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La crítica del hombre criado por lobos a la sociedad
Foto de Internet

Marcos Rodríguez Pantoja, el español de 72 años conocido originalmente como el “Mowgli de Sierra Morena”, no oculta su resentimiento contra la sociedad moderna, tras haber pasado su infancia entre lobos, serpientes, pájaros y murciélagos.

Desde su casa en la provincia de Ourense, este hombre asegura que su infancia salvaje es la única vida feliz que recuerda. Tras haber vivido poco tiempo con un cabrero, que le enseñó a usar el fuego y fabricar utencilios, una loba, así como el resto de los animales salvajes, le enseñaron qué comer, cómo cazar y sobrevivir.

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Entrevistado por El País, el hombre asegura que nunca sintió tanto frío como en el mundo de los humanos, donde sufrió de incomprensión y abusos desde su descubrimiento por la Guardia Civil.

“Solo me envolvía los pies cuando me dolían por la nieve. Tenía unos callos tan grandes que para mí darle una patada a una piedra era como darle a una pelota”, comentó.

De vuelta en la sociedad, fue utilizado por la industria de la hostelería y albañilería, siendo hasta ahora que sus vecinos lo aceptan por normalidad, mientras que un grupo de defensa medioambiental recaba fondos para poder aislar la casa que habita y comprarle una caldera.

Rodríguez Pantoja, uno de los pocos casos conocidos de humanos criados entre animales, nació en 1946, muriendo su madre cuando tenía poco más de tres años. Poco después, se mudo con su padre a otra ciudad, siendo finalmente abandonado con un pastor cabrero a los siete años.

Rápidamente los animales tomaron el lugar de su familia, quien le enseñó a utilizar sus sonidos para comunicarse e incluso para llorar, pues “también los animales lloran”.

Marcos Rodríguez asegura que el hombre ha echado a perder el mundo y señaló que la sierra ya no es lo que era, y los animales ya no responden a él como en otras épocas.

“Notas que están ahí al lado, los oyes jadear, y se te ponen los pelos de punta… pero no es tan fácil verlos. Si hay lobos y los llamo, me van a contestar, pero no van a venir a mí, porque no me lavo con barro ni me visto con pieles. Huelo a las cosas de las personas, y me echo colonia”, lamentó.

Añadió que desde que volvió a la sociedad ha intentado escapar de ella muchas veces, sin embargo no es algo fácil de lograr.  “La sociedad es como una droga, por una cosa u otra te va atrapando”.

Con información de El País