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#LaPeorMamá El debut futbolístico de la princesa
Foto de Archivo

Tengo que confesar algo: este texto lo hago solo para mí. No lo hice con #minispeedy y me doy cuenta de que mi pésima memoria me juega muy malas pasadas. No me acuerdo cuando o cómo fue su primer partido de fut así que hoy les voy a “narrar” el primero de #miniplausi para que un día, si quiere, lea cómo fue su primer partido. Claro que me voy a meter en tremendos aprietos cuando alguien me pregunte por el suyo pero estoy segura de que fue muy parecido. Lo siento si me enfoco mucho en un jugador en particular pero es que mi hija es una crack, dicen todos los papás de sus hijos.

Después de 3 semanas de entrenamientos por fin llegó la noticia esperada:

  • ¡Esta semana tienes partido!

Todos nos emocionamos porque sería el debut de #miniplausi en el fútbol. Ella igual de emocionada por jugar un partido, aunque creo que en algún lugar de su cabecita ella aseguraba que su hermano era parte de su equipo. Con esa emoción se probó las espinilleras, y a pesar de ser la cosa más incómoda que usará en la vida después de un brasier con varillas; quiso ponérselas 3 horas antes de su partido. A las dos cosas se va a tener que acostumbrar.

Antes de su partido fue el de su hermano y durante todo el partido estuvo preguntando a qué hora entraba ella, por eso me di cuenta que pensaba que jugaban en el mismo equipo. Quisiera no contarles lo mal que le fue ese día al equipo de #minispeedy, pero es que aún no lo supero, nos golearon horrible… ni modo. A entrenar muchachitos.

Por fin llegó la hora del partido de la princesa con tacos. Entró de titular. Y que la ponen para dar la patada inicial. Pita el árbitro y… al igual que en la clase abierta de baile… quedose parada. Habrán pasado unos 5 minutos y la niña parada en el círculo central viendo a los niños correr como locos tras el balón. Por más que le dijimos ella no se movía, parecía que tenía una pata clavada al piso. De pronto se le acercó el entrenador (porque en esa categoría puede entrar a la cancha a sus anchas) y habló con ella. No sé que le dijo pero empezó a jugar.

Corría tras el balón cuando lo encontraba porque de pronto se le perdía y se quedaba parada viendo quien sabe a donde. Hasta que su papá o el entrenador o yo la regresábamos a la realidad y encontraba de nuevo el balón. Tuvo posesión del balón en varias ocasiones eh, no crean que ni lo tocó. Se llevó el balón en más de una ocasión hacia la portería correcta (lo cual es un gran logro en esta categoría) pero sus pases nunca fueron certeros o alguno más grande o habilidoso que ella se lo quitaba.

Yo tenía pensado reírme en ese partido pero no manchen me carcajeé todo el tiempo. Los chavitos de 3 y 4 años son la variedad jugando fut. A una compañera de nuestro equipo la tiraron y eso bastó para que sacara todo el nervio que traía del partido y llorara sin parar hasta que terminó, ya no quiso regresar a la cancha, la caída fue en el minuto 3. Los niños, todos, persiguen el balón sin saber si quiera a donde lo tienen que tirar incluso si ya salió de la cancha; imaginen 10 chamaquitos tratando de patear un balón atrás de la portería, ¡eso ya no cuenta! La figura del árbitro es nueva para ellos y por supuesto no le hacen caso para nada. Saque de manos, ¿que es eso? Y no les digo nada del tiro de esquina.

De pronto un chavito, ya no sé si de mi equipo o del contrario agarra el balón con las manos (aparentemente nadie le dijo que eso no se vale) y que se lo lleva porque “es mío”. Todo mundo convenciéndolo de que lo regresara para poder seguir jugando. Un niño que sí era de mi equipo enojadísimo porque le tenía que pasar el balón a sus compañeros o porque alguien se la quitaba porque “es mío”. O sea, lo de los niños de esa edad en definitiva no es compartir. Este último niño del que les platico pasó más o menos toda la segunda mitad llorando por lo mismo “quiero mi balón” y los pobres papás intentando explicarle que no era suyo y que fuera a jugar.

Tendrían que haber visto cuando cayó el primer gol. Fue en contra nuestra pero los niños lo festejaron como propio. Todos los niños festejaron el gol. Nadie les explicó que hay dos equipos ¿o cómo?

Nuestro portero. Ah nuestro portero. Le clavaron como 4 goles. Sinceramente no se cuánto quedamos pero una vez que entendió que su tarea era impedir que el balón entrara en su portería pfff apareció Jorge Campos. ¡Paró todas! Hasta los papás del otro equipo le aplaudían por pararlas y aquel desplegaba la cola de pavorreal cada que le echaban porras.

Perdimos, oh sí, tristemente perdimos. El lado positivo es que ningún niño del equipo se dio cuenta. Ellos salieron felices porque habían jugado. Todos menos la niña que no quiso jugar y el supuesto dueño del balón. Pero se les pasó el enojo cuando les regalaron un Gatorade.

Quiero decirles que mientras escribo esto me vuelvo a reír. Como les decía, estoy segura de que el primer partido de #minispeedy fue muy parecido y en retrospectiva me doy cuenta de que ninguna edad es corta para aprender cualquier deporte si hay constancia. Así empiezan los chiquitos sin saber casi ni que es un gol y ahora un niño de 6 años es capaz de burlarse a los contrarios, meter un gol de media cancha e identificar un fuera de lugar, lo cual es más complicado que hacer una raíz cuadrada a mano. Así que si a sus hijos o hijas chirris les gusta el fut o el beis o el basket o lo que sea, métanlos, nunca son demasiado pequeños, nunca.

Espero se hayan divertido tanto como yo o al menos un poco. Ya les contaré como nos va en los siguientes partidos.

Gracias por leer