Mientras, hoy para mí, ni empatía, ni compasión, me quedo con “matterness” sin acento con doble t y doble s
“He hecho un escrito sobre la empatía”, me cuenta mi amigo Alfonso, “El gurú”, como le apodé apenas siendo una niña. Mientras, vamos construyendo un diálogo entre recuerdos, experiencias e ideas, acompañados de un rico ponche una tarde soleada de este diciembre de 2024.
La palabra “Empatía”, me genera incomodidad, asalta mis dudas, apila cuestionamientos sobre estas siete letras, que juntas detonan preguntas como ¿será que en realidad puedo comprender y compartir los sentimientos de otra persona? ¿Que puedo experimentar esas emociones desde su perspectiva y ponerme en sus zapatos?
Al día de hoy todavía no puedo contestar nada de esto afirmativamente. En búsqueda de encontrar una solución a mi dilema me he embarcado en una travesía que lleva años buscando y encontrando conceptos incluso en otras culturas o en otras lenguas tratando de solucionar mi encrucijada. La primera palabra que suavizo mi pedregoso camino fue ubuntu, seis letras con un contenido profundo que habla de una filosofía que se traduce en cómo algunas comunidades sudafricanas abordan los errores y las transgresiones. Proviene de las lenguas zulú y xhosa, y su significado se puede resumir en la frase “yo soy, porque nosotros somos”.
Esto apuntala la idea de “humanidad hacia otros”. Me parece profundamente amoroso que en lugar de castigar a quienes cometen faltas, se les rodee con amor y apoyo, recordándoles lo que son más allá de sus actos dañinos, hablándoles de sus buenas acciones y ayudándoles a reconectarse con su verdadera esencia. Si “yo soy, porque nosotros somos”, entonces que el otro esté bien, me ayuda a mí. Sin duda, la posibilidad de restaurar la dignidad de cualquiera se potencializa, llevando a una sanación comunitaria.
Cuando alguien se siente redimido por dentro, entonces esa experiencia se trasmina en actos amorosos hacia otros. Estoy convencida que para poder empezar por algún lado hay que hacerlo con uno, suturando por dentro las heridas que el dolor ha infligido, no es suficiente la mirada compasiva de los otros.
“Herirnos o hacerlo con otro, es lacerarnos a todos”, esta es una idea que también revolotea en el sur del continente africano. Así se cohesiona la comunidad, es el pegamento que usan para coexistir con todas las especies. Ubuntu fue un abordaje fundamental tras el apartheid, donde figuras como Nelson Mandela y Desmond Tutu promovieron esta filosofía para construir una nueva nación. Sin embargo, hoy pareciera que es algo que se va diluyendo en la vorágine de este presente, lleno de retos eco-socio-políticos y económicos, que enfrentamos en todas las comunidades, erosionando su significado profundo. “El futuro depende del respeto al otro”, pero para ello necesitamos tatuarnos en la piel otras dos palabras zulus: “Sawabona” que significa “Te veo, eres importante para mí” y “Sikhona”, que significa “Entonces existo para ti”.
En el contexto del mundo cultural donde yo nací, encontrar una palabra que tenga la misma fuerza no ha sido fácil; empatía me sigue quedando corta y compasión no me convence. Pero en el mundo maya hay una que tiene una fuerza extraordinaria; “In Lak’ech” que se traduce como “Yo soy tú, y tú eres yo” un saludo que refleja también una forma de abordar la existencia en la unidad y conexión entre todos los seres. Ésta sin duda, me hace todo el sentido.
En Japón Ikigai se traduce como “razón de ser” o “propósito en la vida”, un concepto que busca el equilibrio entre lo que amas, para lo que eres bueno, lo que el mundo necesita y lo que puedes ser recompensado, resaltando la importancia de contribuir al bienestar de los demás como parte del propio propósito.
El Tao enfatiza la idea de que cada individuo es parte de un todo mayor, y desde ahí impulsa la cooperación y el equilibrio entre las personas y su entorno. En India Ahimsa aparece como principio ético y es usado en el hinduismo, el budismo y el jainismo, abogando por la no violencia hacia todos los seres vivos, promoviendo el respeto por la vida y el bienestar de los demás, reflejando así una profunda conexión entre todos los seres. Encontré Ummah que representa la unidad y la solidaridad entre los musulmanes, independientemente de su origen étnico o nacionalidad.
Esta Ihsan (إن (en el mundo sufie que significa “hacer el bien”. Tikkun Olam (עולם תיקון” (reparar el mundo”, concepto central en el judaísmo, que implica la responsabilidad de cada individuo de contribuir al bienestar, abogando por la justicia social y el cuidado del prójimo, enfatizando que cada acción positiva puede tener un impacto en el mundo. Según entiendo en la teología cristiana, “la gracia” divina es vista como un don gratuito de Dios, que permite a las personas alcanzar la salvación y vivir conforme a sus mandamientos. Sin embargo, he encontrado como darle un sentido que sea más terrenal, entendiendo sus seis letras como una forma de hilvanar un favor que se nos es concedido, sin que lo hayamos ganado o merecido.
