Elecciones 2024
Elecciones 2024
#LaPeorMamá De regreso a la realidad
Foto de Archivo

¡Ah la vacación! ¡Qué rica estuvo la vacación!. Y miren que soy de esas mamás que prefieren a sus hijos en la escuela para tener tiempo para ella. Pero la vacación fuera de Monterrey, que es la ciudad en la que vivo, para irme a vivir prácticamente con todo y monstruos a casa de mis papás, ¡esas son unas vacaciones chidas!

Durante las vacaciones allá regresaron los duendes. Sí, esos duendes, que en este caso se llaman Marthita, que tienden camas y lavan ropa y un montón de otras cosas de las que yo, como buena ama de casa abnegada, hago como parte de la rutina diaria además de encargarme de los chamacos, tareas, clases, escuela, escribir para ustedes (o más bien para mí), dar cursos, dar clases y socializar.

Así que, sin afán de presumir demasiado lo que hice o dejé de hacer; dejaré el asunto en que gocé muchísimo el consentimiento de vivir en casa de mis papás. La neta, mis jefes son bien chidos conmigo y con sus nietos.

Pero todo termina en esta vida. ¡Todo!, así que ya estamos de regreso en tierras regias y vuelvo a ser yo la encargada del teje y maneje del hogar.

¡Quiero seguir de vacaciones!

Llevo ya cinco días de regreso y nada más no puedo lograr encancharme.

¿Por dónde empezar? ¿Cómo volver a arrancar con la rutina? Los niños aún no regresan a la escuela pero ya tenemos mil cosas que hacer.

Lavar ropa. A pesar de que los duendes lavaron prácticamente toda la ropa. como ustedes bien saben el bote de ropa sucia jamás se vacía. Así que mucha ropa que lavar.

Llenar el refri. El pobre tenía una mayonesa, unos huevos viejos, una salsa de soya y chocolates que llevan mil años ahí guardados. El súper fue como el que hice cuando llegué a vivir a mi depa después de casarme. Compré prácticamente todo.

Planear la comida del día. Ya se me había olvidado. Hay que cocinar todos los días. Pero cocinar no es lo que me agobia, sino la planeación. ¿Qué vamos a comer mañana, pasado mañana y el fin de semana? Perdí la práctica, eso ya me salía muy bien.

El trabajo del marido. Yo ya me había acostumbrado, primero, a que no estuvo como un mes, y después, a que también estaba de vacaciones. Ahora tiene que trabajar. ¡Qué aburrido! Aunque de eso depende mi beca, así que mejor que continúe en lo suyo. Pero cuesta reaprender a respetar que está todo el día en la casa, pero no está. Ah, sí, es que hace home office.

La levantada. Sigo de vacaciones pero no. Ya tengo muchas cosas que hacer, pero me siguen dando las 9 de la mañana dormida. Así no hay día que rinda. Apenas hago tres cosas y ya se me fue la mañana, y si a eso le sumamos que #miniplausi se levanta casi a las 11 y quiere hacer todo conmigo, pues solo da tiempo como de dos.

Lo anterior, por supuesto es la consecuencia de la hora de dormir, que si bien me va está siendo por ahí de las 11 de la noche para ellos, y como a las 12:30 para mí.

La cosa está tremenda. Y no encuentro como regresar al buen camino.

Tengo miedo de que llegue el domingo 25 de agosto en que nos tengamos que dormir temprano, o el lunes 26 de agosto en el que tengamos que levantarnos de madrugada. ¿Qué carambas vamos a hacer?

Mi idea hasta el momento es terminar de disfrutar y sufrir por una semana las consecuencias del destrampe total.

Ya les contaré cómo nos va con el regreso a la realidad.

Gracias por leer

#LaPeorMamá