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Saskia Niño de Rivera: la mujer que volteó a ver los penales del país

Saskia Niño de Rivera es especialista en secuestro y psicología forense, además de que es fundadora de la asociación Reinserta Un Mexicano AC, en la cual se dedica a la reinserción de personas que salen de la cárcel y a la prevención de conductas delictivas.

La psicóloga egresada de la Universidad Iberoamericana –que también estudió Derecho en el Instituto Tecnológico Autónomo de México– promueve también, a través de su organización, la investigación sobre esos temas para poder impactar en las políticas públicas del país.

Saskia Niño de Rivera: la mujer que volteó a ver los penales del país - saskia
Foto de Twitter Saskia Niño de Rivera

Su interés por esos temas surgió a partir de vivir directamente en su familia el daño de la delincuencia, lo que le llevó a preguntarse cuáles eran las razones que llevaban a una persona a dedicarse a actividades ilícitas.

Saskia habló con López-Dóriga Digital sobre su proyecto y lo que la mueve a dedicarse de tiempo completo a él, además de las dificultades que tenido que superar para sacarlo adelante.

¿Por qué decidiste dedicarte al tema de las personas que están encarceladas?
Acercarme con la población penitenciaria no fue fácil. Antes, me tocó estar del otro lado de la moneda, como víctima, cuando un familiar mío fue secuestrado. Fue difícil entender la parte de la delincuencia desde el dolor de ver a tu familia en esas condiciones.

Cuando eran las negociaciones del secuestro, yo pensaba en qué es lo que hace que una persona decida dedicarse el resto de su vida a hacer cosas como esa. No puede ser que alguien despierte y diga: “vamos a dedicarnos al secuestro”.

Pero ese momento me llevó a reflexionar sobre cómo una situación te marca y la importancia de ver más allá. Me inspiré mucho, me dio muchísima curiosidad entender por qué pasa y cómo podíamos sanarlo.

¿A que se debe entonces que una persona cometa un delito?
Quizá suene cursi, pero lo digo con toda la sinceridad: vivimos en un país donde las injusticias sociales destruyen vidas y es algo por lo cual tenemos que luchar. La cosa que más me duele de mi país es la injusticia social.

Estoy convencida de que las injusticias sociales que vive nuestro país son culpa de todos, así que me preguntaba cómo podía involucrarme para frenar este tipo de conductas. Fue ahí donde decidí dedicar mi vida a trabajar esta parte, si bien no directamente desde la victimología o del victimario, sí desde el tema de las cuestiones delictivas.

Estudié Psicología como segunda carrera, fue ahí donde tuve los primeros acercamientos con el sistema penitenciario y también me tocó trabajar mucho con secuestradores y secuestradoras para entender que detrás de esa persona hay una historia que los lleva a cometer ese tipo de actos.

Nunca justificaría un delito, pero esa fue la parte en la que me tocó humanizar lo inhumano, entender qué hay detrás de estas personas y qué los lleva a cometer conductas delictiva. De esta manera, podemos trabajar en la prevención y frenar los delitos.

Entre la víctima y el victimario hay una línea muy delgada.

¿Esto no es tarea del gobierno? ¿Por qué crear una organización para atender el problema?
Entré a trabajar al gobierno federal, al área del Sistema Antisecuestros, y me tocó dedicarme a supervisar que en los diferentes reclusorios del país se estuvieran generando las condiciones necesarias de seguridad para los secuestradores en prisión.

Descubrí que hay una apatía muy grande por parte del gobierno y las autoridades, hay muy pocos recursos que son destinados al sistema penitenciario y hay muy poco interés de parte de la sociedad.

Sin embargo, hay que entender que lo que pasa en nuestras cárceles es una consecuencia directa de la sociedad.

Si tienes un grupo de personas que viven en la cárcel que no tuvieron oportunidades, o que dentro de la cárcel conocieron a personas con las que generaron bandas criminógenas, o que vivieron muy mal, o que tienen resentimiento social, se corre el riesgo de que aumente la delincuencia en nuestro país cuando salgan.

