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#LaPeorMamá ¿No que muy cumplido?
Foto de Archivo

Una de las decisiones que yo tomé cuando mandaron a los chamacos a tomar clases desde casa fue la de no estar pegada a ellos. Ni yo, ni nadie.

¿El racional? Cuando están en la escuela no me tienen a mí. Tienen a la maestra.  

No. No me voy de la casa ni los ignoro. Si alguno necesita ayuda con algo, me llaman y los ayudo, pero en general ellos están tomando su clase solitos. 

¿Ha funcionado? Sí. Los dos son muy independientes y responsables. Lo han demostrado en las evaluaciones.  

Mis hijos tienen 5 y 8. Y pueden, sí que pueden. A mí esta decisión me da paz e independencia parcial para hacer algunas cosas mientras ellos están en la escuela. Y ellos se sienten capaces e independientes. Saben que confío en que estén haciendo lo que la maestra indica. Y pues, ya de pasada, a la maestra le dejo toda la autoridad.

Pero como en todo, de pronto hay fallas. Hay días en las que todos tomamos malas decisiones y #minispeedy no fue la excepción.  

Hace unas semanas pasé por el lugar de mi hijo, que estaba en clase y lo vi muy entretenido jugando con un muñeco. No tenía nada sobre su mesa, ni libro, ni cuaderno, ni lápiz. Nada.

No es algo tan raro. Hay momentos de break o cuando hacen oración, en fin; distintos momentos en que no necesitan tener nada sobre su mesa y estaba yo pasando de largo cuando escucho: 

  • two hundred plus sixty seven plus…

O sea, estaban en cálculo mental.  

Por un momento solo me quedé viendo al chamaco que ni se inmutó. 

  • ¿Están en cálculo mental? 
  • Si. 
  • ¿Y luego? 
  • ¿Qué?
  • ¿Cómo qué? ¿Dónde están tus cosas? ¿Dónde estás anotando los resultados? ¿No lo estás haciendo? 

Debo admitir que para ese momento mi tono de voz ya no era el de siempre y probablemente mi cara estaba mas roja de lo normal.  

Con la cabeza gacha y utilizando sus mejores ojos de gato con botas de Shrek me contesta: 

  • No. 
  • ¿Por?
  • Pues es que no me gusta. 

En pocas palabras, le dije que no era de gusto, que era parte de sus obligaciones en la escuela.  

Después me retiré porque mi enojo era muy grande.  

Me costó mucho trabajo decidir qué hacer. Finalmente, no es mi papel. No lo está haciendo porque la maestra no lo revisa ni le dice nada por no hacer el cálculo mental. Digamos que la consecuencia no está en mi cancha.  

Sin embargo, sí me pareció importante hablarlo con él.  

Hablamos sobre sus obligaciones en la escuela. Platicamos de que hay algunas cosas que nos gustan menos que otras, pero igual tenemos que cumplir con ellas. Hablamos de la responsabilidad y de la confianza que requiere tomar clases solo sin que esté yo sentada viéndolo todo el tiempo.  

Finalmente, llegamos al acuerdo de que me mostraría su cálculo diario durante un par de semanas para que yo supiera que está cumpliendo con esa obligación.  

Todo muy bien durante la siguiente semana, y ahora resultó que, en diciembre, no habrá cálculo mental. Suertudo él. Pero ya llegará enero. 

Gracias por leer

#LaPeorMamá

Por Claudia García Reyes

Twitter: @la_peor_mama