la idea de coadyuvar en ésta, sino provocar que el asunto fuera resuelto en los tribunales de la opinión pública.

No olvidemos que Cox dijo en nombre de todos que “no seguiremos colaborando con un proceso que no se ajusta a acuerdos y consensos”. Por favor: cómo rayos se va a querer “acordar” en un asunto puramente policiaco y científico.

El caso Iguala consiste en demostrar si en Cocula hubo o no un fuego de grandes dimensiones, y si fueron incinerados cuerpos humanos. Y científicos de varios lugares del mundo coinciden en que sí hubo incendio y al menos 17 cuerpos fueron quemados.

Entre esos científicos están Frederick W. Mowrer (Ingeniero de protección de incendios), James D. Quintiere (Consultor en el incendio de las Torres Gemelas y WTC de Nueva York) y Ricardo D. Torres (Ingeniero de Fuegos y Explosiones de PT&C/LWG).

Porque algo debe quedar claro: los 43 normalistas fueron secuestrados, asesinados, incinerados y arrojados al río San Juan, por el Cártel Guerreros Unidos.

Decir otra cosa es engañar a los familiares.