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Xólotl

Érase que se era una historia que bañaba el gran lago del Anáhuac, ahí donde se presentaba majestuoso. Sus aguas mansas y templadas brillaban en ese espacio del tiempo donde todo se movía lento. La vida ocurría, había una coexistencia armónica con el entorno, dejando que los ciclos naturales se hicieran cargo.

Tenía por entonces Quetzalcóatl un hermano gemelo que llevaba el nombre de Xólotl señor de la estrella verde y del inframundo, portador del fuego. Entre los dos buscaban cómo restaurar a la humanidad, así que se dedicaron a tomar huesos del Mictlán, el lugar donde se cubría la obscuridad del inframundo.

Todo ese esfuerzo tenía la premisa de que los dioses pudieran renovar a la raza humana, en la era del quinto sol. Así, se reunieron en Teotihuacán para darle vida al sol que alumbraría esta nueva era. Pero algo salió mal, el sol una vez que comenzó a brillar estaba estático, era indispensable que lo hicieran mover, pues solo así se podía engranar el ciclo de la vida.

Los dioses decidieron ofrendarse y Quetzalcóatl los fue matando uno a uno. Pero resulta que Xólotl no estaba nada convencido de morir de esa manera, así que decidió transformarse y usando el don del nahual para transformarse, se escondió en un maizal en forma de maíz doble. Pero su hermano que era muy inteligente lo descubrió. Huyo nuevamente y ahí donde encontró un magueyal se convirtió en un maguey doble (mexólotl).

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Pero el hermano lo encontró nuevamente, así que no le quedo remedio que huir hacia el agua donde finalmente se transformó en axólotl, “el monstruo de agua.” Creció unas branquias externas en forma de plumas, y una aleta dorsal de renacuajo, conservó sus caracteres juveniles cuando llegó adulto. Xólotl encarnado en este anfibio, dejo su legado en características como la regeneración de tejido, pudiendo reestructurar de nuevo un brazo, un pedazo de cerebro o su cola, en caso de perderlos. Forjó es una sonrisa única, que evoca ternura y en este estado se quedó por los siglos de los siglos, siendo esta su última encarnación.

Aunque la leyenda cuenta que Quetzalcóatl finalmente dio con él y terminó con su vida, hay quienes piensan que en cada ajolote que existe, hay un poco de su ser. Venerado alguna vez por los habitantes de la zona, se le atribuye cualidades curativas, utilizados para elaborar diversos artículos medicinales como jarabes para infecciones respiratorias. Además es una especie que desde el siglo pasado se ha utilizado para fines de investigación científica en laboratorios, es manjar exótico para otros y para otros más una mascota que vive en peceras.

Entre mitos y leyendas, el valle de México vivía al amparo del pueblo Mexica quien iba levantando poco a poco una ciudad esplendorosa. Al fondo, el Popo y el Iztaccíhuatl, guardianes del espacio, testigos de lo acontecido, iban custodiando grandes extensiones. Día a día, moldeando el entorno con manos llenas de capacidad de coexistencia, el pueblo nahuatleca iba rindiendo agradecimiento y considerando sagrados los espacios levantaron chinampas, caminos sobre el agua, volviendo el entorno majestuoso. Originalmente se trataba de una cuenca que albergaba la región lacustre de los lagos de Texcoco, Xochimilco y Chalco. Alimentados por los escurrimientos y filtraciones provenientes de las montañas aledañas, que entonces existían.

Los Mexicas, implementaron un modo de vivir, de incluir el agua en la vida cotidiana, unas 60 mil canoas yendo y viniendo desde el centro de Tenochtitlán hasta los márgenes de los lagos, una ciudad que altanera mostraba su grandeza con cerca de cincuenta grandes edificios.

Era la cuidad más poblada de América y la tercera del mundo en el siglo XVI. Había barcazas (probablemente eran trajineras) para la recolección de desperdicios y otras para la recolección de excremento, que era utilizado como abono en las chinampas. Las había para transportar mercancías y pasajeros, tantas adornadas con flores.

