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Los guerreros del Arcoíris

“Todo colapso conlleva un renacimiento.”

“Vengo escapando del Dios de clases, el que divide y separa, para poder encontrarme con el Dios del recreo, el que une e integra.

Uno te pide obedecer y otro te invita a crear. Uno provoca miedo y el otro te despierta amor. Si no estas creando, es porque estas obedeciendo y si no estas amando, es porque tienes miedo.

Grandes cosas suceden cuando se encuentran las montañas y estos seres llamados humanos .

Fragmentos del Documental “Escapando”

Es difícil poner en palabras de uno, aquello que no le pertenece. Me cuesta el lenguaje, todo lo que escribo me parece insuficiente. ¿Cómo se transmite un mensaje qué lleva la fuerza de la existencia misma, donde se juega la sobrevivencia de las especies de un planeta convulso, que hoy se cobra las facturas de nuestra indiferencia?

Estoy en un enjambre que me confunde, así que recurro a lo único que creo me pude servir y lo impulso a brochazos con la pasión que me genera poder creer que puedo cruzar el tiempo, acercarme, escuchar con más atención, encarnar el mensaje. Así que dejando el ruido sordo de este siglo XXI, me sumerjo en un viaje hacia el año 1800.

Imagino el escenario, lo revisto de colores y me siento ahí donde las tribus nómadas se reunían para escuchar a sus sabios, aquellos transmisores de las enseñanzas que tenían el respeto de cada miembro de la comunidad, por su conexión con lo divino, por la sabiduría que los nutría de pertenencia.

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Me vuelvo una mujer de la tribu, tejo unas trenzas largas que dejo caer sobre mi espalda, coloco una pluma colgada de mi oreja y veo mi piel ir tomando un color quemado. De pronto olvido la vergüenza de mirar mi cuerpo semi desnudo, huelo distinto, tardo en reconocerme en este nuevo estado. Soy yo, pero mas joven, esa parte brota de mi necesidad de llenarme de energía. A veces me canso más rápido, recibo el embate de los años sobre mis huesos, aunque todavía me queda mucho por hacer.

El sol ha caído, la fogata reúne a todos, recibimos el calor agradecidos y abrazamos la bóveda celeste llena de hermosos astros. No hay cielo más bello que aquel que no ha sido tocado por la contaminación visual que despide la luz eléctrica.

Somos un grupo de unos cuarenta, todos pertenecemos a la tribu Cree, estamos en Norteamérica y una mujer sabia de arrugas que hablan de experiencia, llamada Ojos de Fuego, comienza a hablar sobre la profecía que ha soñado.

“Nacerán ~ Los Guerreros del Arco Iris~, un grupo de seres humanos que ira despertando del letargo de los siglos. Irán encontrando la manera de remendarse transformando la experiencia que se gesta en el caos. Sabrán encarnar las crisis para aprovechar la oportunidad de ir hacia una re evolución que nace de lo profundo, ahí donde habita la conexión con TODO. Entonces aparece la esperanza revestida de posibilidad, para convertir un espacio que agoniza en tierra fértil para sembrar.

Cada Guerrero ira tocando a otros, provocando un gran despertar, esa será su tarea primordial. En ello se jugarán el futuro para los que siguen.

Y tendrán que estar listos, creciendo de adentro hacia afuera, reconectándose con la tierra. Despertarán de la ensoñación que provoca la codicia, la envidia, el juicio y el odio del hombre blanco, habitado por el daño de sus fracturas emocionales. El daño de creerse superior, engañado por su ego desbordado, este que lo llevo a competir, a creer que la tierra es de su pertenecía para saciar su
voraz necesidad. La vorágine del ego engrandecido, los habrá arrastrado en picada, dañándose a si mismos, a los otros en guerras absurdas, acumulando codicia, hasta llegar a qué todos los peces mueran en los arroyos, qué las aves caigan de los cielos, qué las aguas ennegrezcan y que los árboles ya no puedan mantenerse en pie.

Así, la humanidad, estará en la disyuntiva de transformar el egoísmo en otra cosa o dejará de existir.

La Tierra caerá enferma, pero cuando parezca que ya no queda ninguna esperanza, los guerreros saldrán con el corazón engrandecido a abrir el alma con herramientas de amor, serenidad, comprensión y sobre todo con un sentido de comunidad que los seres humanos habrán perdido en aras de la competencia, de creer que el consumo es un camino para el crecimiento. “

La anciana calla, se hace el silencio y con él se viaja a la profundidad de volverse uno con el universo.

De pronto integro lo que ha dicho, la piel responde, se me eriza como cuando tengo miedo y me doy cuenta qué en el tiempo que habito, hemos llegado a ese momento. La naturaleza nos grita el dolor de nuestra indiferencia. Nos pone violentamente en la disyuntiva de un renacimiento forzoso.

De pronto encuentro las palabras que necesito escribir, estamos en un momento de inflexión, hay una sed que arrastra a la necesidad de hilvanar de nuevo nuestra esencia, para crear un mundo nuevo donde la apuesta este en vivir en armonía con la naturaleza, donde reine la paz, la justicia y recordemos lo que nuestros ancestros conocían con todo el respeto al Gran Espíritu de la Tierra.

Si recuperamos ese conocimiento ancestral, quizá volveremos a escuchar a los guardianes de las tradiciones, las leyendas, los rituales, los mitos y todas las viejas costumbres de los pueblos y poco a poco iremos recuperando la salud, la armonía y el respeto a nuestros semejantes. Amaremos a nuestros análogos como hermanos, sin importar el color de su piel o sus creencias. Dejaremos que el amor fluya, como fluyen los ríos que descienden de las montañas y que acaban uniéndose con el océano que no es otra cosa que la vida misma.

Y una vez más renacerá la alegría de estar en buena compañía, como también en la soledad elegida.

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Nos hemos fraccionado, dividido y nuestra naturaleza llama a la unidad. Si los guerreros logran su cometido seremos capaces de recordar TODO lo que somos, de mirar nuestra belleza y contactar con el amor que emana de lo divino. Nos vincularemos con aquel que dirige la creación y impulsa a través del alma nuestra existencia, honraremos a esas personas que han reservado su cultura y su herencia y recuperaremos el agradecimiento.

Aquellos que despierten serán como dice la sabia de los Cree, “Guerreros del Arco Iris” y serán capaces de mostrar a la gente los principios y reglas para hacer una vida armónica al mundo, restaurando el vínculo a través de lo sagrado con aquello que es más grande que nosotros y que se manifiesta en cada espacio de la naturaleza.

Respiro profundo, regreso a este tiempo, el paso de metamorfosis es más rápido, veo mis manos sobre el tablero de la computadora. Espero que el mensaje llegue, que toque alguno ahí donde este, que escuche el llamado a volverse “Guerrero del Arcoíris”, sabiendo que una vez que se dice SÍ al llamado, no hay camino de regreso.

DZ

*El ochenta y cinco por ciento de la biodiversidad del planeta , está en manos de los pueblos primigenios, ese dos por ciento de la población que habita en comunidades nativas, aborígenes e indígenas. Ellos tienen el alma cocida al corazón y a los pies sobre la tierra. Honran a cada ser sobre el planeta, aunque poco a poco han ido desapareciendo enajenados por un mundo de consumo que los atrapa en forma de alcohol, mientras les van robando sus tierras, en aras del progreso.