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Tlahuelpuchi
Tlahuelpuchi. Foto: matadornet.

Cobijada por esta negra noche sin luna

Te levantas con ancestral sed de sangre

Un infante sin bautizar dormido en la cuna

Será quien esta noche calme tu hambre.

Tu llegada anuncias con una luz en el cielo

Surcando la oscuridad surges de los cerros

Clavas tu lengua larga y fina como aguja

Doble vida, de día mujer, de noche bruja.

Eres terror de Tlaxcala, la sangre, tu eterna adicción

Porque de sangre es también el hambre de quien te condeno

Bella luz de tlahuelpuchi el fuego quema tu corazón

Bruja, terror de Tlaxcala, la sangre es tu eterna prisión.

Tus conjuros provocan aquel sueño profundo

Siempre alejada del reflejo de espejos

Absorbes la sangre en tan solo unos segundos

Llenar tu buche es tu único festejo.

Vendiste tu alma para así obtener sabiduría

A cambio solo podrás alimentarte de sangre

Contra ti tlahuelpuchi solo una cruz de tijeras

Pobre bruja sabía, pero muerta de hambre.

Eres terror de Tlaxcala, la sangre tu eterna adicción

Porque de sangre es también el hambre de quien te condeno

Bella luz de tlahuelpuchi el fuego quema tu corazón

Bruja, terror de Tlaxcala, la sangre es tu eterna prisión

Desatornillas tus piernas

Y en el tlecuile las conservas

Metamorfosis del guajolote

Con sus patas, pico y alas te complementas.

Eres terror de Tlaxcala, la sangre tu eterna adicción

Porque de sangre es también el hambre de quien te condeno

Bella luz de tlahuelpuchi el fuego quema tu corazón

La sangre tu eterna adicción, de sangre se alimenta tu Dios.

Canción Sangre maldita

Los mitos me apasionan, estas historias fabulosas de tradición oral que explican por medio de la narración, acciones de seres que encarnan de forma simbólica fuerzas de la naturaleza o, que ensalzan aspectos de la condición humana. 

Se vuelven música, poesía y a brochazos se revisten con historias imaginarias que alteran las cualidades de una persona, de una cosa o de un evento, y les da más valor del que tienen en realidad. Son una fuente de interpretación a aquello que muchas veces no encuentra una explicación plausible o, que buscan ser fuente de admiración y se apropian del mapa del mundo de esa cultura, cobijando ideas ancestrales acerca del espacio en el cual viven. 

Cuando encuentro alguno, me da por buscar sus raíces, averiguar de dónde y por qué se gesta, y me envuelve la belleza de su tradición oral, y de la transformación que sufre durante siglos de boca en boca. 

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Tlahuelpuchi. Foto: pinterest

“Se lo ha chupado la bruja…” Es un dicho popular que he escuchado muchas veces y, debo confesar, pensaba era una forma de referirse a aquel que se pierde en el alcohol o en las drogas. Pero descubrí que no, esta frase tiene un origen que atañe al misterio, a las brujas y entonces comienzo a buscar cómo calmar la sed que me suscita, y voy en búsqueda de descubrir qué hay por detrás de lo que se cuenta. 

La mayoría de los mitos de México tienen un origen prehispánico. Estos se fusionan con la conquista y se matizan, se les da brochazos que tocan el encuentro entre dos pueblos, y se bañan de un tinte especial cuando éste surge de manera violenta.

En nuestro país existen creencias que hablan de brujas capaces de robarse el alma, y de vagar por las noches en busca de víctimas a las cuales sorberles la sangre. Esta imagen ha cruzado los siglos, volviéndose piezas inolvidables de cuentos infantiles y de leyendas que en distintas partes se juntan, volviéndose simbiosis.

En los inhóspitos parajes del altiplano nahua en el estado de Tlaxcala, hay unas criaturas míticas que se les conoce como Tlaltepuchis, cuyo significado en náhuatl es “sahumador luminoso”. Seres que en su origen tenían los poderes de los nahuales, convirtiéndose en animales. Su leyenda y morfología se transformaron al paso de los siglos en un nuevo significado, sufriendo una metamorfosis hasta fusionarse con las brujas. 

Se revistieron de  mujeres comunes, a quienes según la leyenda los dioses les habían concedido una dádiva. Al enterarse de que eran portadoras de este don, al llegar a la pubertad, específicamente cuando tenían su primera menstruación, entraban en contacto con el potencial de sus poderes. Con el tiempo y la práctica, lograban desarrollarlos por completo, hasta finalmente dominar la técnica de convertirse en animales. Pero este don era portador de una puerta al inframundo y la oscuridad, así que muchas de ellas se perdían si no tenían un corazón puro, y la seducción de una vida eterna las envolvía.

Las que usaban su don para servir y nutrir a la humanidad morían al paso de los años, pero las que habían sido cegadas por la inmortalidad, descubrían que la sangre de los neonatos las mantenía permanentemente vivas. 

Al tomar una forma animal, desprendían una luminosidad que adviertía su presencia. Hoy en día, hay testimonios de personas que cuentan que han visto las luces acercarse a ellos o alejarse, y como es difícil distinguir si son buenas o malas, entonces producen un terror que paraliza y genera pavor.

Eran mujeres que tenían la capacidad de volverse Guajolotes y Bolas de fuego. Aquellas que habían tomado el camino de la inmortalidad, sigilosas, se deslizaban en las casas llenándolas de neblina, filtrándola por las  puertas y ventanas, entrando entre la medianoche y las cuatro de la madrugada, buscando bebés menores de 3 meses. Los padres, ayudados por sortilegios, dormían entrando en un sueño profundo, dejando indefensas a sus víctimas.  

Entonces, ellas necesitadas del líquido vital para no morir, los  tomaban  entre sus brazos y les chupaban la sangre hasta secarlos.

Algunos lograban despertar del mágico sueño al que fueron sometidos, y si tenían suerte, sólo encontraban moretones en su pequeños hijos, pero si no, afrontarían la dolorosa pérdida. 

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Tlahuelpuchi. Foto: pinterest

En muchos lugares, para proteger a los bebés, todavía se les colocan cajitas de agujas o cosas hechas de metal, como tijeras o cuchillos, pues dicen que son repelentes naturales de brujas. Aunque al parecer lo más efectivo para alejarlas, según dicen, es colocando un collar de ajos o incluso esparcir cebolla alrededor de la cuna o cerca del bebé, para ocultar su aroma y así evitar que las tlahuelpuchis sepan qué está ahí.

Hace tiempo, cuando los ataques se volvían demasiado frecuentes, y ya no se podía vivir de ninguna manera, los pobladores capturaban a las tlahuelpuchis, para someterlas a juicio y las ejecutaban.

Me da la impresión que la muerte de cuna que hoy tiene múltiples explicaciones, tiene algo que ver con este mito. Darle una explicación llenándola de fantasía, a un fenómeno inexplicable, ayuda quizá a mitigar el dolor.

Se cuenta que en varios poblados rurales de México, en los años 60 se produjo una inusual epidemia de muertes infantiles,  y se corrió el rumor que era a causa de la”chupada de bruja”, así que se dieron a la casa de estas mujeres para matarlas. 

Cuenta la leyenda, que el último registro de una ejecución fue en 1973. Sin embargo, muchos oriundos de estas zonas siguen creyendo en ellas, y aún persiste el rumor entre los locales; “cuídate de las tlahuelpuchis” ya que piensan que ellas aún están ahí, entre las sombras.

Por DZ

Claudia Gómez

Twitter: @claudia56044195