A pesar de los grandes avances tecnológicos y científicos, a los expertos y exploradores les falta mucho por descubrir en el planeta. Prueba de ello son los tepuyes de Venezuela, altas mesetas ubicadas en la selva sudamericana al sur del país de Nicolás Maduro. Estas formaciones rocosas de paredes casi verticales llegan a ubicarse hasta … Continued
A pesar de los grandes avances tecnológicos y científicos, a los expertos y exploradores les falta mucho por descubrir en el planeta. Prueba de ello son los tepuyes de Venezuela, altas mesetas ubicadas en la selva sudamericana al sur del país de Nicolás Maduro.
Estas formaciones rocosas de paredes casi verticales llegan a ubicarse hasta mil metros por encima de la selva venezolana y aunque no lo parezca, contienen una diversa flora y fauna no estudiada por el ser humano, y un tercio de su vegetación no se encuentra en otra región del mundo.
Debido a su diseño vertical es difícil llegar a pie o escalando estas paredes, sin embargo es posible realizarse solo en tres de estos tepuyes, siendo el monte Roraima el más conocido y el cual se encuentra a 2 mil 180 metros de altura, en la zona en que convergen Venezuela, Guayana y Brasil.
Sin embargo cerca del 90 por ciento de los tepuyes no han sido explorados por ningún ser humano, por lo que se desconocen muchos de los tesoros naturales que albergan, y debido a este carácter misterioso los locales han creado leyendas respecto a estas formaciones rocosas.
Además que se cree que Roraima, conocido por sus cascadas y depósitos de cuarzo, fue escenario de inspiración para la novela “El mundo perdido” del escritor inglés Arthur Conan-Doyle.
Con información de ABC.es