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La historia de una foto que impidió que un obispo fuera beato
Foto de La Stampa

Para Enrique Angelelli, los primeros meses de 1976 fueron unos de los más complicados puesto que desde 1968 era obispo de La Rioja y hubo una foto que usaron en su contra en el que le ve celebrando una misa con la bandera de Montoneros en el fondo.

Y es que más de 40 años después, a Angelelli se le acusa de promover la violencia así como de convocar a la lucha armada por esta imagen, misma que ha vuelto a aparecer en la prensa argentina y que se ha catalogado como la prueba de que no merecería ser reconocido como mártir y beato, durante una ceremonia ya programada para el 27 de abril de 2019.

Sin embargo, la verdadera historia no tiene mucho qué ver con esto. La imagen corresponde a una celebración que tuvo lugar el miércoles 7 de noviembre de 1973, durante la inauguración de una sala de primeros auxilios ubicada en el Barrio 4 de junio, al oeste de la ciudad de La Rioja. El episodio fue relatado por primera vez en la edición del 8 de noviembre del diario ‘El Independiente’. Allí, en primera plana, puede verse la figura del obispo celebrando la misa. Al aire libre, en el patio de la misma sala, acompañado vistosamente por jóvenes, familias e incluso niños. Muchos de ellos con vestidos cuidados, casi de gala.

Y aunque las palabras usadas por Angelelli durante la homilía fueron sugestivas, lejos de promover la confrontación, llamó a la unidad ya que, si no sabemos perdonar, no podemos salir al cruce del dolor. Fue enfático: “No levantemos las manos para condenar. Caminemos juntos. Nunca se edifica nada estable sobre la mentira y la difamación”. Luego, finalizada la misa, las instalaciones fueron bendecidas por el obispo.

Este fue un acto convocado por la Juventud Peronista y no por Montoneros. Estos últimos, se sabe, se dieron a la clandestinidad el 1 de mayo de 1974, tras un famoso altercado con el entonces presidente Juan Domingo Perón por el cual fueron echados de la Plaza de Mayo, en el centro de Buenos Aires, siendo acusados de “imberbes” por el propio mandatario.

Después de esto, Montoneros no era una organización proscripta y en muchas de las provincias argentinas era considerada como “la cenicienta de la liturgia peronista”.

Según explicó Enrique Martínez, actual obispo auxiliar de Santiago del Estero, diversos testimonios aseguran que, al iniciar aquella misa, Angelelli no se percató de la presencia del cartel a sus espaldas, colocado allí por algunos muchachos como expresión de su entusiasmo juvenil.

El obispo, al darse cuenta de la presencia de la bandera terminada la celebración, los llamó a un costado para recriminarles y reprenderles, “con caridad pero con firmeza” tratando de evitar problemas futuros.

No se equivocaba, porque aquella misma imagen fue usada en su contra menos de tres años después, en 1976, por el diario ‘El Sol’ que se convirtió en la punta de lanza de las acusaciones y los señalamientos contra el obispo.

Tras su muerte el 4 de agosto de 1976 en el kilómetro 1058 de la Ruta Nacional 38 (cercanías de la localidad de Punta de Llanos), se convirtió en la principal publicación defensora de la tesis del accidente automovilístico, que por años permaneció como una “verdad oficial”, de régimen.

Cinco meses antes de su asesinato, Angelelli fue blanco de una intensa campaña mediática, el periódico reportó su insistencia abierta en que “se pretendía complicar a la iglesia con la guerrilla”. Pero quiso desmentirlo republicando la famosa foto. Y lo cuestionó abiertamente por “olvidarse del cambio de la cruz por el emblema de Montoneros”.

En aquella época no era necesario presentar evidencias para complicar a un activista social o a un obispo, y dejarlo en la mira de los militares. Bastaba con hacer llegar informes difamadores a los centros de inteligencia para poner en marcha el mecanismo represivo. Como constató el Centro Tiempo Latinoamericano de Córdoba, una de las instituciones querellantes en el juicio contra los autores intelectuales del asesinato del obispo riojano: “En el Archivo de la Comisión de la Memoria de La Plata abundan escritos que endilgan vinculaciones del obispo Angelelli con la ‘subversión’, sin que en caso alguno estén respaldados en pruebas objetivas y documentadas. Pero fueron justamente esos informes maliciosos los que abonaron las mentes asesinas de los militares que ordenaron ejecutar el crimen”, precisó uno de sus informes.

Eso ocurrió con los otros mártires que serán declarados beatos el 27 de abril de 2019: el fraile argentino, Carlos de Dios Murias, el padre francés “fidei donum” Gabriel Longueville y un laico padre de familia, Wenceslao Perdernera. Todos ellos cercanos a Angelelli, torturados y asesinados en 1976, a distancia de pocas semanas uno del otro. Por eso el obispo sabía que su hora estaba cerca. Sobre todo, también, por la hostilidad que, en muchos ámbitos, se multiplicaba en su contra.

Los rumores y las acusaciones superficiales, en una sociedad dividida y polarizada, llegaron a hacer mella también entre ciertos sectores del propio catolicismo riojano, entusiasta de la dictadura y que mal aceptaba a su pastor. Provocaron, incluso, reacciones extemporáneas que dejaron en el desamparo o catalogaron como agitadores a muchos.

Con información de La Stampa