Ahí entendí que desde el gobierno es complicado generar un programa de reinserción como el que yo tenía en mi cabeza; por ende, me junté con un grupo de amigos y, en 2013, decidimos crear el proyecto que hoy es Reinserta.

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Foto de Twitter

Entonces, ¿qué hace el gobierno con respecto al sistema penitenciario?
El gobierno ha decidido tomar una postura omisa ante el sistema penitenciario de nuestro país, por lo que Reinserta nace del interés de crear un proyecto que movilice a la ciudadanía para que haga conciencia de las verdaderas consecuencias de tener un sistema penitenciario fallido, y entonces obligar al gobierno a que haga algo por los penales en México.

¿Qué tan difícil es sacar adelante un proyecto como este?
Los inicios fueron muy complicados. ¡Hasta la fecha, sigue siendo muy complicado!

Si alguien quiere donar, ya sea en especie, económicamente o en tiempo a una fundación, hacerlo en el tema de la reinserción social y el sistema penitenciario es de las últimas opciones que escogerían, y eso lo ha hecho muy difícil.

Como sociedad, hemos decidido ser apáticos con el sistema penitenciario. Lo primero que se piensa cuando a alguien le dicen la palabra “cárcel” es: “¡que se mueran!”, “¡que se pudran en la cárcel!” , “¡no me importa cómo viven!”, “si me cuentas que viven 47 en una celda, ¡me da igual!” o “¡qué bueno, es lo que les pasa por haber hecho lo que hicieron!”.

Pero no nos damos cuenta que si una persona sale de la cárcel para seguir delinquiendo, las consecuencias para la sociedad son directas, por lo que tenemos que dejar de ver el sistema penitenciario como espacios de venganza.

Y en el Senado o en la Cámara de Diputados se están generando leyes que ven a las cárceles como espacios de venganza porque son populares ante la sociedad.

Entonces, el objetivo debe ser ver cómo aprovechamos estos espacios para generar oportunidades reales de reinserción, pero definitivamente no es algo fácil.

¿Es fácil entrar a los penales a trabajar en estos temas?
Los primeros obstáculos no vienen por parte de los internos, hay mucha necesidad de ayuda dentro de las cárceles, por lo que la mayoría de la ayuda es bienvenida. Es cuestión de que nos coordinemos y que las autoridades no nos vean como una amenaza.

No olvidemos que 80% de nuestras cárceles tienen autogobierno, y eso implica que hay mucha corrupción, impunidad y muchas cosas que se mueven adentro y que las autoridades buscan que la sociedad no se entere, esos son lo que han sido los obstáculos reales.

¿En qué áreas trabaja Reinserta?
Tenemos tres grandes ejes. Uno de los más importantes es en el que trabajamos con mujeres en prisión, así como con sus hijos. Tenemos alrededor de 700 niños que nacen y viven en la cárcel. El objetivo es romper con los patrones criminógenos de esos niños. Por ejemplo, hace un año, en el penal de Topo Chico, en Nuevo León, había 13 niños y hoy hay 40, es un número que varia bastante por las condiciones de autogobierno que tienen estos penales. Hay muchos penales en los cuales ni siquiera se puede entrar a ver cómo está la realidad de los niños que viven adentro.

Trabajamos también con los adolescentes en conflicto con la ley que están en las comunidades de tratamiento y tenemos una casa de medio camino que les ayuda a que no den un paso de la cárcel a la calle, sino que tengan un espacio que los ayude a realmente reinsertarse en la sociedad, ya que son jóvenes que tienen toda la vida por delante.

Y también tenemos un área de abogados donde nos dedicamos 100% a la defensa de gente inocente que está en prisión.

¿Qué tan grave es el problema de los adolescentes que trabajan con el crimen organizado?
Cada vez es más grave. Les es muy atractivo por las penas tan bajas que le dan a los adolescentes, quienes, además, son personas muy aventadas, que no saben medir las consecuencias reales que tienen ciertos actos y por eso los usan de “carne de cañón”. Para el crimen organizado son simplemente reciclaje.