Estos espacios  se convirtieron en el granero del pueblo azteca, alimentando a más de un millón de seres humanos, respetando las formas de cultivo; maíz, calabaza y frijol para no agotar la tierra. Cada parcela fabricada de troncos, varas, en manos diestras. Depositaban tierra vegetal debidamente seleccionada con materias biodegradables como el pasto, hojarasca, cáscaras de diferentes frutas y vegetales, etc. En la chinampa se sembraba un sauce para que sus raíces crecieran desde el agua hasta la tierra firme en la ribera de lagunas y arroyos, y luego de que el sauce crecía, sembraban diferentes cultivos permitiendo una rentable convivencia entre los seres humanos y la naturaleza.

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Tiempo después, la riqueza de Xochimilco poco a poco se fue enfriando, fueron canalizados los mantos acuíferos de gran parte del lago durante el Porfiriato para abastecer de agua a la Ciudad de México, llevando a los manantiales a su agotamiento en 1959 y a una inminente desecación.

Los canales ahora son alimentados con agua residual, actualmente tratada por la planta del cerro de la Estrella, que abastece de agua la ciudad. Reconocido en 1987, como Patrimonio de la Humanidad, nos deja la disyuntiva 32 años después de perder dicho nombramiento, ya que hoy no es ese Xochimilco que impulso la declaratoria. Ahora con poca agua, anegada en muchos tramos, cubierta de basura de los turistas, de los que viven ahí, van mostrando la cara que es el reflejo de un ecosistema enfermo.

Los canales se han ido llenado de lirio introducido en Porfiriato y poco después sin ningún tipo de estudio introdujeron la carpa asiática, que por sus hábitos alimenticios remueve el sustrato y modifica el hábitat al incrementar la turbidez del agua. También introdujeron tilapia africana que entre otras cosas, consume los huevecillos o pequeñas crías del ajolote, además de acabar con las raíces de los Ahuejotes, los arboles que contenían las chinampas formando barreras rompe vientos contra las inclemencias de las lluvias y la erosión del suelo.

Nuestra ceguera, la sobre explotación del hábitat, la mancha urbana, la migración de los campesinos al no encontrar rentable el uso de las chinampas, la falta de recursos e interés por conservarlo, la carencia de un programa de manejo integral y sostenible del territorio; llevarán en poco tiempo, a desaparecer uno de los patrimonios mas hermosos de la humanidad y con él las leyendas, las especies y la fauna.

Acaso será que Xólotl finalmente podrá ser vencido no por su hermano quien se ha perdido en los halos de la historia, sino a manos del ser humano que ha ido perdiendo su conexión con el entorno.

Así, esta especie tan peculiar comparte con el resto de los habitantes del valle de México, diversas problemáticas y un futuro incierto. Si el ajolote desaparece, será una pérdida invaluable para la biodiversidad, lo será sin duda para la cultura mexicana y será la radiografía que reflejará la degeneración de un sistema de lagos, que supo ser grandioso.

Actualmente tiene el estatus de “en peligro de extinción” bajo la NOM-059-ECOL-2010. Es irónico que una especie elegida para dar identidad cultural a una ciudad tan importante, se encuentre tan cercana a la extinción, o será acaso un homenaje póstumo que servirá para reconocer la vida del hermano gemelo de Quetzalcóatl, que tiene una tradición cultural que hoy se ha convertido en indiferencia.

DZ

Gracias Mocre por hablarme de Xólotl, por mostrarme su existencia, por alimentar mi curiosidad y dejarme viajar en el mundo de las leyendas, una de mis grandes pasiones.

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En 1998, en el lago de Xochimilco existían 6 mil ajolotes (Ambystoma mexicanum) por kilómetro cuadrado, a finales de 2014 había solo 36.

Leyenda de Xólotl, contada por el misionero franciscano Bernardino de Sahagún descrito en el Códice Borgia.

Algunas instituciones que cuidan Xochimilco y a los ajolotes Axolotitlán A.C. Semillas de la Chinampa Umbral Axochiatl Xochimilco A. C. Proyecto Unesco-Xochimilco (PUX).

Gracias Pamela por invitarme a recorrer los canales, a mirar con tus ojos la pasión por restaurar un hábitat que sientes tuyo.