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#LaPeorMamá Los nuevos amigos
Foto de Archivo

¡Ay, no saben mi felicidad! Mis hijos ya tienen amigos.

Yo nunca, nunca me cambié de escuela. Pasé toda mi vida en la misma. Desde el kínder y hasta la prepa y por lo tanto jamás pasé por este momento de no tener amigos en la escuela.

Por supuesto que tuve muchos amigos a lo largo de la vida. Y como nos sucede a todos, un ciclo escolar tenía una mejor amiga y al que sigue otra. Pero realmente conocía a todos mis compañeros, a todos. Pasé con ellos (o con la mayoría) 15 años.

Pero mis hijos no han corrido con la misma suerte. Tienen unos padres medio nómadas. Así que han tenido que llegar a escuelas nuevas y hacer nuevos amigos en más de una ocasión.

Cuando nos fuimos de Querétaro a Monterrey, #minispeedy sufrió enormemente por dejar a sus amigos. Pasó extrañándolos por lo menos un ciclo escolar, pero por fortuna encontró otros amigos nuevos gracias a la convivencia.

En ese cambio #miniplausi pasó de la guardería al kínder, así que realmente el cambio de ciudad no fue tan significativo pues de cualquier forma hubiera tenido que pasar por esa adaptación. Y también hizo muy lindos amigos.

Tres años pasaron con esos amigos. Muchas aventuras y uno que otro amigo nuevo, puras sumas.

Y de pronto, cambio de nuevo a la CDMX. Todo bien pues toda la familia vive por acá pero el cambio de escuela implica cambio de amigos.

Dejar a los amigos regios les costó. Sin embargo, creo que el encierro durante la primera parte de la pandemia funcionó como un desapego y no fue tan fuerte la separación.

Entraron a escuela nueva, como todo mundo, a distancia. Y sin convivencia presencial hacer amistades no es nada sencillo.

– Mami, ¿cómo voy a poder hacer amigos si no puedo platicar con nadie?, comentaba mi hijo.

Y claro que tenía razón: entraban a Zoom, tomaban clase, salían de Zoom y ya. Así pasamos poco más de un mes.

Y hace una semana de pronto escucho a #minispeedy gritar:

– Mamá. ¡Hice un amigo! ¡Por fin tengo un amigo de mi nueva escuela! No puedo yo explicarles la felicidad que ví en su cara.

La maestra les dió un ratito para platicar por chat y se animó a preguntarle a otro de los niños nuevos en el colegio si le gustaba jugar videojuegos y de ahí surgió la amistad.

– Por favor dile a su mamá si nos podemos conectar a jugar.

Y yo, ni siquiera sabía quién era la mamá. Pero rápidamente me di a la tarea de encontrarla y logramos la comunicación. Dos días después ya estaba jugando en las tardes en línea con ese amigo y tres amigos nuevos más. Las nuevas playdates.

Todo fue felicidad hasta que la hermana se desbarató en llanto porque ella no había hecho ningún amigo. Pasamos toda una tarde en la depre pensando cómo podíamos hacer para tener amigos nuevos. Su decisión fue pedir la palabra al inicio de la clase y preguntarle a sus compañeros si querían ser sus amigos.

Así que al siguiente día, con toda la pena del mundo y conmigo atrás animándola pidió la palabra y muy valiente ella dijo:

– Oigan, ¿alguien quiere ser mi amigo?

Por fortuna todos los niños del salón y la maestra levantaron la mano. Todos al mismo tiempo gritaron “YOOOOOOOOO”. Y #miniplausi brincó, sí, brincó de felicidad.

Así que, contra y con ayuda de la tecnología ahora tenemos nuevos amigos, en escuela nueva aún en confinamiento.

Ahora yo propondré reunión con las mamás para hacer amigas nuevas también.

Gracias por leer.

#LaPeorMamá