Nosotros nos enfocamos en quienes han cometido delitos graves, como crimen organizado, homicidio y secuestro. Aunque cada caso es muy diferente, sí tienen similitudes: la gran mayoría tienen a su mamá o papá o a algún familiar directo en prisión o empezaron a delinquir desde una edad muy temprana. Pero sí es muy diferente el chavo que se dedica al secuestro que el chavo que está inmiscuido en crimen organizado, y por eso los tratamientos tienen que ser muy especializados y de manera individual.

Es un programa integral en el que nos basamos en 5 ejes primordiales: el psicológico, el del trabajo, el de la educación, el de la cultura y el arte y el de la justicia. Dura alrededor de año y medio y la idea es que encuentren caminos positivos o alternos a la delincuencia.

En nuestra casa intermedia y en las comunidades hemos trabajado con más de 200 adolescentes.

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Foto de Twitter

¿Por qué se dedican también a defender a personas injustamente encarceladas?
Hemos visto patrones que se repiten en la gente inocente que llega a la cárcel. Los casos de injusticia penal que los llevan a prisión casi siempre están relacionados con un tema de pobreza, donde las mismas autoridades abusan de eso y de la falta de educación, lo que hace menos probable que una persona se pueda defender. Por ejemplo, gente que no tienen conocimiento de las leyes o que nunca han estado inmiscuidas en temas delictivos.

Recibimos más de 350 solicitudes al año, donde escogemos pocas debido a la capacidad que tenemos de operar. Desde 2015 a la fecha, hemos apoyado a sacar a más de 20 personas que no tenía las herramientas para defenderse; y tenemos la defensa de 20 personas más para este año.

¿Cuál ha sido tu momento más duro en estos años?
Ha habido muchos momentos que son duros, como cuando nos avisan que ya mataron a uno de los adolescentes que apoyamos. Son momentos bien difíciles, no solamente a título personal, sino para todo el equipo.

El tema de los recursos también es difícil. Lograr que la gente crea en este tipo de población y que destine sus recursos a Reinserta, no es tan fácil.

¿Y el más feliz?
Hay suficientes cosas buenas que nos dan “la gasolina” para seguir adelante. Por ejemplo, recibir calificaciones de nuestros chavos becados por el Tec de Monterrey, que saquen 9 u 8 de promedio y que están emocionados por hacerlo.

Entrar a un reclusorio a las 3:00 de la mañana porque te suena el teléfono de una persona por la cual llevas luchando por su libertad durante meses y que por fin va a salir; y verlos reencontrarse con su familia.

También ver cómo las mamás tratan mejor a sus hijos con el puro hecho de entrar en un programa de desarrollo con estos chiquitines o ver las sonrisas de éstos cuando van al Museo Papalote, a La Feria o a la Granja de las Américas. Son momentos chiquitos que se suman a grandes momentos que hacen que tu trabajo sea el mejor del mundo.

¿En qué situación se encuentra ahora el sistema penitenciario del país?
El sistema penitenciario en México es una bomba de tiempo, y que ahora están empezando a explotar. En Topo Chico, Cadereyta, Apodaca, Cancún o Tamaulipas hay penales que son bombas de tiempo, en los cuales no estamos midiendo que la corrupción, la impunidad y el autogobierno están llegando a su límite.

¿Que representa para ti trabajar en Reinserta?
Me siento muy afortunada. Para mí, trabajar no es trabajar. Para mí, un viernes me da igual, así como un domingo me da igual. Estoy convencida que tengo la dicha y la fortuna de amar profundamente lo que hago y creo que mucha gente no alcanza eso.

Algunas personas dirán de mí “¡está loca!”, pero verdaderamente amo mi trabajo.

Saskia Niño de Rivera participará en la segunda edición del Women’s Forum for Economy & Society (womens-forum.com), que se llevará a cabo el 8 y 9 de noviembre en la Ciudad de México.

Por Carlos Tomasini (@carlostomasini)