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#LaPeorMamá Los terribles 2 no se acaban nunca
Foto de Archivo

Ay no saben… no saben qué mañana. En realidad solamente fue una hora pero me pareció como una eternidad. En verdad hay días que me dan ganas de regalar a la “princesa” de la casa.

Cuando los chamacos cumplen 2 años, o en el caso de #miniplausi desde el año 3 meses, llegan los famosísimos terribles 2. Los pobres angelitos no saben cómo comunicarse, cómo pedir algo o cómo hacer algo, y la frustración los lleva a hacer un berrinche. En algunos casos son berrinches pequeños o discretos, en el caso de mi hija siempre han sido berrinches épicos, la deben escuchar mínimo a dos cuadras. Lo bueno es que nos hemos cambiado varias veces de casa en estos años que si no ya me hubieran mandado al DIF.

Conforme han pasado los años, porque la chaparra ya tiene 3 años 8 meses, hemos ido de menos a más, y afortunadamente de más a menos desde hace unos 6 meses, pero empiezo a pensar que los berrinches ya no son tan seguidos porque los acumula para hacer uno gigante cada dos o tres días y así hacerme rabiar más. Les juro, el día que yo pienso “que padre ya no ha hecho berrinches, se me hace que ya está madurando, claro ya es niña grande” ¡PUM! Se avienta un berrinche que quiero matarla.

Así sucedió hoy, se fue a la escuela hace más de una hora y todavía me siento enojada y enganchada. Hoy mi actitud PECES fracasó en grande, si mi maestra me lee creo me va a regañar bastante; me enganché horrible e hice todo lo mal que pude, ahí les va para que me cachen:

La señorita no es morning person, le cuesta mucho despertar. Hoy me desperté con la sorpresa de que no se pasó a mi cama, desde ahí debí haber pensado que algo saldría terriblemente mal, porque así pasa, algo esta perfecto y viene algo terrible (ay, sí, ando bien exagerada). Total voy a despertarla con canción y besos y todo, se pasa a mi cama a tomar su leche y todo bien. Pero se echó la leche en medio minuto, así que no habían pasado 5 minutos cuando echa la leche para afuera encima de mis sábanas recién lavadas, por atascada. La limpié, la sequé y todo bien.

  • Vamos a ponernos el uniforme, te ayudo.
  • No quiero.
  • Ok, si no quieres entonces te vistes tú sola, y si no te vistes pues te voy a tener que llevar en chones a la escuela.

Sí, ella es completamente capaz de vestirse sola, lo hace diario pero no en las mañanas porque está demasiado dormida así que en las mañanas yo le ayudo pero si no quiere pues no.

Así que me voy con el hermano a ayudarlo con la peinada y supervisar la lavada de dientes. Regreso y seguía sin cambiarse, obvio pensé “inga me la voy a tener que llevar en calzones, ¿me la recibirán?”

  • Ya vístete por favor.

Pues disque se empieza a vestir con todas las ganas de no y empieza a llorar porque según ella no podía ponerse la playera, o sea, payaseando hasta que de tanto llorar y gritar se vomitó de nuevo encima de la falda que ya se había puesto. No les puedo yo decir cómo me puse. Y no se los voy a decir porque me van a mandar al DIF. ¡Ah escuincla!

Le quité la falda, medio la enjuague y la eché a la secadora porque solo tiene una. Mientras tanto la hice vestirse (playera, calcetas y tenis) a gritos y sombrerazos después de haberle limpiado el vómito de su cuerpo y su cabello. La llevé a rastras a peinarse y lavarse los dientes, lloró durante todo el tiempo, pero no crean que llorando leve, ¡nel! llorando como si alguien la persiguiera en el bosque de noche y de los gritos dependiera su vida.

Por fin terminó de lavarse los dientes y como escuchó que el hermano prendió la tele en las caris muy tranquila se secó las lágrimas y se dio la vuelta para irse a ver la tele. Y chin que la regreso al baño.

  • Muñeca, no puedes hacer esos berrinches. Entiendo que te cuesta despertar pero llegar al vómito por hacer berrinche ya está muy elevado. Mi corazón se siente muy triste por cómo te portaste y por cómo te grité. No me gusta.

Aquella solo movía la cabeza y yo pensaba “me estoy echando un super choro y ni siquiera se si esta captando”.

  • Te quiero decir que durante lo que resta de la semana no te vamos a ayudar a vestirte, debes hacerlo tu sola sin berrinches. ¿Me entendiste?
  • Sí mami.
  • A ver dime ¿quién te va a ayudar a vestirte?
  • Nadie.
  • Ok perfecto entonces así será.

Después de eso le di un abrazo más para curarme la cruda moral de los gritos y sombrerazos que por otra cosa y ella me regresó el abrazo con toda su fuerza. Chance y  no la traumé tanto con lo de hoy.

Llegó la hora de bajar a preparar mochilas y bajaron.

  • Mami ¿me voy a ir en chones?

¡Uy! Tentada estuve a decirle que si, pero saqué la falda de la lavadora y se la di para que se la pusiera.

Obvio durante todo el evento el primogénito y el proveedor del hogar ni se asomaron a vernos porque quién sabe qué les fuera a tocar, así que bien calladitos se llevaron a la chamaca a la escuela mientras yo me quedé lavando trastes para desquitar mi estrés y reflexionar sobre lo ocurrido.

Me siento fatal, me choca que me pase esto, odio ser esa mamá gritona, pero hoy no lo pude evitar, hoy salió la Munramamá que llevo dentro y exploté. Pero hoy mismo encontré desahogo en contarles lo sucedido y prometo agarrar las riendas de nuevo e intentar con toda mis fuerzas ser mejor para ella. Tal vez y solo tal vez ya no falte tanto para que se terminen los berrinches de los terribles 2, 3… y no sé si 4. O tal vez mejore y aunque no se terminen yo los domine… No sé qué prefiero.

Actualización:

Salió de la escuela, se le veía muy feliz hasta que llegamos a la casa. Comer fue un suplicio, no quiso terminar la tarea, se puso loca para bañarse. En fin, no fue nuestro mejor día. Ya me voy de fiesta con mis amigas para olvidar (obvio necesitaba un pretexto).

Gracias por leer.