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#LaPeorMamá Cada vez se parece más a su padre
Foto de Archivo

No sé si ustedes sepan, si hayan visto fotos, o si sean ignorantes de este tema, pero les voy a contar: solo serví de horno para hacer a mis hijos. Cualquiera podría decir que no son mis hijos, y yo solo lo sé porque los parí. Bueno, nacieron por cesárea pero creo que se usa el mismo verbo.

Los dos chinches chamacos son igualitos a su padre, a su abuela y a su bisabuela (paternas por supuesto). Desde el momento en que en mi borrachera anestésica los ví me sucedió lo mismo; vi en ellos a mi marido, lo cual puede ser súper romántico si lo piensan bien.

Pero en el caso de #minispeedy, no solo se parece físicamente. No señores, ese sacó todito de su papá. Su tranquilidad, su silencio analítico, su paciencia, su excelente memoria, su facilidad para el estudio y mil cosas hermosas más. Mi marido va a pensar que algo quiero de tantas y tantas flores que le ando echando; voy a pensar en algo.

Pero como todo en la vida, hay lados menos positivos. Y de uno de esos les voy a contar hoy.

Al marido le ocasiona mucha gracia la desgracia ajena. Me explico. El señor es serio, ríe discretamente ante los chistes y anécdotas, a veces ni parece que se ríe. Ah pero si se encuentra un video de alguien que se cae, no puedo explicarles el nivel de carcajadas que suelta. Tiene además de esa risa contagiosa que te hace reír aunque a ti no te cause gracia el chiste. Y eso es algo que siempre me ha molestado. ¿Por qué reírse del pobre wey que se partió la mauser cuando iba corriendo y se resbaló?

Igualito era mi suegro, o sea que se lo heredó. Pocas veces discutimos y esa es una de las razones que a mí me hacen reclamarle con ganas. A mi suegro también le reclamé varias veces lo mismo.

No te rías. ¡Pobre!

Y miren que soy cero amargada, creo. Soy súper simple, pero no me gusta que se burlen de esas cosas. A mí me gusta burlarme de mi desgracia, y de la ajena solo si la persona en cuestión se ríe de sí misma.

Pues para mi mala suerte, acábome de dar cuenta de que #minispeedy es igualito.

El otro día escucho esa risa descontrolada y me doy cuenta de que está viendo el señor un video en el celular. Video en el cual sale un niño de unos 2 o 3 años parado atrás de un señor que abre una puerta tipo cantinera, de esas que se regresan y abren y cierran mil veces hasta perder el momentum, y la suelta. Pues la puerta le da tremendo golpe al chavito en la cara. Y todavía le ponen música y repiten el golpe una y otra vez al ritmo de la música. Mi reacción:

¡Pobrecito!

Aquel no podía dejar de reír. #minispeedy al verlo tan divertido le dice:

A ver. ¿Qué ves?

Mi marido le enseña el video y de pronto, risa incontrolable igual a la del padre. Lo vió una y otra vez hasta llegar a las lágrimas de tanto reír.

¡Por Dios! Hasta en eso se parece a su padre. Al chamaco le causa gracia la desgracia ajena. ¡Estoy perdida!

Gracias por leer.