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Los enemigos que ‘habitan’ el Monumento a la Revolución
Foto de Tania Villanueva/ López-Dóriga Digital

En el Monumento a la Revolución Mexicana –uno de los lugares más emblemáticos de la Ciudad de México– descansan los restos de cuatro importantes personajes de ese movimiento iniciado (al menos oficialmente) el 20 de noviembre de 1910.

Este monumento fue inaugurado en 1938, tras ser parte de la construcción interrumpida de un nuevo Palacio Legislativo que empezó a levantarse durante la presidencia de Porfirio Díaz, pero que la Revolución detuvo intempestivamente.

Un par de años antes de que finalizara su construcción, se emitió un decreto para que este nuevo monumento fuera utilizado como recinto funerario, por lo que se construyeron algunas criptas con el fin de recibir los restos de personajes importantes del movimiento revolucionario.

Pero este honor, parece que no le hubiera gustado en vida a los homenajeados. Aquí les platicamos por qué.

Los enemigos que ‘habitan’ el Monumento a la Revolución - monumento-a-la-revolucion
Foto de Tania Villanueva/ López-Dóriga Digital

Quiénes ocupan los mausoleos del monumento

Así, el 20 de noviembre de 1942, los restos de Venustiano Carranza se depositaron en el Monumento a la Revolución tras ser exhumados del Panteón Civil de Dolores.

Fue hasta 1960 cuando los restos de otro caudillo de la Revolución, Francisco I. Madero, fueron trasladados a este lugar desde el Panteón Francés.

Y ya en 1969, en otra de las criptas fueron colocados los restos fúnebres del expresidente Plutarco Elías Calles, los cuales llegaron directamente del Panteón Civil de Dolores.

En 1976, los últimos restos que fueron trasladados a este lugar fueron los de Francisco Villa, provenientes del Panteón Civil de Parral, Chihuahua.

Previamente, el expresidente Lázaro Cárdenas fue sepultado en una de las criptas de este monumento tras su fallecimiento, el 19 de octubre de 1970.

Estos son los cinco personajes que descansan en el Monumento a la Revolución. Pero ahora hay que preguntarse: ¿descansan en paz?

Rivales en vida

Resulta que, en vida, estos revolucionarios –como buenos políticos mexicanos– tuvieron importantes enfrentamientos entre sí.

Por ejemplo, Emiliano Zapata murió a los 39 años en la Hacienda de Chinameca, en Morelos, el 10 de abril de 1919 debido a una emboscada que fue organizada por instrucciones de Venustiano Carranza.

El mismo Carranza fue asesinado mientras dormía en un jacal de Tlaxcalantongo, Puebla, la madrugada del 21 de mayo de 1920 por instrucciones de Álvaro Obregón.

A su vez, Obregón, temeroso de que se levantara nuevamente en armas, ordenó la muerte de Francisco Villa, el 20 de julio de 1923, en Parral, Chihuahua, cuando su auto –en el que se dirigía a una fiesta– fue emboscado.

¿Por qué es relevante Obregón en esto (quien, además, tiene su propio monumento al sur de la Ciudad de México)? Bueno, pues él, tras ser reelegido como presidente, fue asesinado por instrucciones de Plutarco Elías Calles. Se trató de un magnicidio perpetrado la tarde del 17 de julio de 1928 durante una comida en el restaurante La Bombilla, en San Ángel.

Y, en 1936, el entonces presidente Lázaro Cárdenas exilió a Plutarco Elías Calles, quien regresó a México hasta el sexenio siguiente tras pasar 5 años de destierro en Estados Unidos.

Así que, en vida, la mayoría de los personajes, cuyos restos “descansan” en el Monumento a la Revolución, tuvieron importantes enfrentamientos que, inclusive, llevaron a que se asesinaran entre sí.

Sin embargo, la historia quiso que pasaran juntos “el resto de sus días”.

Por Carlos Tomasini (@carlostomasini)