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#LaPeorMamá ¡Ya por favor!
Foto de Archivo

En las últimas semanas, pero sobre todo en los últimos días, he leído y escuchado la misma frase, aunque sea en esencia. ¡Estoy harta!

Y en esta ocasión tengo que coincidir.

Me he sentido desesperada, con falta de paciencia, enojada, con toda la flojera del mundo; todo se resume en que estoy harta.

La pregunta sería: ¿de qué estoy harta?

¿De la pandemia, del medio encierro (porque ya no es total), de las clases en línea, de estar todos encerrados en la misma casa todo el día todos los días, de la incertidumbre, del miedo a enfermarme, del pánico a que uno de los míos se enferme?

La respuesta es: todas las anteriores.

Sin embargo me di cuenta de algo: La verdad es que todos los años, a esta altura del año, ya estoy harta.

Para estas alturas, en cualquier año, los niños ya llevan varios meses en la escuela. La rutina del día a día empieza a cansarme y aburrirme.

A estas alturas del año, mi cumpleaños ya pasó y el tiempo empieza a correr muy rápido pero al mismo tiempo muy lento. ¡Pero es que es culpa de las tiendas que ya tienen la Navidad puesta desde antes de Halloween!

Gracias a la mercadotecnia, en estos momentos del año, ya muero porque sea Navidad. Corrijo, muero por las vacaciones navideñas.

Por supuesto que los hijos ya también a estas alturas están francamente cansados. Y no, no están cansados de estar en casa. Están cansados de las clases. Pero estoy segura de que estarían igual de cansados si fueran a la escuela físicamente.

Ya no quieren nada. Ya no quieren conectarse, ya no quieren bañarse, ya no quieren saber nada de las tareas. Y francamente los entiendo.

Esto me lleva a la siguiente conclusión:

Podemos culpar a la pandemia de todo lo que nos sucede, sin embargo el que la pandemia termine no necesariamente nos va a tener contentos. Porque siempre encontramos algo por lo cual sentirnos a disgusto.

Así que estoy en el proceso de aceptar que todos en mi casa estamos desesperados por un descanso. Nos urge hacer nada o lo que nos dé la gana todo el día sin importar nada.

Queremos descansar de las carreras por las mañanas para lograr conectarnos en tiempo. Queremos comer a la hora que sea sin tener que esperar a que uno de los niños salga de clases. Nos urge dormirnos a la hora que queramos y despertar a la hora que el ombligo se nos hinche.

Estamos hartos y lo estamos notando todos los miembros de la familia.

Gracias a ustedes que me leen y a la necesidad de escribir cada jueves, pude hacer esta introspección y hoy me he desahogado y he logrado entender lo que me trae ya con ganas de tirar la toalla.

Faltan poco más de 6 semanas para que los niños terminen clases así que me propongo y te propongo disfrutarlas y vivirlas de la mejor forma para llegar a las vacaciones lo más cuerdos posible.

Propongo tomar un respiro aprovechando que viene otro fin de semana largo para tener la suficiente energía y positivismo para cerrar el año.

¡Vamos por las últimas semanas del 2020! ¡Que ya se acabe por favor!

Gracias por leer

#LaPeorMamá