Esta sensación de redención va tejiendo una transformación personal que permite restablecer el contacto con los otros, contemplarlos y afectar de una manera nutricia en el lugar que habitamos. Tantas veces el juez más severo es el que llevamos dentro, y dicta sentencia por cada acto que hacemos. Si han leído los miserables hay un bello pasaje donde Jean Valjean se roba la plata del obispo Myriel, después de recibir su hospitalidad en un acto de desesperación y necesidad.
Al día siguiente, es detenido por la policía con los cubiertos y llevado de regreso ante el obispo. Sin embargo, el obispo, en un gesto amoroso, le dice a la policía que él le había regalado esos objetos a Valjean, y le ofrece también unos candelabros de plata que había olvidado llevarse. Este acto de bondad se convierte en un punto de inflexión en la vida de Valjean.
Buscando alguna otra historia que pudiera darle cohesión a tanto concepto, y que pudiera darle sentido a mi búsqueda para enriquecer la palabra empatía, tejiendo cada palabra de mi glosario interior, encontré a Bassam Aramin un palestino y Rami Elhanan, un israeli. Resulta que Smadar, la hija de Rami, murió en un ataque de un terrorista suicida en 1997 y la de Bassam, fue asesinada por un soldado israelí en 2007.
A pesar del dolor, ambos hombres se encontraron y decidieron trabajar juntos mientras las heridas se iban transformando en algo más. Bassam expresó que para cambiar a los demás, primero debía cambiarse a sí mismo, Rami reflexionó sobre cómo su propia comunidad había contribuido al sufrimiento. Su historia se ha convertido en un poderoso testimonio de transformación en medio del conflicto y se han unido en “Parents Circle – Families Forum”, una organización fundada en 1995 por iniciativa de Isaac Frankenthal, cuyo hijo Arik fue secuestrado y asesinado por grupos terroristas afiliados a Hamás. Quizá ellos puedan ser una semilla en el arduo camino de la reconciliación entre israelíes y palestinos.
¿Entonces este encuentro ejemplifica la empatía? Pudiera ser, me parece que el poder mirarse desde el mismo lugar, permite tejer una conexión amorosa más profunda. Entiendo que la empatía es crucial para establecer relaciones saludables y fomentar un entorno social positivo, permitiendo conectarnos a un nivel más profundo, promoviendo la solidaridad y reduciendo la indiferencia en las interacciones humanas, pero sigue sin convencerme como término. Fue hasta el año antepasado que otro entró como bálsamo en mi torrente sanguíneo, y desde entonces no lo he soltado.
Celia Falicov en un congreso de RELATES en Costa Rica sobre Terapia Sistémica de pronto usó la palabra “matterness”, mientras hablaba sobre su trabajo con migrantes, y entonces sentí que mi búsqueda había encontrado sosiego. Busqué su significado, pero, aunque el concepto me quedó claro, el diccionario me confundió diciendo que esa palabra lleva acento en la é y no lleva doble t, ni doble s. Que con acento y sin t’s es un estilo de comunicación que los adultos utilizan al hablar con los bebés y niños pequeños, caracterizado por una serie de rasgos distintivos que facilitan la interacción y el desarrollo del lenguaje en los más pequeños.
Sin embargo, el sentido que ella le dio se afirma en un gerundio “mattering”, que se utiliza como un sustantivo, y que describe la acción de importar o ser relevante, transmitiendo emociones intensas como amor y ternura, contemplando a ese ser que tengo frente a mí, acariciando con dulzura, sin juicio, mirándolo más allá de los actos que haya cometido o por las duras situaciones que esté atravesando. Es desnudar su alma, recordándole quien es, para que está y a donde va. Con ese “te veo”, tejo lazos comunicantes y percibo cómo se exponencializa nuestra esencia original.
Tal vez es por eso que no puedo ser empática, pero puedo aprender a acompañar los distintos caminos con la fuerza que imprime el “tu me importas”. No puedo ser compasiva pues me cuesta el significado de “sufrir junto a” o “sufrir con”. Pero puedo seguir tejiendo los profundos significados que en distintas culturas van matizando la dura existencia, encontrando veredas para buscar cómo reunirnos de nuevo, con nosotros, con el otro, con los otros y con nuestro entorno.
Así que mi querido Alfonso después de este arduo recorrido, quedo en espera de otra tarde, compartiendo mis tesoros convertidos en conceptos, y con ellos tejer junto a los tuyos, a ver si aparece algo nuevo. Mientras, hoy para mí, ni empatía, ni compasión, me quedo con “matterness” sin acento con doble t y doble s.
DZ