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#LaPeorMamá: Intentando hacer amigas
Foto de Archivo

Seamos sinceras, cuando uno tiene hijos, sobre todo si los y las amigas aún no los tienen, se comienzan a abrir distancias.

Y es que no es fácil ni atractivo convivir con una mujer que antes enfiestaba jueves, viernes y sábado y de pronto se vuelve una fodonga despeinada con pants y olor a lechita cortada que solo se queja de no poder dormir. Lo entiendo.

Así pasa, algunas amistades lo superan y buscan la forma y otras no. No quiero decir que todas las amistades se rompan por los hijos pero pasa.

De pronto una se encuentra sola, sin saber a quien acercarse para contarle de su falta de sueño, pañales y problemas de pareja que surgen durante los primeros meses o años de sus hijos. Porque, no se hagan las sorprendidas, las peores crisis matrimoniales vienen con los hijos. Pero ese es tema para otro post.

La mejor amiga de antes, si aún no tiene estos temas presentes en su vida, tal vez no sea capaz de dar el mejor de los consejos y no porque no quiera sino porque ¿Qué carambas sabe ella de eso si en su vida no existe? ¡Qué flojera!

Es así como las nuevas mamás comienzan una búsqueda incansable de amigas nuevas que compartan los mismos intereses que en realidad se resumen en uno solo: los hijos.

En mi caso, tuve la bendición de pasar mi embarazo y primer año y medio de #minispeedy junto a unas amigas maravillosas, ahora comadres, que pasaban por lo mismo que yo prácticamente al mismo tiempo. Nuestros hijos se llevan meses, incluso días entre uno y otro. Y eso, eso me ayudó a sobrevivir.

Pero yo no contaba con que me mandarían a otra ciudad a vivir y aunque esa amistad va mucho más allá de las fronteras estatales, en ocasiones se complicaba coincidir así que igual empecé mi búsqueda.

La realidad es que conseguí amigas maravillosas a las que también adoro que se convirtieron en mi tribu. Esas a las que acudes en momentos de tristeza, desesperación y también en momentos felices. Total que así transcurrió el tiempo y cuando yo me sentía más tranquila que nada llegó el siguiente cambio se ciudad así que mi búsqueda comenzó nuevamente.

Tengo que aceptar que a mí no se me ha hecho tan complicado hacer amigas. Algunas son más amigas que otras, tampoco quiero pecar de presumida. Tengo amigas para todo. Para salir, para echar relajo, para llorar, para mentar madres, como todas creo yo.

Mi carácter me ayuda a encajar en muchos lugares y de verdad disfruto conocer gente. Pero hay personas a las que no se les facilita tanto esta parte de la vida y a veces me pregunto por qué. Y de pronto suceden cosas que te hacen pensar: “con razón”.

Señoras, todas tenemos el derecho de hacer y deshacer con nuestros hijos como mejor nos parezca. Todas tenemos derecho de pensar lo que queramos de otras mamás. Pero la prudencia, la prudencia es esencial.

Si uno quiere pertenecer a un grupo de mamás o hacerse amiga de alguien más, una tiene que hacer un esfuercito. El intentar aleccionar a otras mamás con respecto a sus decisiones es el enemigo numero uno de hacer amigas.

No le pidas a alguien que te invite a su casa a un play date para decirle lo mal que hace al darle edulcorantes a sus hijos. Y no estoy a favor o en contra, eso lo decide cada quien. Simplemente creo que mostrar respeto es indispensable para ser amiga de alguien. Son sus hijos, no los tuyos. A los tuyos dales lo que te de la gana.

Por favor eviten en la medida de lo posible llevar a sus hijos a casa de alguien e irse sin que ellos o en su defecto ustedes recojan todo lo que tiraron. Es horrible ser la anfitriona de niños con mamás que no les enseñan a recoger lo que sacan. Así no los van a volver a invitar. O cuando les toque a ustedes invitar probablemente les toque a ustedes recoger todo lo que los niños tiraron.

Muéstrense agradecidas. Cuando les ofrezcan algo de merendar a sus hijos, mínimo pregunten si alguien más quiere.

Seamos empáticas ante las situaciones que viven los prospectos de amigas si lo que buscamos es empatía ante las nuestras. Si juzgamos, ¿con qué cara exigimos que no opinen de nuestras decisiones?

Y no, no soy nadie para andar dándomelas de la mujer más amiguera, empática y demás. Mi trabajo me ha costado aprender a hacer amigas de cero, pero algo de experiencia he ganado. Solo quise contarles lo que he visto, vivido, leído o escuchado.

Tener amigas que se vuelvan redes de apoyo e incluso familia no es sencillo. Sí, una amiga debe aceptarte como eres, pero tú a ella también, no se nos olvide.

Gracias por leer

#LaPeorMamá