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Inés Ramírez, la oaxaqueña que se hizo una cesárea con un cuchillo de cocina
Cuchillo. Foto de Louis Hansel / Unsplash

Luego de que en redes sociales se compartiera la historia de un médico que se hizo una cirugía a sí mismo, el doctor Alejandro Macías recordó la historia de Inés Ramírez, una mujer campesina de Oaxaca que se realizó una cesárea con un cuchillo de cocina.

El caso de Inés Ramírez Pérez se volvió mundialmente conocido en el 2000, tras practicarse el proceso quirúrgico sin conocimientos de medicina.

En marzo de ese año, la mujer embarazada se encontraba sola cuando inició labor de parto. Su marido no estaba presente en ese momento e Inés no pudo contactar a una comadrona que se ubicaba a unos 80 kilómetros de su casa en Río Talea.

Tras 12 horas de parto, la mujer bebió alcohol de botiquín para intentar calmar los dolores que le generaban las contracciones. Finalmente, tomó un cuchillo de cocina y cortó su piel por encima del estómago en diagonal hacia el ombligo.

Tras extraer al menor y cortar el cordón umbilical con unas tijeras, Inés se desmayó; al recuperar el conocimiento, se envolvió su abdomen y pidió a su otro hijo, que entonces tenía seis años, que buscara ayuda.

Al sitio se presentó un doctor identificado como R. Valle, quien encontró a la mujer despierta junto con su bebé.

El médico del hospital Doctor Manuel Velasco Suárez procedió a suturar la herida, que medía unos 17 centímetros, y posteriormente trasladó a la mujer al centro médico.

Los obstetras del nosocomio examinaron a Inés y determinaron que tanto la madre como el bebé se encontraban en buena condición.

Este caso representa la decisión inusual y extraordinaria de una mujer que al verse incapaz de dar a luz de forma espontánea y no tener recursos o ayuda médica, decidió hacerse una cesárea ella misma”, comentó Valle a la BBC.

Hasta el momento, se presume que es el único caso de una mujer que se realiza una cesárea a sí misma sin conocimiento médico previo.

Expertos comentaron que la mujer tuvo suerte de no dañar algún órgano vital ni de lastimarse los intestinos. Tampoco hubo consecuencias por la ingesta de alcohol isopropílico.

Ya no podía pararme el dolor, si mi bebé moría, entonces decidiría que yo tendría que morir también. Pero si él crecía, yo lo vería crecer, pensé que Dios salvaría ambas vidas” expresó Inés en una entrevista.

Con información de López-Dóriga Digital