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Nunca es demasiado tarde para dejar de fumar, sostiene estudio
Imagen de una persona fumando un cigarro. Foto de Sajjad Zabihi para Unsplash

Dejar de fumar no solamente evita mayores daños a los pulmones, sino que también ayuda a que las células que protegen las vías respiratorias se recuperen, lo cual contribuye a reducir el riesgo de cáncer, de acuerdo con una investigación llevada a cabo por científicos británicos.

De acuerdo con los autores de este estudio, publicado en la revista Nature, las células de los exfumadores presentan un menor riesgo de sufrir mutaciones y convertirse en cancerígenas, en comparación con las personas que fuman.

“Personas que han fumado durante 30, 40 o más años a menudo dicen que es demasiado tarde para dejarlo, que el daño ya está hecho, pero nuestro estudio demuestra que nunca es demasiado tarde“, expresó el doctor Peter Campbell, del Instituto Wellcome Sanger.

Campbell, principal autor del estudio, apuntó que algunos de los participantes en él fumaron a lo largo de su vida más de 15 mil cajetillas de cigarros; sin embargo, pocos años después de dejarlo se notó que una gran parte de las células que recubren sus vías respiratorias no mostraban ningún rastro de daño.

Esta investigación pertenece a un proyecto para detectar las “firmas mutacionales” detrás del cáncer de pulmón. Dichas firmas  son características únicas que tienen lugar en el ADN y que siguen patrones característicos.

Científicos detallan que entender estos mecanismos sirve para comprender las causas de la enfermedad, además de descubrir otras nuevas.

Se trata del primer gran estudio sobre los efectos genéticos del tabaco en células pulmonares no cancerosas, en el cual los investigadores analizaron biopsias de pulmón de 16 personas, incluyendo fumadores, exfumadores, personas que nunca han fumado y niños.

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Foto de Robina Weermeijer
@averey

¿Cómo se regenera el pulmón de un exfumador?

A partir de las biopsias realizadas a los participantes, los investigadores secuenciaron el ADN de 632 células individuales y observaron el patrón de cambios genéticos en ellas.

De esta manera se descubrió que, pese a que no son cancerosas, la mayor parte de las células pulmonares de los fumadores presentaba hasta 10 mil cambios genéticos adicionales (mutaciones) en contraste con las de los no fumadores.

El daño en el ADN de las células que recubren los pulmones es lo que hace que aparezcan estos errores genéticos; a largo plazo, la acumulación de mutaciones abre la puerta a que se produzca una división celular descontrolada y, con ella, el riesgo de que se vuelvan cancerígenas.

Las sustancias químicas del humo del tabaco es lo que genera estas mutaciones. “Incluso las células pulmonares sanas de los fumadores contenían miles de mutaciones genéticas”, comentó por su parte la doctora Kate Gowers, primera autora e investigadora de la UCL. “Sabemos que estas mutaciones son minibombas de relojería esperando un impulso que las empuje hacia el cáncer”.

Los científicos indicaron que el siguiente paso es una investigación con una población mayor para intentar entender cómo se desarrolla el cáncer partiendo de las células pulmonares dañadas de un fumador.

A pesar de que dejar de fumar puede reparar las células del epitelio pulmonar y reduce considerablemente la posibilidad de desarrollar cáncer de pulmón, los autores recuerdan que fumar también causa daños más profundos en el pulmón que pueden provocar un enfisema, y este daño sí es irreversible.

Con información de López-Dóriga Digital