Sin querer, la plática con mis hijos sobre que soy adoptada surgió sin forzarla, de la forma más natural como siempre ha sido para mí
Hace unos días, una conocida me estaba mostrando el video de la boda de su hijo. Yo no tenía idea, su hijo se casó con un hombre.
Y mientras veía el video, mi hija de 7 estaba junto a mí viendo el video de la boda, porque igual que yo, ama las bodas.
– Mami. ¿Se casó con otro niño?
– Sí, corazón.
– Qué felices se ven, ¿verdad?
Y sí que se veían felices y por supuesto lloré con el video, estaba muy bonito y emotivo.
Al rato, después de que supongo lo pensó más me dijo:
– Oye, mami. El niño que se casó con el otro niño, si quiere tener hijos tiene que adoptarlos, ¿verdad?
– Pues sí. – Contestó el hermano. – Los hombres no pueden tener bebés.
– ¿Ustedes saben qué es adoptar?
– Pues sí. Que les dan un bebé para que sean sus papás.
La verdad es que yo nunca había tocado el tema de la adopción con ellos. Y me sorprendió que tuvieran el tema tan claro.
Yo tenía ya pendiente una plática con mis hijos hace tiempo y no había encontrado o buscado tal vez la oportunidad. Tenía ya tiempo queriendo contarles que soy adoptada y me pareció de pronto que el momento había llegado.
Así que aprovechando la plática y mis ganas les dije:
– Oigan. Yo llevo tiempo queriendo decirles algo.
– ¿Qué cosa?
– Bueno pues yo quiero contarles que yo soy adoptada.
De pronto se hizo silencio. Estábamos los 4 (niños, el marido y yo) acostados en la cama.
Voltee a ver al señor de la casa preguntándole con la mirada si había hecho bien en decirles.
– ¿En serio? – Me preguntó mi hijo mayor (9 años)
– ¿Me estás diciendo una broma? – Preguntó la chamaca (7 años).
– Claro que no. No es algo con lo que yo bromearía nunca.
– ¿O sea que tú no creciste en la panza de la abuela?
– No, amor. Yo crecí en su corazón.
– No lo puedo creer mami. Es algo que nunca imaginé.
En ese momento los dos me abrazaron muy fuerte.
– Quiero que sepan que yo estoy muy agradecida por los papás que Dios me mandó. Chinos y Jorge son los mejores papás que me pudieron haber tocado.
Mi hijo me veía con los ojos abiertos de par en par, mi hija soltaba una que otra lágrima no sé si de emoción, miedo o sorpresa. Y es que ella es así, como yo, lloramos por todo.
– ¿Tienen alguna duda? Pueden preguntarme lo que sea. Podemos platicar cualquier cosa.
– ¿Sí es en serio? – Me preguntó nuevamente mi hija.
– Sí. Es en serio.
Mi hijo, tan serio como es, solo me dijo que me amaba mucho y me agradeció por contarles.
Como comenté antes, este era un tema pendiente que tenía. Y sin querer la plática surgió sin forzarla, de la forma más natural como siempre ha sido para mí. Como siempre se manejó y habló en mi casa. Como debe tratarse la adopción.
No hay nada más importante en la familia que la confianza y la comunicación. Mi corazón está feliz y en paz con esta plática.
Aunque mi hija aún me pregunta si es verdad, creo que lo sigue asimilando.
Gracias por leer
#LaPeorMamá
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