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Los dos padres de La Catrina
Foto de internet

La Catrina es una de las imágenes más populares durante el Día de Muertos en México y, actualmente, también es muy reconocida en todo el mundo.

Con diferentes representaciones, actualmente se le llama “Catrina” a cualquier disfraz o imagen de calavera femenina que viste un elegante vestido y que está normalmente acompañado con un gran sombrero.

Pero La Catrina tiene un doble origen y, curiosamente, el primero sí está relacionado con el Día de Muertos, lo que no sucede con el segundo, pero este último fue la imagen que más se adoptó para estas fechas. Aquí le platicamos más al respecto.

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Foto de Carlos Tomasini

La Garbancera

José Guadalupe Posada, nacido en Aguascalientes en 1852, fue un ilustrador, grabador y caricaturista mexicano que se dedicó a diversas labores, como la litografía comercial.

Tras radicar en León, en 1888 se mudó a la Ciudad de México para trabajar como ilustrador en diversas publicaciones, incluyendo periódicos.

Durante varios años, se dedicó a dibujar esqueletos para varios editores cuando llegaba la época de Día de Muertos con el fin de ilustrar calaveras literarias, pero fue su último dibujo de ese tipo el que lo hizo inmortal.

En 1912, Posada dibujó una sonriente calavera del pecho hacia arriba, que no tenía ropa y solamente portaba un elegante sombrero de plumas.

Se trataba de “La Garbancera”, que era una crítica a las mujeres de origen indígena que, efectivamente, vendían garbanzos, y al terminar la temporada, trabajaban como sirvientas en las casas ricas.

Cuando sus “patronas” salían de viaje, ellas tomaban la ropa elegante de “la patrona” y salían a lucirla en la calle como si fuera suya, lo cual era también una manera de renegar a sus raíces.

“Hay unas gatas ingratas, muy llenas de presunción, y matreras como ratas, que compran joyas baratas en las ventas de ocasión” y “Hay hermosas garbanceras de corsé y alto tacón, pero han de parar en calaveras, calaveras del montón”, son algunos de los versos que acompañaban a esa imagen (y que –por cierto– hoy serían consideradas como políticamente incorrectas, pero esa es otra historia).

Posada murió en enero de 1913 y, durante años, la imagen de “La Garbancera” circuló sin gran fama en diferentes épocas y ciudades del país.

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Foto de Carlos Tomasini

El hotel Del Prado

Una de las primeras personas que vio la imagen de “La Garbancera” fue un joven artista llamado Diego Rivera, quien años después la retomaría para inmortalizarla en una de sus obras más importantes.

En 1947, Rivera pintó un mural en el hotel Del Prado (en Avenida Juárez, en el Centro Histórico de la Ciudad de México), el cual llevó al título de “Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central”.

Al centro de esa obra se encontraba un autorretrato de Rivera, pintado como si fuera niño, dándole la mano a una calavera elegantemente ataviada con un vestido y pieles, pero su expresión y su sombrero eran muy similares a las de “La Garbancera”.

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Foto de Carlos Tomasini

Fue así como Diego Rivera le dibujó un cuerpo a “La Garbancera”, además de que la vistió de pies a cabeza y hasta la cambio de clase social. Gracias a esa pintura, también cambió su nombre por: La Catrina, que es como en México se conocía a la gente que tenía mucho dinero.

El mural, aunque siempre fue muy conocido, se hizo más famoso cuando, en el terremoto de 1985, el hotel Del Prado tuvo que ser demolido, por lo que se rescató esta pintura para, literalmente, cruzar la calle y ser instalada en su ubicación actual, el Museo Mural Diego Rivera.

Aunque ya era común que la relacionaran con el Día de Muertos desde mediados del siglo 20, fue hasta entonces cuando la imagen se hizo más popular y difundida, por lo que fue rápidamente aceptada e integrada en esa celebración.

Así que este es el doble origen de La Catrina, una vieja conocida de las celebraciones del Día de Muertos en México.

Por Carlos Tomasini (@carlostomasini)